Hoy, 6 de marzo de 2022, se cumplen 547 años del nacimiento de Michelangelo Buonarroti. Una ocasión ideal para hablar de un tema controvertido como pocos: ¿Podrían haberse perdido varias obras de Miguel Ángel en España?

Por el momento, solo existe esta obra de Miguel Ángel en España. 

Por el momento, solo existe esta obra de Miguel Ángel en España. 

La respuesta es que sí, pues, aunque parezca rocambolesco, la historia nos demuestra que traspapelar, perder e incluso destruir obras de los grandes maestros en España es más frecuente de lo que parece. Buenos ejemplos nos los ofrece la historia de Miguel Ángel, donde vemos como, por ejemplo, la escultura de San Juanito de Úbeda fue destrozada durante la sinrazón de la Guerra Civil. Igualmente incomprensible es la llegada del boceto de la sibila libia, que Buonarroti utilizó en la capilla Sixtina, desde España al Metropolitan Museum de Nueva York.

Boceto para la sibila libia, una de las obras de Buonarroti que salió de España de manera misteriosa

Boceto para la sibila libia, una de las obras de Buonarroti que salió de España de manera misteriosa.

Sabemos que el dibujo llegó a España de la mano de Andrea Procaccini en 1720. Cuando este pintor italiano murió, su esposa y heredera, Rosalía O’More, se lo vendió junto con otro lote de dibujos a la Real Academia de San Fernando en 1775. Prueba de ello es que la firma del secretario, Ignacio Agustín de Hermosilla, quedó plasmada en el dibujo para siempre, como así se puede apreciar.
Tiempo después, nadie sabe cómo ni porqué, el dibujo de Miguel Ángel salta de esta institución madrileña a la colección particular de Aureliano Beruete donde estuvo desde al menos 1909, aunque no durará mucho en manos de los Beruete, ya que la esposa de este, Isabel de Regoyos, lo vendió al Metropolitan Museum de Nueva York en 1924, donde permanece en la actualidad. Para mayor tristeza estas eran las dos únicas obras conocidas de Miguel Ángel en España. ¿O no?

En el año 1633 otro pintor florentino Vincenzo Carduccio (Vicente Carducho en España) publicó su tratado Diálogos de la pintura en el que hacía un minucioso repaso por las colecciones privadas de los aristócratas madrileños del siglo XVII.

Vicente Carducho afirmaba haber visto dibujos de Miguel Ángel en el Madrid del siglo XVII

Vicente Carducho afirmaba haber visto dibujos de Miguel Ángel en el Madrid del siglo XVII.

Al llegar a las colecciones del conde de Monterrey (cuñado del conde duque de Olivares) afirma:
“Muestra muy bien su Excelencia la grandeza de su casa, y el poder de su grandeza en tener tantos originales; y aquellos grandiosos dibujos de los nadadores de lápiz colorado, de mano de Micael Angel, á quien Italia venera el nombre”.
Es evidente que el lápiz colorado al que se refiere Carduccio es la sanguina tan habitual en los bocetos de Buonarroti (como en el dibujo de la sibila del que hablábamos antes) y que por lo tanto podría encajar en el estilo del maestro renacentista.
Por otro lado, que la obra aparezca en casa de los Monterrey tiene todo el sentido, no en vano habían sido embajadores en Roma ante el papa, destacando en Italia por su afán coleccionista.
Es entonces cuando surge una duda inevitable ¿A qué se refería Carduccio con “nadadores”? Si buscamos en la trayectoria de Miguel Ángel solo una obra que nos habla de bañistas o nadadores: La batalla de Cascina pintada para el Palazzo Vecchio de Florencia.

Copia que Aristotile da San Gallo hizo del proyecto inicial de Miguel Ángel

Copia que Aristotile da San Gallo hizo del proyecto inicial de Miguel Ángel. ¿Serían los 'nadadores' parte de esta escena".

La obra quedó inacabada como la escena de la pared opuesta de esa sala, donde el pintor no fue otro que Leonardo Da Vinci. Aquella épica escena, en la que los soldados florentinos salían presurosos del agua pertrechándose para hacer frente a las tropas pisanas, era el encargo que recibió Buonarroti pero del que solo sobrevivieron los bocetos y aun ni eso.
Tiempo después, el cartón preparatorio en el que aparecían todas las figuras fue troceado y distribuido por toda Italia.
Ahora bien, sabemos que Miguel Ángel hizo dibujos preparatorios para esta batalla y si fragmentaron el cartón con toda la escena es más que probable que alguno de esos fragmentos llegase a Roma. ¿Serían algunos de estos los que guardó el conde de Monterrey? De ser así ¿Dónde fueron a parar? El enigma continúa…