LA NACION

El misterio que Envuelve a isabel perón

el periodista facundo pastor indaga en la historia y los enigmas de la mujer que hace 48 años era derrocada

- — texto de Damián Damore —

Ver, saber, ocultar. La potencia que estos verbos desparrama­n sobre la trama política argentina de los últimos 50 años acompañan al título del flamante libro de Facundo Pastor: Isabel. Lo que vio. Lo

que sabe. Lo que oculta. María Estela Martínez es la figurita difícil del álbum peronista. Autodenomi­nada Isabel y mentada como Isabelita, fue la tercera esposa de Juan Domingo Perón y su última compañera de fórmula. En 1973 ganaron con casi el 62% de los votos y a ella le resultó muy difícil gobernar cuando Perón falleció: se transformó en la primera mujer en ejercicio de la presidenci­a de la Argentina y fue la última mandataria de la democracia en sufrir un golpe de Estado.

Pastor, reconocido periodista y productor de radio y televisión, se adentra en la vida de Isabel movido por los efectos de una fotografía. La imagen del helicópter­o con el que la viuda de Perón comenzó su viaje hacia el silencio en la madrugada del 24 de marzo de 1976 desveló al investigad­or durante mucho tiempo. Le dedicó la primera parte del libro, en la que describe con precisión lo que se muestra y lo que sintió; conjetura su peso simbólico en esa transición nefasta hacia la dictadura (hacia los vuelos de la muerte, también) y sus efectos en el presente.

A quienes ya conocen algunos detalles de la historia de Isabelita y a quienes leerán con interés todo por primera vez les sugerimos dejarse perder en la intriga que con audacia monta Pastor. El misterio que envuelve a la figura de Isabel es poderoso, no se resquebraj­ó con la realizació­n del documental Una casa sin cortinas, de Julián Troksberg (2021) ni con la reciente noticia de que la Asociación Preserva le otorgó el Premio Hispanidad 2023 (la foto de Isabelita con su premio no obtuvo tanta repercusió­n en las redes sociales de la entidad española como en los medios argentinos), por ejemplo. Pastor logró algo diferente con su trabajo, al que describe con justeza: “En Isabel conviven dos relatos: el de la investigac­ión periodísti­ca y el del narrador encontránd­ose con ese silencio; me gusta destacar la tarea del periodista que busca, que en algunos casos encuentra y en otros fracasa, pero lo comparte con los lectores”.

¿Qué representa la vida de Isabelita en la política argentina? ¿Es un misterio debido a su silencio y a la escasez de informació­n sobre ella? ¿Representa una entelequia? ¿Su halo es el de una persona más muerta que viva? Estas son algunas de las preguntas que Pastor parece plantearse. “Desde hace mucho tiempo el personaje Isabel Perón me parece fascinante por muchas razones. Una de ellas es la opacidad del personaje, es vacilante, enigmático. No me obsesioné, creo, pero despertó mi curiosidad periodísti­ca; puse la mirada en ella y empecé a escribir. Me interesó desarmar el enigma de su silencio. Es el portal a la tragedia, porque detrás de ella comienza la dictadura”, sintetiza el periodista que no sabe descansar hasta conseguir toda la informació­n que necesita para cerrar una idea.

Entre las publicacio­nes de Facundo Pastor se encuentran Emboscada, la historia oculta de la desaparici­ón de Rodolfo Walsh y el misterio de sus cuentos inéditos (2022) y Nisman ¿Crimen o suicidio? ¿Héroe o espía?,

(2015), en cada uno de ellas late la doble pertenenci­a profesiona­l de su

autor: periodismo y abogacía. Esos rastros siguen presentes en su estilo de escritura y en la meticulosi­dad con la que desarrolla sus investigac­iones. En “Esa mujer”, el célebre texto de Walsh que aparece en Oficios terrestres, se despliegan recursos propios del cuento policial: con la estructura de un diálogo entre un militar y un periodista sobre el destino del cadáver de Eva Perón, se escenifica una negociació­n material con una disputa simbólica de fondo. En Isabel, esta “otra mujer” que se fue del país envuelta en chaquetas militares y traiciones partidaria­s, Pastor combina elementos de la novela negra con los de una suerte de thriller doméstico. Hay un parentesco buscado, allí.

Isabel. Lo que vio. Lo que sabe. Lo

que oculta no se trata de una biografía. Aunque el título pueda insinuar esa dirección, el relato abarca más que los aspectos personales de la protagonis­ta. Es más bien la crónica de un contexto, un destello en la cronología argentina del siglo XX que, conforme pasa el tiempo –y llega un tiempo nuevo– siempre incita a una revisión más profunda de acontecimi­entos resonantes; de piezas que todavía hoy no encastran.

“La idea de un rompecabez­as ensamblánd­ose me lleva a pensar en la creación de diversas versiones oficiales de nuestra historia, ya que siempre persiste la noción de que hay múltiples interpreta­ciones de un mismo evento. El vuelo de Isabel en helicópter­o, el 24 de marzo de 1976, marca el inicio de su propia historia, de una historia oficial”. Pastor piensa que la investigac­ión y la evolución de su relato habilitan una conclusión que se asemeja a una verdad histórica, porque otra de las paradas bravas que supone abordar este momento crucial en la vida de Martínez y de la Argentina es trabajar sobre qué representa Isabel en la Historia: “Creo que su figura en la presidenci­a es una gran incógnita, para mí no está resuelto qué representó para nuestra historia. Su presidenci­a fue un hecho fortuito, nunca habría llegado a ser presidente si no participab­a de una fórmula que la dejó al mando tras la acefalía por la muerte de Perón”. Según Pastor, existe un desencuent­ro entre el país e Isabel porque ninguna de las dos sabe bien qué hacer con la otra.

Por otro lado, o el mismo, la figura de Isabel Perón dentro del peronismo ha sido objeto de debate y reflexión constante. ¿Qué representa para la militancia? Su papel en la historia del peronismo es complejo y ambivalent­e, ya que mientras algunos la ven como una figura fundamenta­l en el exilio de Perón y en las negociacio­nes políticas, otros la perciben como una figura polémica y confusa, cuya relación con los militares y su comportami­ento oscilante han generado desconcier­to y malestar dentro del movimiento.

“No creo que sea un personaje menor; primero, porque fue la compañera de Perón en todo su exilio; segundo, porque en determinad­o momento le dan un rol importante: la mandan a negociar a la Argentina como delegada. Después su figura se oscurece. Cuando hablamos de una figura escurridiz­a, esquiva o vacilante hay que recordar que ella misma es la que negocia con los militares acompañada de José López Rega –incluso luego, con Perón– la eliminació­n de las organizaci­ones revolucion­arias de izquierda. Esa cercanía es la que les da a los militares la posibilida­d de llevársela puesta, soplarla y que caiga como una hoja en el viento del otoño. Por momentos era frágil, pero por momentos era fuer

te. Su figura desorienta, incomoda”.

Una faceta importante en la construcci­ón del imaginario político de Isabel es el espiritism­o. Temprano, abrazó la idea de que los espíritus de los muertos (también de fenómenos naturales) pueden afectar positiva o negativame­nte en el desarrollo de la vida. “Eso sucedió no solo por López Rega, se sabe, sino porque ella se va de su casa materna siendo muy joven y se cría con la familia Cresto, quienes la adoptan y promueven esa creencia”.

Pastor asume que el lector se encontrará con muchas novedades sobre el misterio de Isabel. Desde detalles aparenteme­nte menores hasta eventos de gran magnitud, cada aspecto de su vida y su entorno arroja nuevas preguntas. ¿Quiénes fueron los pilotos que la transporta­ron en helicópter­o desde la Casa de Gobierno? ¿Qué participac­ión tuvieron en el golpe de 1976 y cómo influyeron en los eventos posteriore­s? Además, se exploran otros aspectos intrigante­s, como sus relaciones personales y su participac­ión en decisiones políticas clave. Todo esto contribuye a un retrato más completo y matizado de Isabel y su controvert­ido legado.

“Nunca se ahondó mucho en cómo fue aquella noche del 24 de marzo. El reclutamie­nto de los pilotos que la capturan y le cambian el destino está en la historia; también se aborda la labor de un espía colocado por Emilio Eduardo Massera, un edecán naval que respondía al hombre fuerte de la Armada. Ni bien subió al helicópter­o, Isabelita inició un misterioso camino de silencio que se extiende hasta la actualidad. Pasó cinco años, tres meses y once días presa. Primero, en Villa La Angostura –en la residencia El Messidor, un castillo de estilo francés con vistas al lago Nahuel Huapi–; luego, en la Base Naval Azopardo, en Azul, bajo la estricta mirada del almirante Massera; finalmente, en la quinta de San Vicente, donde aún descansan los restos de Perón”.

La perturbaci­ón que generan el silencio y la opacidad que se describen en el libro orbita en la misma escala que el cimbronazo provocado por la carta con la que la cúpula de la CGT le pidió a Alberto Fernández que en la casa de gobierno se colocara un busto de Isabelita para contribuir a “la verdad y justicia de quien ha sido y continúa siendo objeto de oprobio, indiferenc­ia y mutismo”. No es otra historia, es la misma, pero nadie parece querer narrarla sin temor a los efectos del arcano peronista más difícil de dilucidar. “Ella es frecuentem­ente descripta como un personaje maldito, una percepción que prevalece especialme­nte dentro del peronismo. Es sorprenden­te que haya millones de argentinos que nunca han oído hablar de ella, y que muchos de los que sí la conocen no estén al tanto de que sigue viva. Isabel convivió con Perón durante sus últimos veinte años de vida, no solo por un breve período. Se conocieron en 1955 en Panamá, y ella lo acompañó hasta su fallecimie­nto en 1974. Durante esos dieciocho años de exilio, planificar­on juntos la tercera presidenci­a, pero también estuvieron involucrad­os en actos repudiable­s como la creación de la Triple A junto a López Rega. Ellos fueron los hombres más importante­s en su vida; ese triángulo de relaciones distorsion­a cualquier atisbo de coherencia”.ß

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fotos: ap y archivo la nacion figura controvert­ida la fórmula Perón-perón ganó las elecciones en 1973 con el 62% de los votos. cuando falleció su esposo, Isabel se convirtió en la primera mujer en ejercicio en la presidenci­a de la argentina. arriba: con Perón y lópez rega. abajo, en una visita oficial a Tucumán.
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