Sophia Loren: 5 destinos inmortalizados en sus películas para unas vacaciones de cine
Cinco destinos de cine para unas vacaciones à la Loren
Sophia Loren, nacida Sofia Costanza Brigida Villani Scicolone, necesita poca presentación. Leyenda del cine italiano en el mundo, icono de una belleza con carácter y también de un talento sin límites, Loren nació en Roma, pero se crió en Pozzuoli, Nápoles. Han sido muchos los que la han comparado con la tierra en la que creció; no es de extrañar, ambas poseen un encanto enigmático, exhuberante, enorme. Como su capacidad para trasladar pasión y corazón a papeles inolvidables, muy a menudo de la mano de directores también símbolos de un cine eterno y mítico.
La magia de Hydra
Y míticas son también muchas de las localizaciones donde transcurren algunas de las películas más famosas que protagonizó Sophia. Un ejemplo es La sirena y el delfín, una película de 1957 dirigida por Jean Negulesco y basada en una novela de David Divine. Para los exteriores, la película se rodó en las islas Sarónicas, especialmente en Hydra, pero también en Atenas y en el monasterio de Meteora. Hydra, un plató perfecto, se considera hoy el Portofino de las islas griegas, vivida a la vez como un foco cultural amado por la clase dirigente y como refugio de artistas.
"Hydra es uno de los lugares más bellos del mundo. Lo recuerdo con mucha, mucha alegría. Para mí fue el momento de empezar en el cine americano, también comenzó la historia de amor con mi marido. Fue una época hermosa y eufórica. Nunca olvidaré Hydra". La pequeña isla no solo robó el corazón a Loren: Leonard Cohen, el cantautor, poeta y compositor canadiense, se trasladó allí en los años 60 para disfrutar de ese paraíso durante casi diez años.
¿Y qué hay de Sorrento?
El año 1955 marcó un vínculo indisoluble entre el director Dino Risi, Sorrento y Loren (ciudadana honoraria de la localidad). El maestro eligió el estupendo escenario de la península sorrentina para rodar lo que más tarde se revelaría como uno de sus mayores éxitos cinematográficos: Pan, amor y..., el tercer "episodio" tras Pan, amor y fantasia y Pan, amor y celos, de Comencini. Y fue precisamente en Sorrento donde Loren pudo probar suerte en el papel de doña Sofia, la pescadera que enamora al brigada Carotenuto (Vittorio De Sica). En este cortejo, De Sica y Loren bailan un mambo que se convirtió en símbolo de la comedia italiana de los años 50, y contribuyó a hacer famoso el mambo italiano en todo el mundo. Algunas de las partes más bellas de la ciudad, quedan reflejadas en la película: el palacio en el que doña Sofia decide vivir sigue existiendo hoy en día en Via Sopra le Mura, en la Marina Piccola de Sorrento, también Bagni della Regina Giovanna, una especie de piscina natural entre las rocas de Puolo, una aldea a medio camino entre Sorrento y Massa Lubrense. El clásico también muestra la hermosa residencia aristocrática diseñada por los Vanvitelli, Villa Giuseppina en Meta di Sorrento, también conocida como Villa Cosenza, construida en 1739.
En El oro de Nápoles, Loren fue dirigida por De Sica, interpreta a una cocinera seductora, que traiciona a su marido, con las calles de la parte antigua del barrio Materdei como fondo. Via Materdei, Via Sant'Agostino degli Scalzi, y la iglesia de Sant'Agostino degli Scalzi, retratada en su belleza antes del terremoto, son claramente visibles en la película. Otro film inolvidable rodada en Nápoles es Matrimonio a la italiana, protagonizada por Marcello Mastroianni, y de nuevo dirigida por De Sica.
La perla del desierto
Muchos no saben que Libia también fue un plató para la bella Loren. Aquí, de hecho, se rodó Arenas de la muerte, la película dirigida por Henry Hathaway que protagonizó junto a John Wayne. Uno de los lugares elegidos fue Ghadames, también llamada “la perla del Sáhara”, un oasis milenario de casitas encaladas en la inmensidad del desierto. La antigua Leptis Magna, una colonia del siglo VII a.C. cerca de Trípoli, también aparece en el rodaje, al igual que Timgad, en Argelia. La ciudad donde se ambienta Tombuctú, fue Zliten, al este de Trípoli. La actriz quedó embelesada por la magnificencia del lugar: "Solo cuando vi el desierto me di cuenta de lo importante que era para nuestra película", declaró al diario Época, en 1957.
Siempre Capri
Corría el año 1960, y el mundo entero descubría la belleza de la costa e islas de Italia. Los primeros en querer aprovechar semejante escenario fueron los directores y actores de Hollywood, que acudieron en masa a Capri: Greta Garbo, Liz Taylor y Rita Hayworth eran asiduas y se retratan en sus callejuelas y lugares de culto. La isla también se convirtió en el plató ideal de varias películas con actores tanto internacionales como locales. Entre ellas, Sophia, que rueda aquí Capri una divertida comedia con Clarke Gable y Vittorio De Sica dirigida por Melville Shavelson. El reparto es estelar y, por supuesto, también lo es la localización.
Loren, que por aquel entonces tenía 25 años, está perfecta en el papel de Lucía, la tía de un niño al que su tío americano quiere llevarse para darle una educación internacional. Pero todo cambiará cuando este abogado, pelín estirado, llegue a la isla, tan protagonista como Loren. El puerto de Marina Grande, la histórica Piazzetta y la Grotta Azzurra, donde Gable y Loren se zambullen desde la barca de remos para bañarse sin ser molestados, son localizaciones dignas de un Oscar. ¿Y quién puede olvidar a Sophia cantando Tu vuò fà l'americano ?
Una nueva Sophia
Y por último, los valles de Comacchio, protagonistas de La chica del río, película de 1955 dirigida por Mario Soldati y producida por Carlo Ponti. Aquí, Loren se convierte en Nives, una trabajadora que adoba anguilas. Podría parecer el clásico personaje femenino de modales suaves domesticado por la vida, pero en realidad es una figura valiente y decidida.
Todos los exteriores se rodaron en los valles y en la zona de Lido di Volano. Dentro de la Azienda Valli di Comacchio, la actual Manifattura dei Marinati, es donde trabaja Nives. La casita donde vive el personaje aún existe y se encuentra en Taglio della Falce. El delta del Po, el Lido di Volano y los cañaverales de Pila en Porto Tolle quedaron inmortalizados, junto con los ciudadanos de a pie que participaron como extras, en el film que dio lugar al nacimiento de Sophia Loren como actriz dramática.