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      Cien años del Palacio Barolo en 7 claves: secretos y leyendas del primer rascacielos de Latinoamérica

      De la inspiración en la Divina Comedia a la escultura con las cenizas del Dante. La historia del edificio que quisieron demoler y se convirtió en un ícono porteño.

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      Vista panorámica de uno de los edificios más emblemáticos de Buenos Aires. Video: Fundación Los Amigos del Palacio Barolo

      Cumple 100 años el "rascacielos latino". Así lo bautizó su autor, Mario Palanti. Su comitente fue otro italiano, Luis Barolo. Ambos lo dieron todo para legar a la Ciudad un edificio que se transformó en un ícono. Barolo financió esta mole de hormigón que fue una obra de vanguardia en aquellos años; y Palanti diseñó y ejecutó un edificio exuberante, con una carga simbólica cautivante. 

      Fue el más alto de Latinoamérica -hasta la construcción del Kavanagh, en 1935- y está coronado por un faro cuyo haz de luz podía verse desde Montevideo. Atravesó décadas de abandono, pero resurgió gracias a un mito dantesco y a la devoción de quienes lo habitan y lo administran; en 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional. A continuación, siete datos a tener en cuenta.

      La Divina Comedia

      El mito que lo salvó del abandono. Si bien no existe documentación que avale la teoría, se dice que el arquitecto Palanti se inspiró en los versos de esta famosa obra de Dante Alighieri. A esto se suma otra historia: Barolo habría tenido la intención de trasladar las cenizas del Dante hasta Buenos Aires, para salvarlas de las guerras que asolaban Europa. "Cien son los cantos de La Divina Comedia, cien los metros del edificio. La división general del edificio y del poema es ternaria: Infierno, Purgatorio y Cielo. Nueve son las bóvedas de acceso al edificio, como el número de jerarquías infernales. Los pisos superiores y la cúpula simbolizan los siete niveles del purgatorio. La cúpula está inspirada en un templo hindú dedicado al amor y es el emblema de la realización de la unión del Dante con su amada Beatrice", relataba el arquitecto e historiador Carlos Hilger, quien falleció el año pasado y es recordado por haber desarrollado la teoría dantesca sobre el Barolo. 

      El Faro del Bicentenario. Estuvo 40 años sin funcionar, hasta que fue restaurado para los festejos por los 200 años de la Revolución de Mayo. Foto gentileza: Fundación Los Amigos del Palacio Barolo.El Faro del Bicentenario. Estuvo 40 años sin funcionar, hasta que fue restaurado para los festejos por los 200 años de la Revolución de Mayo. Foto gentileza: Fundación Los Amigos del Palacio Barolo.

      El "Faro del Bicentenario"

      Vale la pena animarse a la aventura de atravesar pasillos estrechos y subir escaleras más angostas aún para llegar hasta la cima del palacio. Aunque suene inverosímil, se puede ingresar al interior del faro. En donde además hay lugares acondicionados con almohadones para poder sentarse: no sólo para apreciar con calma las casi 60 cúpulas que se ven desde aquí, sino para escuchar en la voz del arquitecto Fernando Carral cómo fue la construcción y la restauración de este faro único en la Ciudad. Nunca pudo funcionar como tal: su uso fue prohibido porque podía confundir a las embarcaciones que navegaban por el Río de la Plata. Su haz de luz podía verse desde Montevideo.

      Mario Palanti, el arquitecto que todo lo pudo

      Con el aval económico de Barolo, Palanti dio rienda suelta a toda su creatividad y a una ambición descollante por convertir a este edificio en un hito. Lo logró, definitivamente. Además de la magnífica ornamentación con la que dotó al que fue el primer rascacielos de Latinoamérica, "fue un estudioso de las capacidades constructivas del hormigón", explicó Virginia Bonicatto, arquitecta e investigadora en el Conicet, quien estudio la vida y la obra del italiano. "El Barolo es un edificio que no se puede identificar con otras formas de arquitectura. Palanti reinterpreta elementos de la historia de la arquitectura y crea un arte nuevo", sintetizó. Palanti, además, diseñó un submarino y sirvió en la Primera Guerra Mundial. 

      Cien años del Palacio Barolo, el primer rascacielos de la Ciudad. 
FOTO: GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMICien años del Palacio Barolo, el primer rascacielos de la Ciudad. FOTO: GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI

      Contra todos

      En las primeras décadas del Siglo XX la corriente francesa atravesó buena parte de la producción arquitectónica en la Ciudad de Buenos Aires. El Barolo vino a romper esa hegemonía, lo que generó controversias.

      Su inauguración fue silenciada por los medios de la época y su estética, fuertemente criticada por los arquitectos del establishment. El Concejo Deliberante de aquellos años ordenó la demolición de la torre, porque excedía los metros de altura permitidos sobre Avenida de Mayo. Quizá la crítica más sonora haya sido la del arquitecto danés Alexander Christophersen -autor de algunos de los palacios más importantes de la Ciudad, como el San Martín- quien advertía sobre el peligro de una ciudad de “cúpulas inútiles y demás verrugas” para rematar edificios con propósitos exhibicionistas, "a pedido de algún cliente poco educado en arte; y arquitectos prestos a satisfacer el encargo de extravagancias". Ni el danés pudo con la fama del Barolo.

      El hall del Palacio Barolo, que cumple cien años y es sede de conciertos y actividades de celebración. Foto gentileza Fundación Los Amigos del Palacio BaroloEl hall del Palacio Barolo, que cumple cien años y es sede de conciertos y actividades de celebración. Foto gentileza Fundación Los Amigos del Palacio Barolo

      El arroyo

      Otra más de las curiosidades del Barolo. Debajo de sus cimientos corre un arroyo. En rigor, la Ciudad de Buenos Aires tiene 11 cuencas que la atraviesan, una de ellas es la del Radio Antiguo, que cubre mayormente toda el Area Central, Monserrat, Balvanera, y hasta Recoleta, entre otros barrios. Se trata de kilómetros y kilómetros de arroyos enterrados bajos calles y avenidas. Aunque no es accesible para visitas, Clarín pudo llegar hasta el subsuelo del Barolo y, aunque no se logra divisar el agua, si se oye a la perfección como corre. Es el antiguo arroyo Tercero del Medio. 

      La escultura perdida

      Además de arquitecto, Palanti era un extraordinario artista plástico. Entre otras cosas, realizó una escultura a la que bautizó "La ascensión". Se cree que en su interior se encontraban las cenizas del Dante. Se trata de un cóndor que despliega sus alas y lleva en el lomo la figura de un hombre moribundo. La original vino viajando en barco desde Europa, pero la nave tuvo que desviarse a Mar del Plata. El el hall del Barolo hay una réplica de esta escultura, realizada por Amelia Jorio, hija de Carlos Jorio, uno de los primeros inquilinos que tuvo el edificio. Casi un siglo después, y tras años de búsqueda e investigación, se logró ubicar la base de la escultura, que también se exhibe en el Barolo.

      El coronamiento del Palacio, que fue el edificio más alto de Latinoamerica.  Foto gentileza: Fundación Los Amigos del Palacio BaroloEl coronamiento del Palacio, que fue el edificio más alto de Latinoamerica. Foto gentileza: Fundación Los Amigos del Palacio Barolo

      Visitas

      No hay que ser propietario ni inquilino de una oficina en el Barolo para conocer muchos de sus rincones. Las visitas guiadas son un atractivo más en este edificio, que cada vez convoca a más turistas y vecinos. Como se mencionó, es posible subir hasta el interior del faro. Para esta visita se requiere no tener impedimentos de movilidad, porque las escaleras para acceder son muy estrechas. Las visitas las coordina el arquitecto Carral (en Instagram @carral.f). Y por supuesto, las visitas oficiales (@palaciobarolotours); además de permitir el ingreso a oficinas históricas, propone ver el edificio desde una perspectiva inédita, la terraza del 13er piso, que no se ve desde la fachada. También hay visitas nocturnas. Todas son guiadas. 

      mapa*-barolo

      SC


      Sobre la firma

      Silvia Gómez
      Silvia Gómez

      Periodista (TEA). Desde 2000 escribo en Clarín. En la sección Ciudad, desde hace más de una década. Mis temas de interés: el patrimonio edilicio de la Ciudad de Buenos Aires y la actualidad de los barrios populares -villas y asentamientos- en el territorio. También los temas inherentes a la sección: movilidad, urbanismo, cultura, espacio público y arquitectura, entre otros. Además soy columnista de radio. sgomez@clarin.com

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