El punto de partida es la relación que Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 – Burdeos, 1828) mantuvo con su amigo Martín Zapater cuando viajó de Zaragoza a Madrid. A partir de ahí, se organiza esta muestra que repasa su figura y obra durante los años de su consolidación como brillante pintor de la corte para los reyes Carlos III y Carlos IV, a partir de algunas de sus obras más reconocidas procedentes del Museo del Prado.
Tras sus años de formación en Zaragoza e Italia, Goya se instaló en Madrid en 1775 para iniciar la carrera cortesana que había ambicionado desde muy joven. Llegó a la corte de Carlos III para colaborar en el importante encargo de cartones para tapices de temas de caza con destino al Escorial. Su reconocimiento en la Corte no llegaría hasta once años después, cuando fue nombrado pintor del rey en 1786, y luego con su nombramiento como primer pintor de cámara en 1799.
El contacto con la corte fue definitivo para su obra posterior, ya que determinó en gran medida su desarrollo profesional. La vida en Madrid y su éxito con los reyes y con la más alta aristocracia no supuso que Goya cortara su relación con la Zaragoza de su juventud. La correspondencia con Martín Zapater, su amigo de la infancia, ilustra en gran medida su vida familiar y sus amistades, además de aportar información fundamental sobre su arte y sus encargos. Este matiz personal fue esencial en el desarrollo posterior de su obra.
Esta exposición propone un acercamiento a la evolución del arte y la figura de Goya durante sus años de trabajo para la corte y la aristocracia en contexto con otros artistas significativos de su tiempo, como lo fueron Mariano Maella, José del Castillo, Luis Paret o Lorenzo Tiepolo. Así, Goya y la corte ilustrada confronta el arte, la técnica y la visión de la realidad encarnados por Goya con las obras de otros artistas del siglo XVIII, con quienes mantuvo numerosos puntos de contacto pero con los que su arte rompería definitivamente.
La muestra presenta un total de 84 obras, principalmente pinturas al óleo y cartones, numerosa correspondencia y otros objetos, miniaturas y estampas, así como algunos ejemplos del arte decorativo de ese período. Las obras proceden en su mayoría del Museo del Prado, e incluyen algunas de las más célebres pinturas del artista como La gallina ciega o El pelele. Al cuerpo principal de obras del Museo Nacional del Prado, se suman también obras del Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico, el Museo de Zaragoza, la Fundación colección Ibercaja y la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, así como otras colecciones privadas.