Daniel Agostini: "No sé cuánto tiempo más de vida tengo en la música"

El mandato familiar lo llevaba a la fuerza, sí, pero no por la fuerza: querían que fuer policía. Pero con al apoyo de su padre, Daniel Agostini decidió volcarse a la música tropical. Aunque los comienzos -como suele suceder- no fueron sencillos: trabajó un año en una metalurgia para así ayudar en su casa.

Tras el éxito arrollador con el grupo Sombras (y aquella canción "La ventanita"), Agostini se lanzó como solista en 1997. Desde entonces no paró de trabajar. Y hoy, con 44 años, vive con la misma vorágine del primer día, cuando no imaginaba todo lo que sucedería después….

—¿Te tenías tanta fe cuando comenzaste?

—Es como muy vocacional lo mío. Yo amo mucho, soy muy bohemio. Es más: tengo 130 temas en la composición. Estoy componiendo constantemente para seguir creciendo, porque el oído de músico necesita incorporar notas y es el cerebro el que las capta.

—¿Por qué cantás?

—Me gusta el reconocimiento, la admiración de la gente. En mi página de Facebook tengo muchísima gente con tatuajes de mi cara, hombres y mujeres, y mi firma, letras de mis canciones, un montón de cosas. Creo que no hay una fórmula para esto, pero yo soy un tipo así: autentico y sencillo. Y por eso la gente me quiera o me valora de otra forma, y yo necesito de ese reconocimiento más que un premio. Yo, agradecido a la gente de CAPIF porque cambiaron un montón de cosas y fueron como integradores (Agostini acaba de ganar un premio Carlos Gardel a mejor álbum artista masculino tropical, con Parte de tu vida). Es un incentivo, una caricia al alma. Para mí el mejor premio es que me hayan convocado para cantar en una fiesta re importante donde hay tremendos artistas del país. Fue un orgullo cantar un tema de Fito (Páez), tremendo artista de este rock nacional.

—¿Sentís que a la música tropical está estigmatizada?

—En algún punto yo salgo a romper ese hielo, porque sé que como puedo cantar música tropical, puedo cantar folklore, tango, balada. O sea, tengo el don de Dios, entre comillas, de transmitir sentimientos, cosas lindas a través de la música. Escuchás una canción y decís "Ese es Agostini". La gente se identifica mucho con mis temas.

—¿Vos te identificás con tus propios temas?

—Es un poco de todo. A la hora de componer tenés que estar muy inspirado. Hay momentos. El autor de temas necesita eso, ese espacio, ese momento para la composición. Pero no existe una fórmula del éxito, porque sino todo el mundo estaría componiendo constantemente éxitos, y es difícil. También, para cada artista hay un ángel, hay una estrella, hay algo, un momento. Es todo, es un conjunto de cosas. Si vos me preguntas por qué Daniel Agostini sigue estando en carrera, siendo un artista contemporáneo, por qué sigue con continuidad de trabajo, por qué sigue, como le dicen en la jerga, cortando tickets, o con convocatoria de la gente… No lo sé.

—¿De qué te sentís orgulloso?

—De cero droga. Orgulloso no: orgullosísimo.

—¿De no haber caído en la droga?

—De nada: cero droga, cero marihuana, cero porro, cero alcohol, cero cigarrillo. A veces estoy en los shows y veo fumando alguien ahí abajo, un fan, y agarro el cigarrillo así y se lo apago, en forma de chiste en realidad. Pero también porque estoy cantando y el humo te hace mal. Le digo: "Escuchame, dejá de fumar porque no está bueno, te va a hacer mal". Vamos de vuelta: soy un referente de la música, desde el lado más sencillo te lo digo, y me sigue mucho público, entonces quiero dar el ejemplo como argentino, como persona, como ser humano, y como padre, para con mis hijos. Como yo soy el pilar, el sostén de esta familia tan maravillosa que formé.

—¿Cuántos hijos tenés?

—Dos con mi esposa, mi bella esposa, que es un ángel, una persona que me acompaña muchísimo en todo. No me molesta en nada. Yo trabajo tranquilo porque está difícil, me siguen muchas mujeres; no digo porque yo me la crea, ni mucho menos. Y en este caso el público femenino es uno de los que, gracias a Dios, también capto.

—¿No es celosa tu mujer?

—No es celosa: es copada, re copada, muy buena madre, excelente, y en todo encajamos juntos en la misma filosofía de vida. Dijimos: "Yo quiero una familia"; "Yo también"; "Arriba los corazones, vamos por ese camino". Tengo a Santino de siete años, a Camila de cinco, y a Gonzalo de 17. (Mi esposa) también me acompaña en la crianza de Gonza (el hijo que tuvo con Nazarena Vélez), que está en una etapa difícil, en una edad difícil, en la adolescencia. Vuelco toda mi experiencia, todo lo que sé y lo que he pasado en vivencias, buenas y malas, para ayudarlo a él, en todo lo que es ahora su incursión en el trap.

—¿Tu hijo mayor también quiere ser músico?

—Sí. Yo también cometí errores, pero no horrores, sino errores tontos. No como desafiar a mi viejo y creer que me las sé todas, ese tipo de cosas que hoy pasa Gonzalo. Pero es muy sano, muy buena madera, es un buen pibe. Tiene sus cosas, es chiquilín, mentiroso a veces. "La nota que le muestro a papá: me saqué un 8 y era un 0", porque le agregó la parte de arriba. El juego de esa convivencia que es hermosa y que yo disfruto, y con él que se adelanta a los tiempos, porque los otros son dos chiquitos y este ya tiene… ya es grande.

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—¿Cómo haces con tanto viaje, con tanto show, para mantener cuidado el hogar y también el trabajo?

—Se puede hacer todo. Se puede estar en la noche, sin droga y sin nada. Porque yo he vivido: he hecho 30 y tantos bailes de un lunes al otro lunes, porque en una época se laburaba muchísimo, y nada, nada, nada… Mis papás están en el Cielo mirándome, y esa es mi satisfacción: que ellos se sientan orgullosos de mí, en todos los sentidos. Nunca los defraudé en nada. No sé, me han traído un plato con cocaína, por darte un ejemplo, y yo, bien firme en valores, en principio, en esencia, en todas esas cosas que te inculcan los viejos. Después, bueno… si salís torcido, salís torcido. Es como todo.

—Y dijiste que no.

—No. Absolutamente no. No te digo lo que le contesté porque queda mal…

—¿Eso se ve mucho?

—No, no. Fue una vez sola en mi vida. Después estaba tocando un día, tiraron una… así, y yo levanto porque siempre me tiran anillitos, cosas, y viene uno de los músicos y me dice: "¿Vos viste lo que te guardaste en el bolsillo?". "No, ¿qué? A ver, decime si esto es marihuana…". Entonces lo digo tan contento y tan feliz porque voy a morirme sabiendo que fui un ejemplo como argentino, porque amo a mi Argentina, la amo.

—¿Hubo algún momento en que te cansaste, que dijiste: "No quiero seguir más en esta profesión, me cansé, me desencanté"?

—No, para nada. Me muero. Me pongo a pensar y se me pone la piel de gallina saber que no voy a seguir pisando un escenario, porque sé que en algún momento esto se va a terminar para mi lado, o para lo que fuera. No sé cuánto tiempo más tengo de vida en la música, pero sí tengo claro que en algún momento se va a terminar. Cada año, cuando levanto la copa, digo: "Bueno, ¿será el último? Y dale, que van 24…".

—De chico, querías ser policía.

—Claro. Nada que ver. O sea, sí tiene que ver con mi papá, mis tíos y mis primos: todos policías. Pero bueno, esta es mi vocación. Y cuando me metí de lleno en la carrera, se hace el sorteo de la colimba, en los últimos años del sorteo, y me toca "056". Estaba más afuera que… "Esto es una señal, esto es una señal, no tengo que entrar", dije. Yo ya estaba en la música, pero como hobbie. Y me dice mi viejo: "Hacé lo que vos sientas, hijo". Y me puse a trabajar para ayudar a mi familia.

—¿Qué hacías?

—Trabajaba en una fábrica metalúrgica. Trabajé un año completo. Me sirvió muchísimo. Este también es un trabajo muy sacrificado, pero ese era más todavía. Y me sirvió para estar bien parado sobre mi eje, toda mi vida. Nunca fui agrandado, soy un tipo re sencillo en todos los sentidos: ayudé muchísimo a mis hermanas y las sigo ayudando. Obviamente, lo que puedo, porque tengo mis responsabilidades, mis hijos, mis cosas, ¿no? Pero siempre fui un tipo muy…

—Recién dijiste que es una carrera muy sacrificada. ¿Por qué?

—Los viajes. Grabar un disco no es moco de pavo, es sacrificado. La preparación. Y saber que vos estás sacando un disco y no bajar el nivel del disco anterior. No puedo ir en descenso, todo tiene que ser pensado, pensado, recontra pensado. Gracias a Dios siempre me fue muy bien porque ya tengo un piso de público que respeto, que me ama, que amo profundamente. Cuando me muera, no sé si me llevarán cenizas para Tucumán, para Santiago, Salta, Jujuy, que son las provincias que me reciben siempre con los brazos abiertos. Un poquito de mis cenizas para todos lados, al Sur también, que me recibe excelente. Todas las provincias, todas, todas, todas. Quiero dejar eso: una imagen eternamente para los que sean mis nietos. Porque esto es como Sandro: hoy, él sigue vivo en los corazones de la gente. No me estoy comparando. Vamos a poner un freno ahí: no me comparo con Sandro. Es un Dios.