Campeón de esquí y futuro ingeniero: así es el hijo mayor de Valeria Mazza

Balthazar, de 20 años y quien ha heredado la belleza de la modelo argentina, podría ser modelo, pero él prefiere centrarse en sus estudios de Ingeniería.

Balthazar con su madre, Valeria Mazza.

D.R.

Las supermodelos de los años 90 marcaron una época y, sin duda, una de las más conocidas fue Valeria Mazza (47). La top argentina desfiló para los más famosos diseñadores, posó para las revistas de moda más destacadas y, poco a poco, fue encaminando su carrera hacia el mundo de la televisión, triunfando como presentadora tanto en su país como en Italia.

Sin duda, uno de los grandes éxitos a nivel personal de Valeria ha sido formar una familia al lado de Alejandro Gravier (57), empresario y hoy su mánager, con el que se casó en 1998 y con quien ha tenido a sus cuatro hijos: Balthazar (20), Tiziano (17), Benicio (14) y la pequeña Taína (11).

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El mayor ya es considerado todo un galán en Argentina, lugar en el que los Gravier-Mazza han establecido su hogar. A sus 20 años, Balthazar, que ha heredado la percha de su padre y el pelo rubio y los ojos de su madre y mide casi 190 cm, es un joven atractivo que centra muchas de las noticias en los medios argentinos. El niño venía al mundo apenas un año más tarde del enlace matrimonial de sus padres en Buenos Aires.

Tanto Balthazar como sus hermanos se han criado en Argentina y siempre han contado con el amor de sus padres, pese a sus continuos viajes por motivos laborales. En el año 2017, el joven ingresaba en el ITBA, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires, una universidad privada, para iniciar sus estudios de Ingeniería Industrial. Buen estudiante, responsable y siempre sonriente, como su madre lo define, Balthazar empezó este año su tercer curso en la facultad.

Todo un campeón de esquí alpino

Balthazar es un deportista de éxito. Con apenas tres años, sus padres lo apuntaron a clases de esquí durante las vacaciones en Bariloche, en el sur de Argentina. Y es que la familia siempre ha preferido la nieve a la playa para sus vacaciones. Él mismo ha contado que siempre agradecerá a sus padres que tanto a él como a sus hermanos los inscribieran en grupos de esquí porque les ayudó mucho a ser responsables y a conocer a gente nueva. “Papá esquía mejor que mamá”, decía bromeando el joven en un medio argentino en 2018, “se lanza más que ella y ella lo sabe. Aunque los hijos somos los que mejor lo hacemos”, añadía en tono jocoso.

Con ocho años participó en su primera carrera y, aunque el niño no sabía muy bien a lo que iba, la ganó. A partir de ahí, fue obteniendo más y más éxitos en el deporte blanco, siendo integrante en equipos de cadetes, hasta que en 2016 se incorporaba al equipo argentino de esquí alpino de FASA (Federación Argentina de Ski y Andinismo), una modalidad en la que hay que realizar descensos en el menor tiempo posible por trazados sinuosos marcados con banderines. Balthazar ha participado en diferentes competiciones con la Federación Internacional de Ski tanto en Argentina como en Chile y en Europa.

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Además, como integrante del equipo nacional también ha participado dos años consecutivos en el Mundial junior (en Sochi, Rusia, en 2016, y en Are, Suecia, en 2017). En 2018, sufrió varias lesiones en la rodilla y el hombro, pero ha seguido esquiando mientras compagina su pasión por el deporte blanco con los estudios universitarios. Suele disfrutar de esta disciplina en Ushuaia (Argentina,) pero también en Madonna di Campiglio, una de las estaciones de esquí más famosas y exclusivas de Italia, país en el que su madre ha trabajado muchos años y donde ha pasado largas temporadas. En total, el hijo mayor de la modelo ha ganado unas 15 medallas en copas del mundo.

Apasionado del rugby

Además de la afición por el esquí que le ha reportado numerosas alegrías, desde muy pequeño, Balthazar es fanático del fútbol y del rugby. De hecho, jugó en las categorías inferiores del SIC, un club de rugby y hockey de San Isidro, uno de los barrios más exclusivos del norte de la ciudad de Buenos Aires y donde entrenan los hijos de muchos famosos y personajes adinerados de la capital argentina.

Por lo demás, el joven veinteañero prefiere una vida tranquila y de perfil bajo, alejado de la fama de su conocida madre. Adora a sus hermanos –Tiziano es otro crac del esquí y ya ha ganado numerosos torneos y Benicio es un apasionado del surf–, pero se le cae la baba con la peque de la casa, Taína, a la que regala todos sus besos y mimos. En su país ha acompañado a su madre a algunos actos, como un torneo de golf, y junto a su padre y sus hermanos están siempre al lado de Valeria en momentos importantes, como cuando le entregaron el premio Martín Fierro de la Moda el pasado octubre.

En sus redes sociales no es demasiado activo y apenas le hemos visto en algunos eventos públicos junto a sus padres, como este pasado verano en la Starlite Gala, donde Valeria era de nuevo la presentadora. Eso sí, cada año, cuando Valeria y Alejandro aterrizan en agosto en Marbella para disfrutar de algún concierto en el Festival Starlite, de la gastronomía y de sus clases de tenis, Balthazar suele acompañarlos aunque manteniéndose siempre en un discreto segundo plano junto a sus hermanos pequeños.