La última vez que Isabel Guerra, la conocida monja pintora, expuso su obra en La Lonja reunió nada menos que a 120.000 personas. Era el año 2000. Después, solo otra muestra en la galería Sokoa de Madrid, en 2005, ha permitido al público contemplar las creaciones de esta artista inclasificable. Por eso, que su obra salga a la luz de nuevo es todo un acontecimiento. Y es que Ibercaja inaugura el próximo jueves Isabel Guerra 2015. Pintura, dibujo, fotografía, en la que presenta 108 obras realizadas por esta religiosa residente en el monasterio zaragozano de Santa Lucía en los últimos dos años, con algunas piezas que se alejan de esas figuras hiperrealistas que le han dado fama.

"En realidad, el hiperrealismo de figuras no es mi estilo; empecé con el paisaje, de hecho en la Lonja ya expuse obras que eran paisaje abierto, pero también jardines y bodegones. No me fuerzo a pintar nada en particular, depende de las épocas, de lo que en cada momento me veo en la necesidad de hacer y sé que puede transmitir un mensaje", explicaba ayer Isabel Guerra en las salas de Ibercaja-Palacio de la Infanta mientras los operarios iban colgando sus obras --entre ellas un autorretrato de cuando era joven-- y dando forma a la exposición.

MÁS QUE CUADROS

Y es que no puede hablarse solo de cuadros, pues Isabel Guerra presenta, además de esos óleos que le han dado fama, dibujos, fotografías texturizadas y serigrafías sobre aluminio en lo que para muchos será una auténtica novedad en su creación, si bien la autora deja claro, mientras ayuda a colocar las piezas, su interés por las nuevas tecnologías. Algo de lo que ya era consciente el comisario de la muestra, Domingo Buesa, quien explica que "es una mujer mucho más conectada al mundo de lo que parece, es una innovadora brutal y trabaja mucho con las nuevas tecnologías, como son esas fotografías texturizada que aquí en España hacen ella y pocos más, y que sí se ven en el mercado alemán y americano", cuenta Buesa.

Mientras, Isabel Guerra sigue con atención la instalación de las obras y está al tanto de todo detalle mientras comenta lo que para ella supone exponer y el éxito que logra con cada una de sus muestras: "Llevo pintando desde los 12 años y he mostrado mi trabajo desde los 15 por lo que para mí hacer exposiciones es algo natural y parte de mi oficio. Me sorprende que mis obras tengan tanto éxito, pero para mí es parte de mis funciones y es mi trabajo y lo tengo que exponer, pero si por mí fuera ni lo haría pues siempre me parece que podría haber acabado una obra mejor y hay veces que el resultado no lo puedo ni ver, porque no me acaba de convencer. Pero en algún momento hay que decir ya he acabado", cuenta.

Y explica que las jóvenes modelos de sus cuadros "son personas amigas, algunas a las que he visto crecer y han posado de niñas y ahora ya más mayores, pero que disfrutan haciéndolo para mí". Cada cuadro tiene un tempo propio, sin que el tamaño sea el que lo marque, "pues lo que importa es el contenido y lo que trasmite", concluye.