Paulina Rubio en su peor momento: podría llegar a declararse en bancarrota
La cantante mexicana, agobiada por el impago de los impuestos de su mansión de Miami.
"Lista para ti 2021", proclamaba en Nochevieja Paulina Rubio desde su Instagram. Y la cantante, con su minivestido plateado y una indescriptible corona en la cabeza, representaba (a su manera) la viva imagen de la felicidad... Sin embargo el nuevo año no parece dispuesto a recibir a la mexicana con el mismo cariño. Apenas ha comenzado la cuesta de enero y ya se enfrenta a una crisis financiera que podría llevarla a la ruina, según ha difundido el programa de TV Azteca 'Ventaneando'. Deudas que ascienden a casi 100.000 euros por impago de impuestos de su mansión en Miami se suman al descubierto de más de 20.000 euros en sus tarjetas de crédito, lo cual, unido al parón forzoso de conciertos derivado de la pandemia y a la sangría que supone la perpetua batalla legal contra su exmarido, Colate Vallejo-Nágera, podría arrastrarla a un déficit económico insuperable.
Genio y figura, la cantante ha decidido capear el temporal vendiendo, como otros famosos, felicitaciones de cumpleaños personalizadas a través de la aplicación Cameo, a razón de 125 dólares cada una. Y sus redes sociales son una celebración perpetua. Lo mismo festeja que su canción 'Tú y yo' ha sido nominada al premio 'Lo nuestro' como la mejor cumbia del año, que celebra el cumpleaños de su madre, Susana Dosamantes, a quien Paulina (hija y alumna aventajada) define como «mamá trabajadora, mamá luchona, mamá sabia, mamá amiga y mamá abuela», mientras posa sentada sobre las rodillas de la célebre actriz de culebrones, que acaba de cumplir 73 años y, a pesar de apellidarse Dosamantes, ya va por el tercer marido.
A sus 49 años, Rubio empieza 2021 mal, pero lo cierto es que terminó el fatídico 2020 muy bien, con un triunfo legal por todo lo alto en su interminable batalla contra Colate por la custodia de su hijo, Andrea Nicolás, de 9 años. Él quería que el niño viajara a Madrid para pasar las fiestas navideñas con su familia española y ella se negó en redondo por miedo a que el pequeño contrajera el coronavirus. Finalmente, el juez de la Corte Familiar de Miami, donde se celebró el juicio, dio la razón a la cantante por considerar el viaje «completamente irresponsable». Y pidió revisar la situación dentro de dos meses.
No es el único pleito que la cantante le ha ganado a su exmarido en las últimas semanas. El juez también le dio la razón por una demanda en la que acusaba a Vallejo-Nágera de organizar una campaña mediática contra ella y de sobreexponer al hijo que tienen en común. Pero mientras los tribunales le conceden un respiro como madre, a la cantante se le abre un nuevo frente como contribuyente.
Ananda. Este es el nombre del rutilante chalet de diseño que Paulina Rubio posee en Venetian Causeway, esa isla privada de Miami Beach en la que durante años la cantante ha sido vecina de Alejandro Sanz y Shakira. Ananda, felicidad en sánscrito, se ha convertido en una fuente de preocupaciones para su famosa propietaria.
Palmeras y bambús
Rodeada de un exuberante jardín de palmeras, bambús y magnolias rojas, diáfana, de techos muy altos, con cuatro dormitorios y otros tantos baños, la casa sobre la que ahora planean las deudas de Paulina al fisco está valorada en siete millones de dólares (5,8 millones de euros). La diseñó Ricardo Bofill (hijo) cuando ambos formaban una pareja aparentemente indestructible. Por aquel entonces, la mexicana empezaba a practicar yoga (de ahí el nombre de Ananda) y presumía de disfrutar «de cada atardecer en la bahía como si fuera el primero». En el atrio, la pieza más importante de la casa, «un espacio abierto con el sol y el mar como escenario», Paulina llegó a celebrar conciertos. «Ricardo se inspiró en mí. Yo fui su musa», afirmaba la cantante, justo antes de puntualizar que «él me regaló el diseño, pero la casa la pagué yo».
Amante de las velas y el incienso, que reparte por todas las estancias de su mansión, Paulina comparte su casa actualmente con sus dos hijos, Andrea y Eros, este último fruto de su tormentosa relación con Gerardo Bazúa, al que la 'Chica Dorada' conoció como concursante de 'La Voz México'. La pareja se separó en tan malos términos que Bazúa llegó a aliarse con Colate para acusar a la actriz de comportamiento violento.
Y es que Paulina parece condenada a vivir permanentemente en el ojo de su propio huracán. Si hace apenas unos días aplaudía eufórica desde sus redes una espontánea coreografía en la que un grupo de madrileños coreaban y bailaban su tema 'Ni una sola palabra' mientras nevaba copiosamente en la Puerta del Sol, ahora se enfrenta a algo mucho más amargo, unas deudas que podrían obligarla a hipotecar su casa o a algo peor: declararse en bancarrota.
