Argentinos dejó pasar su chance ante Fluminense y definirá su pase a cuartos de la Libertadores en Brasil

La decepción se dibuja en los rostros de los hinchas que se pierden por Juan Agustín García y Boyacá. Se lamentan por el empate de Xavier, que llegó en la única pelota que los brasileños pudieron patear ante Leonardo Heredia, el delantero de los guantes prestados. Y también, por la escalofriante lesión que sufrió Luciano Sánchez, pocas veces vista. Una falta sin intención de Marcelo, el lateral que supo vestir la camiseta del Real Madrid y se largó a llorar desconsoladamente cuando advirtió que le había roto la rodilla izquierda a su colega. La pierna se le dobló hacia atrás al marcador central de 29 años, quien terminó con una luxación completa, internado en el Sanatorio Finochietto. Estará entre 8 meses y un año inactivo. Postales del primer mano a mano –accidentado- entre Argentinos y Fluminense, que tendrá su revancha el martes en el Maracaná.

¿Se apuró Gabriel Milito con los cambios? El técnico, que había planteado el partido con gran sapiencia, no podía imaginar que Alexis Martín Arias saldría con tanta vehemencia a cortar a Diogo Barbosa. Un minuto antes, había hecho tres variantes. Tal vez, habría que preguntarse por qué modificó tanto teniendo en cuenta que no había supremacía de Fluminense.

Sin posibilidades de hacer más modificaciones, Heredia terminó bajo los tres palos. Y el partido recuperó la tensión que había bajado tras la lesión de Sánchez. El clima cambió en la cancha. A excepción de la popular, los murmullos comenzaron a fluir en la platea a medida que los smartphones devolvían la cruda imagen de la fractura del defensor local.

Fluminense se llevó demasiado de La Paternal. Argentinos había sido superior en el primer tiempo y no pasaba zozobras, más allá del bombazo de André en el palo. Como habrá sido que en los cuarenta y cinco minutos iniciales terminó aplaudido por su gente.

No era para menos. Argentinos jugó en un gran nivel. Empezó y terminó asediando a Fluminense y si no viajó al vestuario con una diferencia más holgada se debió a la notable actuación de Fabio.

La cancha bien regada, con agua que salpicada cuando rodaba la pelota. Intensidad en la presión. Un alto grado de concentración. Argentinos salió dispuesto a incomodar a los brasileños, conscientes de que su principal capital es la circulación. Fue cortado en el arranque, entonces, porque se apeló al juego físico.

Fluminense sintió el agobio. No pudo salir corto y no juega largo, con la excepción de algún cambio de frente. Y Argentinos comenzó a llegar peligrosamente al área de Fabio por el sector en el que defendía Marcelo, que parecía jugar en una playa de Copacabana cuando cruzaba la mitad de la cancha a bordo de su enorme caudal técnico, pero mostraba flaquezas a sus espaldas.

Y el gol llegó, precisamente, por una buena comunión por las bandas. Mariano Bittolo cambió de frente, Javier Cabrera la metió en el corazón del área y Gabriel Avalos resolvió con un remate de cachetada que dejó sin chances a Fabio.

Argentinos pareció regular a partir de los veinte minutos. Y Fluminense manejó la pelota. En espacios reducidos, mostró una gran precisión. Pero fue tan intenso el conjunto colorado que Germán Cano solo una vez quedó mano a mano con Martín Arias. Llegó antes el arquero.

Resultó interesante el trabajo de Luciano Gondou, un 9 que sabe compartir el área. Lo hacía en Sarmiento con Javier Toledo y lo hizo en gran parte del primer tiempo con Avalos. Algo lento, pero potente de arriba y abajo, dejó al paraguayo cara a cara con Fabio, pero estuvo rápido el número uno carioca.

Y antes del descanso, otra vez se lució el veterano arquero visitante. Fue a partir de una presión de Gastón Verón (reemplazante del lesionado Avalos) y un remate de Bittolo que encontró una gran respuesta de Fabio.

En el segundo tiempo, todo cambió a partir de la lesión de Sánchez y las expulsiones de Marcelo y Martín Arias. Entonces, fluyó la categoría de Redondo para invitar a su equipo a jugar en una noche que pocos olvidarán, aunque no será por el fútbol precisamente.