El impacto de una gran roca sobre la Tierra, con catastróficas consecuencias de destrucción y muerte, es un miedo recurrente explorado por el cine de acción y ciencia ficción. La última producción de gran éxito que aborda este tema es No mires arriba, en la que un objeto de unos 15 kilómetros de diámetro es descubierto a seis meses de chocar fatalmente con nuestro planeta, provocando un evento de extinción masiva.

Pero, ¿a qué llamamos exactamente meteorito? ¿Cuántos han impactado con nuestro planeta? Y, más importante aún, ¿cuándo volverá a chocar contra la Tierra?

En primer lugar, conviene aclarar la diferencia entre asteroide, cometa y meteorito. En el lenguaje común, estas tres palabras parecen usarse indistintamente para referirse a cualquier roca espacial que se aproxime a la Tierra. Pero la jerga científica le otorga significados diferenciados.


¿Cuál es la diferencia entre un asteroide, un cometa, un meteoroide y un meteorito?

Según la NASA, un asteroide es cualquier cuerpo rocoso inactivo que orbita alrededor del Sol, y que es lo bastante pequeño como para no ser considerado un planeta enano.

Un cometa, por su parte, es un asteroide que posee hielo en su superficie y que se acerca al Sol lo suficiente como para que este hielo comience a derretirse. Esto provoca una estela de polvo y gas a su paso.

Llamamos meteoroide a un fragmento o partícula de un cometa o asteroide que viaja alrededor del Sol. Por último, el meteorito es el fenómeno de luz que resulta cuando uno de estos meteoroides ingresa en la atmósfera. Por tanto, el meteorito es en realidad lo que comúnmente denominamos ‘estrella fugaz’.

¿Cada cuánto tiempo choca un asteroide contra la Tierra?

Bien, ahora que ya sabemos la diferencia entre estos términos, podemos hablar con propiedad. Ya sabemos catalogar correctamente los objetos que merodean por nuestro sistema solar, cruzándose de vez en cuando en trayectoria con la Tierra. Pero, ¿con cuánta frecuencia lo hacen?

En realidad, no tiene sentido preguntarse cada cuánto tiempo chocan rocas extraplentarias contra la Tierra, porque esto es algo que ocurre a diario.

Cada día, nada menos que 25 millones de pequeñas partículas (llamados micrometeoroides) llegan a nuestra atmósfera. Esto supone unas 15 000 toneladas de material al año.

Todas estas pequeñas rocas miden unos 25 metros de diámetro cuando llegan a la Tierra, y lo más probable es que se desintegren durante su entrada a la atmósfera, sin consecuencias para nosotros.

Para que una roca espacial deba preocuparnos debería medir lo bastante como para impactar en la Tierra con el tamaño suficiente como para provocar un evento de destrucción significativo. A este tipo de rocas las llamamos ‘asteroides potencialmente peligrosos’.

Por tanto, la pregunta que debemos hacernos –y por la que Bruce Willis suele aparecer milagrosamente para salvar el día– no es cuántos objetos, sino cuántos objetos peligrosos podrían impactar contra la Tierra, cada cuánto ocurre un impacto así, y cuántos de ellos merodean por nuestro vecindario planetario.

De hecho, a las rocas que podrían entrar en contacto con las inmediaciones de la Tierra comúnmente se las llama NEOs (Near-Earth Object).

un hombre viendo como un meteorito está a punto de impactar con la tierra
Pete Saloutos//Getty Images


En cuestión de asteroides el tamaño sí importa, y mucho

Ya hemos visto que la mayoría de los objetos que chocan a diario con la Tierra son relativamente pequeños y quedan reducidos a polvo. Alrededor de una vez al año, un asteroide lo bastante grande (del tamaño de un automóvil cuando supera la atmósfera) alcanza a golpear la Tierra, creando una bola de fuego visible desde donde estamos.

Aproximadamente cada dos mil años, un asteroide del tamaño de un campo de fútbol golpea la Tierra y causa daños significativos en un área concreta.

Y vamos ya a lo que nos interesa: solo una vez cada varios millones de años aparece un objeto lo suficientemente grande (a partir de cinco kilómetros de diámetro) como para amenazar la vida sobre la Tierra.

Para que nos hagamos una idea, el asteroide que acabó con los dinosaurios hace unos 66 millones de años medía unos 11 kilómetros de diámetro. Eso significa que, en el momento de impactar en la superficie, la gigantesca roca tenía la altura a la que vuela un avión de pasajeros.

A los asteroides como el de los dinosaurios se les conoce como ‘destructores planetarios’, y estos son los objetos que realmente deberían inspirarnos terror. ¿Podría volver a ocurrir un evento así en la Tierra? ¿Cuándo? ¿Lo verá la civilización humana?


¿Cuándo volverá a chocar un ‘destructor de planetas’ contra la Tierra?

El astrónomo y fotógrafo astronómico de APTOG Amadeo Aznar nos ofrece una estimación: “Cada 100 millones de años se produce el impacto de un destructor planetario contra la Tierra. Este cálculo se realiza con modelos probabilísticos teniendo en cuenta el historial de impactos (cuyos cráteres quedan impresos) de nuestro planeta”.

Teniendo en cuenta que el último de estos impactos se produjo hace unos 66 millones de años, se estima que –como mínimo y por probabilidad– dentro de otros 40 millones de años debería producirse el siguiente.

Y, ¿cuántos asteroides potencialmente peligrosos hay ahí fuera?

Según Amadeo Aznar: “Del millón cien mil cuerpos menores que se han catalogado hasta enero de 2022, solamente 28.021 son considerados como ‘cercanos a la Tierra’, de los cuales el 8 % (2.250) son considerados peligrosos”.

Cuando los asteroides peligrosos no chocan, pero ‘nos rozan’

Cabe señalar que, si bien no se producen impactos peligrosos en la Tierra con frecuencia, a menudo grandes rocas ‘rozan’ nuestro planeta. Esta expresión, utilizada a veces por la prensa, puede parecer exagerada o sensacionalista, pero es bastante exacta en términos astronómicos. Por ejemplo, el último contacto de este tipo se produjo el pasado 18 de enero: el asteroide (7482) 1994 PC1 pasó a ‘solo’ cinco distancias lunares de la Tierra.




Headshot of Laura Marcos
Laura Marcos
Colaboradora de ciencia

Laura nunca entendió por qué en el instituto la obligaban a elegir entre ciencias o letras. Apasionada de la astronomía y la biología, sus referentes eran Gloria Fuertes y Matías Prats. Así es como encontró la horma de su zapato: el periodismo científico, una manera de aunar sus dos pasiones. Puede pasarse horas en YouTube escuchando conferencias sobre filosofía política, pero también hacer un maratón de 'El Señor de los Anillos' o revisionar sin parar 'Aquí no hay quien viva': el yin y el yang. Le fascina el progreso tecnológico y cree que, como decía Antonio Escohotado, lo que da sentido a la vida es adquirir conocimientos: "Solo aprender nos permite cambiar de idea".