Sólo ha pasado un mes desde la publicación de las fotos de las fiestas privadas del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Ahora, una de las prostitutas que estuvo allí, Patrizia D'Addario, ha decidido contar lo que pasaba en los saraos de Il Cavaliere. D'Addario, testigo de la investigación judicial que explica cómo se produce el reclutamiento de prostitutas y «velinas» para las fiestas de Silvio Berlusconi, compara el palacio Grazoli con «un harén» en el que el primer ministro «es el único protagonista».

La mujer relata con pelos y señales el desarrollo de unas fiestas en las que participaban «chicas muy jóvenes», sin atreverse a precisar si se trataba de menores de edad, que rodeaban a Berlusconi para terminar dedicándole el baile «Meno male che Silvio c'è», que significa «Menos mal que tenemos a Silvio».

En la entrevista al diario «El País», Patrizia D'Addario no tiene ningún problema en reconocer que es prostituta y afirma, rotunda, que no entiende «la diferencia entre prostituta y "velina».

La prostituta se decidió explicar a los jueces lo que conocía de esta historia porque Silvio Berlusconi la decepcionó. Pasó una noche con él, sin cobrar, porque pretendía sacar adelante la construcción de un complejo turístico en la ciudad donde nació, en Bari, según explica.

Con relación a las fiestas que se desarrollaban en el palacio del primer ministro, Patrizia D'Addario explica que no sabe si se servía cocaína porque «yo no esnifo». Eso sí, advierte, «será la magistratura la que lo diga», y también que «podría enfangar a mucha gente», pero que, de momento, «no quiero hacerlo».

La testigo del «caso Barigate» asegura sentirse sola, al no haber encontrado respaldo en sus compañeras de sarao en el palacio Grazoli: «Soy la única que no se ha llevado dinero, que está teniendo problemas y que ha sido traicionada». También está indignada con Berlusconi porque ha dicho que no la conoce de nada: «He conocido a muchos hombres, pero lo que me ha pasado ahora no me ha pasado nunca, estoy muy decepcionada. Dijo que no me conocía, que no recordaba mi cara. ¡Dos días! No es posible no acordarse de mi cara», relata la mujer.