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Música y Libros

Alejandro Lerner: ‘El rock no es un ritmo, es una actitud’

Alejandro Lerner está por hacer su primer show virtual pago con banda completa, para el público hispanoamericano.

Alejandro Lerner está por hacer su primer show virtual pago con banda completa, para el público hispanoamericano.

Foto:Ale Campitelli

El compositor y cantante argentino hará un concierto virtual este 20 de noviembre. 

El compositor y cantante argentino Alejandro Lerner confiesa que en ese mismo lugar–un cuarto de estudio musical– desde donde dio entrevistas en línea para medios de América Latina, pasó los últimos ocho o nueve meses. “Porque la cuarentena en Argentina fue eterna –dice–. Los primeros meses, uno le pone ánimo, después de un tiempo, se pregunta: ‘¿Qué voy a hacer?’. Y en un momento de madrugada, sin ruido, cuando todo el mundo duerme, vengo a este lugar y escribo una canción de esperanza de que algún día esto pase”.
Ese fue el punto de partida de Un día, la canción que estrenará en vivo en el concierto virtual que dará el 20 de noviembre, disponible para Colombia, a través de la plataforma Livepassplay.com
“Donde vivo hay una placita de juegos de niños –agrega–. Está encintada, como con un ‘prohibido’. Es tristísimo ver eso. Entonces la canción habla de ver de nuevo a los niños allí, con las alas desplegadas. Es mi ilusión de que esta pesadilla va a pasar y habremos tomado conciencia de las cosas que podemos mejorar. Por otro lado, es una plegaria, le pido a Dios que no nos abandone”.
Tampoco cree que volverá a ser igual...
No creo que las cosas vuelvan a ser como antes. Hemos perdido a mucha gente. Esto nos ha tocado a todos, cerca o lejos. La sensación de que cada vez que vos te abracés o quieras compartir el mate o ves a una persona estornudando nos va a incorporar un montón de reflejos, que van a generar una cultura nueva. Seguramente vamos a incorporar la distancia social como un elemento normal...
¿Tiene más canciones inspiradas en esta pandemia?
Muchas. Primero, porque soy compositor. Lo mío es expresar a través de las canciones o de la poesía, a veces del dibujo, de la fotografía. Tengo una carpeta en esta computadora, que se llama canciones de cuarentena.
Elegir el repertorio de cuatro décadas para un show debe de ser difícil.
Es lo más difícil. Tengo un cuaderno en el que voy anotando: esta la quiero cantar, esta también. Después digo: ‘Uy, faltó está’. Y después tengo que tachar. Porque si llego a 40 canciones, son más de 3 horas de concierto. Así que busco un término medio entre lo que quiero mostrar y lo que el público ha convertido en hito: Volver a empezar, No hace falta que lo digas, Después de ti, Secretos...
¿Cómo vive la experiencia de los conciertos virtuales?
Ese será el primero con toda la banda. Durante la pandemia ofrecí algunos conciertos gratuitos, por las redes, pero estaba yo solo. Ahora, después de casi un año me vuelvo a encontrar con la banda en mi estudio que es El Pie, legendario también, tiene casi tres décadas. Vamos a transmitir a través de Livepass Play. Aunque en el formato virtual nos falta el aplauso. Sabemos que se generan alegría y emoción, y que en las casas de la gente pasan cosas, pero no tenemos la presencia del público que para mí es parte del espectáculo. Pero lo haremos con todo el amor. Estoy ansioso de cantarle a la gente de Hispanoamérica y Estados Unidos y contarles lo que hay detrás de cada canción. Incluimos elementos personales, fotográficos o películas, que acompañarán la música, para que sea distinto, como un documental en vivo.

Durante la pandemia ofrecí algunos conciertos gratuitos, por las redes, pero estaba yo solo. Ahora, después de casi un año me vuelvo a encontrar con la banda en mi estudio

¿Qué historias contará?
Había sacado mi primer disco, que empezaba a pegar, y yo pasaba de ser un músico anónimo que tenía sueños a sentir que el mundo me conocía. También empezaba a tener problemas. Me enfrentaba a situaciones nuevas, gente a la que le gustaba, gente a la que no, y un día, en un apartamento que me habían prestado, con un piano de cola chiquitito, en una noche de invierno me senté a escribir Todo a pulmón.
En esa etapa de músico anónimo, de 10 años, estuvo al lado de Nito Mestre, Gustavo Santaolalla o León Giecco. ¿Qué le dejaron esos tiempos?
Muchísimo. Más allá de que uno sea artista y pueda tener la bohemia, aprendí a trabajar, a respetar mi vocación de forma profesional, esto a partir de mi experiencia con Santaollalla o Giecco, pero también toqué en casamientos, en obras de teatro para chicos donde tenía que disfrazarme y bailar, en comedias musicales donde estaba detrás del telón. Hice música electrónica clásica asistiendo a un compositor, música de películas. Y aprendí a producir y, con la vida, a componer con otra gente. Hoy en día estoy componiendo con Armando Manzanero y he hecho letras para Andrea Bocelli, Paul Anka, Céline Dion y para Disney.
¿Cuándo vio que era hora de ser solista?
Casi desde que empecé a ser pianista de alguien. Ya tenía mis canciones, pero no me animaba a ser intérprete. La primera experiencia de grabar una canción mía fue con Santaolalla y el grupo Soluna. Teníamos un tema mío, Detrás de un vidrio roto. Después pasa un tiempo y conozco a Sandra Mihanovich. Ella me vio en un teatro vacío después de una función. Estaba cantando solo, y me preguntó de quién eran. Después grabó cinco temas míos en un disco, y fueron éxito. Así vi que ya no tenía que acompañar. Y armé mi primera banda, La Magia. Antes tenía bandas, pero eran de jazz, de fusión, de jazz rock.
¿Qué momentos marcaron su carrera?
Creo que el éxito que tuve en los primeros festivales de rock que hubo en la época de la dictadura, como Barrock, fue un éxito increíble. Catapultó mi carrera. Después, al poco tiempo, hice dos estadios en el club de Obras Sanitarias. Era donde sucedían los conciertos de rock más importantes y después, en el Hollywood Bowl, con Carlos Santana o la gira a dos pianos con Armando Manzanero.
¿Cómo ve la salud del rock?
El rock es un lenguaje que ha ido renovándose con las generaciones. El rock no es un ritmo, no es un sonido, es una actitud que irá tomando sonidos y colores distintos, incorporará tecnologías nuevas o buscará en el pasado, pero, a medida que aparezcan talentos jóvenes, se volverá a reinventar. El talento es parte de la naturaleza y siempre habrá talentos nuevos, independiente de los instrumentos.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN DE CULTURA
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