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El eterno debate sobre las ampollas, la lesión más frecuente en verano: ¿es bueno pincharlas?, ¿Cómo curarlas de manera efectiva?

El eterno debate sobre las ampollas, la lesión más frecuente en verano: ¿es bueno pincharlas?, ¿Cómo curarlas  de manera efectiva?

El eterno debate sobre las ampollas, la lesión más frecuente en verano: ¿es bueno pincharlas?, ¿Cómo curarlas de manera efectiva?

Las ampollas, esas pequeñas burbujas llenas de líquido que se forman en la piel como respuesta a la fricción o al roce repetido, es una lesión común en el conjunto de la población. Durante esta temporada, en verano,  en la que las actividades al aire libre, los deportes y las caminatas se vuelven más frecuentes, estas lesiones se vuelven aún más frecuentes. Cuando aparece una ampolla (al usar zapatos nuevos por primera vez, por ejemplo), existe la falsa creencia de que hay que pincharla para que salga el líquido.  Esta razón frecuente detrás de la aparición de ampollas es la separación de las distintas capas de la piel, que luego se llenan con líquido. Pero… ¿es bueno explotar las ampollas? ¿Realmente eso va a curar antes la herida? Su tratamiento ha sido objeto de un eterno debate en cuanto a la manera efectiva de evitar infecciones y promover una recuperación rápida. Te lo contamos. 

¿Pinchar o no pinchar?

La pregunta de si es recomendable pinchar una ampolla ha dividido a expertos médicos y a personas en general durante años. Algunos argumentan que pinchar una ampolla puede aliviar la presión acumulada y acelerar su curación, mientras que otros afirman que esto puede aumentar el riesgo de infección y complicaciones. 

La realidad es que, en efecto, la acumulación de líquido en forma de una bolsa que nuestro cuerpo produce en respuesta a una lesión tiene un propósito específico: proteger el área afectada y favorecer una recuperación más rápida de la herida.

Por ende, al reventar las ampollas, lo único que se logra es aumentar las posibilidades de que la herida se infecte (con todas las complicaciones que ello conlleva) y obstaculizar el proceso natural de sanación, retrasándolo en lugar de agilizarlo.

Así, si bien la recomendación general es evitar pinchar las ampollas, hay situaciones en las que podría ser necesario hacerlo, especialmente si la ampolla es grande, dolorosa o se encuentra en una zona propensa a romperse por fricción continua. Si decides pincharla, asegúrate de seguir estos pasos cuidadosamente:

  1. Limpieza: Lava tus manos y la ampolla con agua y jabón suave para reducir el riesgo de infección.

  2. Desinfección: Limpia un alfiler o aguja con alcohol y luego utilízala para hacer una pequeña perforación en el borde de la ampolla. Evita hacer un agujero en el centro, ya que esto puede aumentar el riesgo de infección.

  3. Drenaje: Usando una gasa estéril, presiona suavemente la ampolla para drenar el líquido. No quites la piel suelta que cubre la ampolla, ya que actúa como una barrera protectora.

  4. Protección: Aplica una capa de pomada antibiótica y cubre la ampolla con un apósito estéril para protegerla de la fricción.

  5. Monitoreo: Controla la ampolla para asegurarte de que no se infecte. Si notas signos de infección, como enrojecimiento, dolor persistente o pus, busca atención médica.

Curación Efectiva de Ampollas:

Independientemente de si decides pinchar o no una ampolla, aquí hay algunos consejos para su curación efectiva:

  1. No Revientes a menos que sea necesario: Si la ampolla no causa molestias significativas, es preferible dejarla intacta para que actúe como una barrera protectora natural.

  2. Protección: Siempre cubre la ampolla con un apósito estéril para evitar fricción y reducir el riesgo de infección.

  3. Mantén limpio y seco: Mantén la ampolla y la zona circundante limpia y seca para prevenir infecciones.

  4. Evita la fricción: Utiliza calzado y ropa cómodos que minimicen la fricción en la zona de la ampolla.

  5. Cuidado del calzado: Asegúrate de que tus zapatos te queden bien para prevenir la aparición de ampollas.

  6. Hidratación: Mantén la piel bien hidratada para prevenir la sequedad y la formación de nuevas ampollas.

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