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"Botineras" tuvo un gran debut en la agitada televisión argentina

Ambiciosa. La telenovela quiere ocupar el lugar de "Lalola" y "Los Pells"

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BUENOS AIRES | IGNACIO QUARTINO

Desde el martes pasado, el lado B que rodea la vida de un futbolista se convirtió en ficción, paradójicamente, para revelar con lujo de detalle los códigos que tiene el fútbol en la actualidad y que ni el periodista más audaz se animaría a contar.

De eso trata Botineras, producción de Sebastián Ortega y Endemol, que busca repetir el éxito de Lalola y Los exitosos Pells. Con esta ficción, Telefé apuesta a reposicionarse en el horario más caliente de la televisión argentina, actualmente dominado por canal 13 de la mano del fenómeno Valientes, que se ha convertido en el mayor éxito de audiencia de los últimos tiempos.

Si bien el objetivo no parece sencillo, la propuesta del hijo de Palito Ortega tiene una trama que reúne ingredientes muy atractivos, en particular, para los seguidores de los programas de chimentos. Botineras muestra en buena medida la cocina del show-business argentino, monopolizado por proyectos de vedettes que se convierten en chicas de tapa de revista por haber tenido un affaire con exitoso deportista tras haberlo encontrado en un boliche de la noche porteña.

Tan arraigado está el perfil de la botinera en el mundo del chisme, que aunque el término no existe en el diccionario de la Real Academia Española, quienes hayan mirado un rato Intrusos, Profesionales o ShowMatch, saben que la definición tiene su origen en los botines que utilizan los futbolistas a los que ellas quieren conquistar.

En la ficción, Nicolás Cabré asume una vez más el rol de galán, protagonista y jugador estrella, como lo hizo en Son amores durante 2002 con Mariano Martínez, cuando interpretaron a los hermanos Marchessi. Claro, en ese entonces no existía el género botineras. Por eso Cabré no tendrá la inocencia de Marchessi que jugaba en un club del ascenso por amor a la camiseta. El galán ahora se llama Chiqui Flores, un futbolista de la selección argentina que, a fuerza de goles, se volvió millonario luego de su venta al fútbol español.

Su estadía en la Madre Patria se tornó más corta de lo deseada por figurar como principal sospechoso del crimen del futbolista Andrés Capa (Adrián Navarro) con quien había tenido un altercado en un partido que motivó una larga suspensión para Chiqui. Por eso, su representante Tato Marín (Damián De Santo) le aconseja regresar a su país de origen junto a su bella novia botinera Marga (Isabel Macedo) donde intentará fichar para un club local y reencontrarse con amigos del fútbol y de la noche.

REDES. La espectacular agente Laura Posee (Romina Gaetani), es asignada por su jefe de policía (Roberto Carnaghi) para hacerse cargo del caso que involucra a Chiqui, por lo que deberá asistir a una agencia de botineras que maneja Giselle (Florencia Peña), una suerte de madama del siglo XXI que asesora a las jóvenes en convertirse en amantes de futbolistas millonarios. El trabajo de Giselle consiste en bautizar a sus chicas con nombres fashion, les asigna una presa (jugador con grandes expectativas de ser transferido) les cuenta cuáles son los gustos del candidato, les pide que no consuman más anticonceptivos y las lleva al boliche que frecuentan los cracks, lookeadas para matar. Si la alumna tiene sexo la primera noche y queda embarazada, mejor. Pero lo importante es que el futbolista caiga en los brazos de la botinera, porque Giselle se llevará una suma de dinero anteriormente fijada por contrato.

Laura Posee acepta las reglas que le pone Giselle y se transforma en Mía, que marcará a fuego el corazón de Chiqui Flores ni bien la ve entrar al boliche de moda de Buenos Aires. Obviamente, Laura o Mía se convertirá paulatinamente en la tercera en discordia de la relación que Chiqui tiene con Marga, algo clave en una ficción.

A partir de esta historia, toda similitud con la realidad puede ser pura coincidencia (como reza el cartel que aparece sobre- impreso antes de cada emisión de Botineras).

realeS. Lo interesante es que las similitudes serán muchas. Tantas, que en el primer capítulo participaron Luis Ventura y Marcelo Polino, haciendo de ellos mismos, a la caza de chismes que podían ocurrir en el boliche de las botineras. También participaron del estreno Guillermo Cóppola y el Bambino Veira, viejo zorros del fútbol y la noche porteña.

La ficción, a su vez, cuenta con citas permanentes de personajes de la realidad y llama la atención lo bien logradas que están las conferencias de prensa de los futbolistas, ante preguntas políticamente incorrectas formuladas por los periodistas deportivos. Es que básicamente, Botineras llegó a la TV para mostrar a través de sus protagonistas, todo lo que los medios en la realidad no pueden mostrar. Si el público entiende ese concepto, el rating responderá y la productora de Sebastián Ortega tendrá que prepararse para recibir el Martín Fierro de Oro, como lo hizo con Lalola en 2007.

La batalla del super martes fue minuto a minuto

La noche del martes tuvo uno de los últimos duelos televisivos de 2009 en la televisión argentina. El combo tenía una emisión especial de Justo a tiempo y el debut de Botineras en Telefé contra un capítulo clave de Valientes y una sitcom protagonizada por Marcelo Tinelli, Adrián Suar y Guillermo Francella, en el inicio de ShowMatch, que va por canal 13.

Con semejantes tanques, ambos canales especularon con el rating minuto a minuto. Finalmente, canal 13 se quedó con el acumulado gracias a Valientes que promedió 30,5 (promedio hogares de Ibope) contra 27,3 de Botineras.

Una lectura simple de los números permite deducir que los más de 22 puntos que registró ShowMatch fueron claves para que la ficción de Sebastián Ortega obtuviera un registro mejor.

Por su parte, Justo a tiempo hizo 17,4 con Julián Weich, hizo lo imposible para que Botineras evitara la competencia directa con Valientes. Por eso, el conductor estiró el juego de "La visita" a casi 45 minutos, en el que algunos famosos debían adivinar quién era el personaje que tenían frente a sus narices y no podían ver. El invitado no era otro que Nicolás Cabré.

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