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Eduardo Sívori: el despertar de un pintor argentino

Retratos, paisajes, estudios y tantas creaciones más, fue uno de los pintores argentinos que dejó una huella notable en la historia del arte plástico de esta región. Hoy su obra se puede apreciar en una gran muestra retrospectiva que está teniendo lugar en el Museo Nacional de Bellas Artes. En esta nota, recorremos parte de su vida y obra para recordarlo y celebrarlo, a 176 años de su nacimiento.
martes 24 de octubre de 2023
Eduardo Sívori: el despertar de un pintor argentino

Nacido en Buenos Aires, el 13 de octubre de 1847, fue a sus 27 años cuando viajó por primera vez a Europa y, en París, inició su carrera artística. Hasta el día de hoy, se lo sigue considerando uno de los máximos representantes no solo por sus obras de corte naturalista, sino también por ser de los primeros en incursionar en la técnica del aguafuerte y el grabado.

En París estuvo entre 1873 y 1876. Un año antes de volver a la Argentina, había participado de un concurso de dibujo que llevaba adelante una revista sobre artes. Sívori se presentó con una obra que había pintado mucho antes en los bosques de Palermo. Del concurso, resultó ganador de una Mención de Honor. A partir de ahí, su carrera no fue más que en ascenso.

De regreso en Buenos Aires, continuó sus estudios con José Aguyari, Francesco Romero y Ernesto Charton de Treville y, con el tiempo, logró convertirse en uno de los fundadores de la Sociedad estímulo de Bellas Artes de Buenos Aires. Esta institución, a su vez, fue el antecedente directo de la Academia Nacional de Bellas Artes.

En 1882 regresó nuevamente a París, donde tomó clases con Jean Paul Laurens. Pero no permaneció por mucho tiempo. Ya radicado definitivamente en Argentina, creó muchas de sus máximas obras, por las que hoy más se lo recuerda. Entre ellas, El despertar de la criada (1887): “Es un desnudo naturalista. Aun cuando el título y algunos elementos de la composición lo connotan, la pintura pertenece al género que a lo largo del siglo XIX fue campo de batalla de las audacias modernistas. No hay narratividad en la escena, se limita a presentar el cuerpo de una muchacha joven en el que se lee su pertenencia a la clase trabajadora”, comentó la especialista e historiadora del arte, Laura Malosetti Costa, en el texto que acompaña la obra incluída en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.

Y agregó: “Fue pintado en París por Eduardo Sívori quien, tras haber logrado su aceptación en el Salón anual, lo envió a Buenos Aires ese mismo año sabiendo de antemano que su exhibición despertaría polémicas. Fue el primer gesto vanguardista en la historia del arte argentino. La llegada del cuadro desde París, probablemente traído por Eduardo Schiaffino, fue precedida por una serie de artículos de prensa en los que la misma Sociedad Estímulo anunció que era un cuadro problemático, que sería de exhibición restringida, y que había recibido en París algunos comentarios (que fueron traducidos íntegramente) en los que se ponía en duda el buen gusto del artista al encarar un tema semejante”.

En la Buenos Aires de aquella época, eran muy pocas las obras que exhibían desnudos. Cuando aparecían, las tensiones por el “mal gusto” y lo “indecoroso” tampoco se hacían esperar. Aquí, “el cuadro fue objeto no solo de una intensa polémica en la prensa (fue calificado de ‘indecente’ y ‘pornográfico’), sino también de un importante alineamiento de intelectuales y artistas en su favor. En una reunión de su Comisión Directiva, el 22 de agosto de 1887, la Sociedad Estímulo de Bellas Artes decidió exhibir el cuadro en su local, cursar invitaciones especiales a los socios y a los periodistas de la capital, y abrir un álbum que recogiera las firmas de todos aquellos ‘que quieran manifestar al autor sus felicitaciones por los progresos realizados’. Más de 250 firmas de artistas, escritores, etc. se estamparon en ese álbum en cuyas páginas Sívori guardó, además, los recortes de las críticas recibidas y fotografías de ese y otros cuadros suyos que habían sido expuestos en el Salón de París hasta su regreso definitivo en 1891”, destacó Malosetti Costa.

Eduardo Sívori murió a los 70 años, en Buenos Aires, el 5 de junio de 1918. Fue un creador prolífico: pintó y dibujó otros desnudos, retratos y, paulatinamente, también se fue orientando hacia la temática del paisaje pampeano. Muchas de sus obras pueden visitarse en el Museo Nacional de Bellas Artes y en el Museo de Artes Plásticas que lleva su nombre. Este último se inauguró en 1938, veinte años después de su muerte y, desde el 2 de agosto de 1996, se emplazó en su sede definitiva, frente al Rosedal del barrio porteño de Palermo.

“Eduardo Sívori. Artista moderno entre París y Buenos Aires”, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Para conocer y disfrutar más su obra, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta la primera retrospectiva de Eduardo Sívori que se realiza en nuestro país desde la exposición póstuma dedicada a su figura, en 1919. Con la curaduría de Laura Malosetti Costa y Carolina Vanegas Carrasco, puede visitarse hasta el 4 de febrero de 2024.

La muestra está integrada por casi 200 obras, fotografías, documentos y objetos personales provenientes de colecciones públicas y privadas, entre los que se cuentan pinturas, dibujos, acuarelas, gouaches, grabados y afiches creados por Sívori y algunos de sus discípulos.

Eduardo Sívori. Artista moderno entre París y Buenos Aires puede visitarse en el Pabellón de exposiciones temporarias del MNBA, de martes a viernes, de 11 a 20h, y los sábados y domingos, de 10 a 20h, con entrada libre y gratuita.

cultura.gob.ar

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