NOSTALGIA

Sophia Loren: la sensualidad a través de la pasta y el aceite de oliva virgen

Sophia Loren lleva toda la vida defendiendo la pasta y el aceite de oliva como sus ‘secretos’ de belleza fundamentales. Sin embargo, lo que realmente esconde es una autoestima a prueba de balas y el haberse sabido querer en todas las fases de su vida
Sophia Loren
Sophia Loren‘Collage’: Óscar Germade. Foto: Getty Images.

Como muchas otras estrellas de su generación (Claudia Cardinale, Brigitte Bardot, Jayne Mansfield…) Sophia Loren se sirvió su seductora anatomía para iniciar su carrera cinematográfica. Nacida en 1934, para cuando tenía 16 años ya había ganado los títulos de belleza de Princesa del Mar (1949), Sirena del Adriático y Señorita Elegancia (en el certamen de Miss Italia; ambas en 1950). En el receso de uno de esos rutilantes concursos, a los que su madre la llevaba para ver si conseguían salir de la miseria, el productor Carlo Ponti (que posteriormente se convertiría en su marido y padre de sus dos hijos), dos decenios mayor que ella, se fijó en sus curvas y le ayudó a iniciarse en la actuación. Primero con telenovelas, luego con papeles pequeños en el cine. En 1954 Sophia ya estaba trabajando a las órdenes de Vittorio de Sica en L'Oro di Napoli. ("Sin De Sica nunca me hubiera convertido en lo que soy. Nunca hubiera encontrado mi propia voz", confesaría años más tarde la actriz, que participó en más de una decena de cintas con el director).Tres años más tarde daría el salto a Hollywood, acompañando a Cary Grant en Orgullo y pasión.

Antes de convertirse en estrella internacional, hubo algunos fotógrafos que la invitaron a llevar a cabo alguna intervención estética para adaptarse (un poco más) a los cánones de la época. “Imposible de fotografiar”, la definían. “Su cara es muy pequeña, su boca es muy grande y su nariz es demasiado larga”. Ella jamás quiso pasar por el quirófano. Y lo defendía incluso años después. “Sé muy bien que mi belleza es el resultado de combinar un montón de irregularidades en un solo rostro, mi rostro. Gane o pierda, será en la versión original”.

A diferencia de otras colegas de profesión, Sophia rápidamente intentó que su deslumbrante físico (caderas prominentes, cintura estrecha, escote generoso, rostro mediterráneo, mirada penetrante…) no hiciese sombra a su talento interpretativo. No quería ser la típica italiana despampanante que deja a todos boquiabiertos con solo entrar por la puerta. No solo eso, al menos. Su ambición pasaba por triunfar en el drama, como había hecho Ana Magnani. En 1960 dio sus sueños por cumplidos tras el estreno de La ciociara (Vittorio de Sica), en la que interpretaba a una madre ultrajada y que le valió un buen puñado de premios: desde el festival de Cannes hasta los Oscar (el primero, por cierto, que dieron a una actriz tras presentar una cinta de habla no inglesa; la siguiente sería Marion Cotillard).

Desde su salto a la fama, la Loren se convirtió en perfecta embajadora italiana. De hecho, siempre que ha tenido ocasión, ha comentado que usa el aceite de oliva en muchos de sus cuidados de belleza: desde otorgar brillo a su pelo usándolo como mascarilla hasta darse largos baños con unas gotitas ("lo que quepa en un tapón", explicó una vez) para suavizar la piel y darle más luminosidad, pasando por incluir siempre dos cucharadas en sus comidas, idealmente pasta. Como embajadora italiana de buena voluntad, siempre ha defendido la pasta como el plato perfecto para hacer feliz a cualquiera, y así lo explicó en sus dos recetarios (publicados en los setenta y los noventa, respectivamente). En una entrevista con The Times aseguraba que su secreto antiedad era “el amor por la vida, los espaguetis y el baño en aceite de oliva virgen. Todo lo que tengo, se lo debo a los espaguetis”. Años después, en 2009, ya pasados los setenta, confesaría que había limitado su ingesta. “Ahora son solo pequeñas porciones. Ya no tomo mucha pasta, ni dulces (que me encantan). Tengo un poco de cuidado (tampoco mucho) para no ganar peso”. 

Además de sus libros de recetas, publicó en 1984 un volumen con consejos de belleza (cuatro años antes había lanzado su propio perfume de la mano de Coty). En Women & Beauty, un ejemplar muy popular en las casas italoamericanas de los ochenta (y ahora difícil de encontrar en el mercado de segunda mano), insistía en lo importante que le parecía realzar el maquillaje en los ojos, así como mantener un correcto peinado siempre (su voluminosa melena pelirroja, que en muchas ocasiones era una peluca, la ha acompañado durante gran parte de su carrera). Pero no solo hablaba de cuidados físicos, ya anticipaba los que ahora incluímos en la categoría wellness: “La belleza es cómo te sientes por dentro, y se refleja en los ojos. También es encanto, imaginación, sabiduría y talento. La belleza es un pack completo. Y está en todas las mujeres. Solo necesitas aprender cómo descubrirla y mostrársela al mundo”. 

Dos años después de que Tom Hanks se arrodillara frente a ella, justo después de conocerla, y le espetase eso de "Señorita Loren, es usted la mujer más bella que he visto en mi vida", la italiana participó en el musical Nine (2009) y dio una entrevista a Jane Gordon para The Daily Mail que dejó cautivada a la entrevistadora (en el texto se alaba desde su largo cuello, a su compostura, pasando por la calidez que emana la actriz). La Loren acabó de seducir a la periodista alegando que rara vez está de mal humor. Que el optimismo es parte fundamental de su vida: “Siempre me levanto temprano y salto de la cama (a veces sin que me apetezca, porque uno siempre puede encontrar una excusa para no practicar ejercicio) y camino durante una hora. Según doy la vuelta al parque, pienso: ‘Quizá a la vuelta de la esquina encuentre algo bello’. Siempre pienso en positivo”. 

Desde entonces, salvando aquella campaña que hizo con Dolce & Gabbana cuando crearon un labial ad hoc para ella, llamado Sophia Loren nº1 (2015), solo ha vuelto a ponerse frente a las cámaras a las órdenes de su hijo, Edoardo Ponti, para el que las pasadas navidades se convirtió en la férrea y carismática Madame Rosa de La vida por delante (una adaptación cinematográfica, a la italiana, del clásico de Romain Gary La vida ante sí). “Amo trabajar con mi madre, que casualmente es una actriz increíble. Y lo que más amo es poder presentarla del modo en que yo la veo. Poder presentarla al mundo a través de mis ojos, darle al mundo la versión más completa de Sophia… No de Sophia, el icono, que se escribe con ‘ph’, sino de Sofia, la madre, la mujer, la actriz, la artista que se escribe con ‘f’”, decía su hijo a Deadline durante la promoción de la película, estrenada directamente en Netflix

“Las cosas no cambian demasiado. El cuerpo cambia, pero la mente no”, decía ella a The Guardian con motivo de la promoción de la misma cinta. También alegaba que por supuesto, a lo largo de su carrera había dudado de sí misma y se había sentido perdida. “Bueno, a veces. Pero entonces, me digo: ‘Cállate. Sé fuerte. Sigue andando e inténtalo. A veces cometes errores y a veces ganas. Yo he cometido errores. Y aún así he ganado”, espetaba al otro lado del Zoom. Aún así, su arrojo y energía han servido de inspiración a muchas mujeres a lo largo del globo. Que se lo digan a Nancy 'Vincenza' Kukik, la italoestadounidense que protagoniza ¿Qué haría Sophia Loren?, un documental recientemente estrenado en Netflix en el que explica que toda su vida ha tenido a la actriz como modelo a seguir. Por supuesto, la Loren también participa, llenando de humor y calidez la escena ("¿demasiado escote?", sugiere, picante, en un momento de la grabación). Como dijo aquel cardinal del Vaticano que condenaba la idea de la clonación humana: Sophia Loren sería la excepción.

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