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Comentario 2: Historia del Arte

José de Ribera fue un pintor, dibujante y grabador español del siglo XVII, que
desarrolló toda su carrera en Italia, inicialmente en Roma y posteriormente en Nápoles.
Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio hacia una
estética más colorista y luminosa, influida por Van Dyck y otros maestros. Contribuyó a
forjar la gran escuela napolitana, que le reconoció como su maestro indiscutible; y sus
obras, enviadas a España desde fecha muy temprana, influyeron en técnica y modelos
iconográficos a los pintores locales, entre ellos Velázquez y Murillo. Sus grabados
circularon por media Europa y consta que hasta Rembrandt los conocía.
La mujer barbuda (Magdalena Ventura con su marido) es un cuadro de José de Ribera,
óleo sobre lienzo. Mide 196 x 127 cm. Datada en 1631, se conserva en el Museo del
Prado. Fue un encargo del Duque de Alcalá y Virrey de Nápoles, que al enterarse de la
existencia de esta mujer barbuda ordeno un retrato, costumbre heredada de los siglos
XVI y XVII.
La pintura representa a Maddalena Ventura, italiana, posando junto a su marido y uno
de sus hijos. A esta mujer, a partir de los 37 años, le comenzó a crecer la barba y el pelo
junto a otros síntomas como la calvicie o la voz grave. A la derecha vemos unas lápidas
en las que se puede leer en latín entre otras cosas El gran milagro de la naturaleza. La
inscripción continúa con el nombre de José de Ribera latinizado, identificándose a sí
mismo como miembro de la Orden de la Cruz de Cristo, que el Papa Urbano VIII le
había concedido en San Pedro del Vaticano en 1626. También se llama a sí mismo
"Poris alter Apelles", es decir el otro Apelles de su tiempo, refiriéndose al pintor de
Alejandro Magno y adulando al III Duque de Alcalá comparándolo con el mítico
personaje. Finalmente termina la inscripción afirmando que pintó el cuadro del natural y
por encargo Virrey de Nápoles, el 16 de febrero de 1631. Ribera consigue retratar a esta
seria mujer barbuda al estilo de Caravaggio, con intensos contrastes lumínicos y un
extremo naturalismo.
Ribera representó a la mujer con gran dignidad, prácticamente inexpresiva, con una
postura estable dándole el pecho a un niño, pero dada su edad, cincuenta y dos años, y el
exceso de hormonas masculinas que la aquejaba, es obvio que no puede ser suyo. El
rostro de Maddalena, como comentó Padovanino, era «totalmente viril», y Ribera lo
representa sin el menor rastro de femineidad en los rasgos ni en la textura de la piel. El
niño figura, pues, como atributo paradójico de su sexo femenino y su maternidad, lo
mismo que el vestido, la cofia, el anillo de boda y el copo de lana en un huso de metal
(emblemas de la domesticidad femenina) sobre el murete de la derecha.
También sitúa simbólicamente el detalle de una bobina de lana dentro de una concha
-símbolo hermafrodita-, sobre las lápidas laterales, alude con atributos de las labores
femeninas al comportamiento de una mujer.
La pintura demuestra así la preocupación del artista por ofrecer un registro veraz de
aquel fenómeno de la naturaleza, que sin duda era lo que quería el cliente, y al mismo
tiempo crear una obra de arte digna de su fama.
Es una obra maestra que ha sido admirada a lo largo de los siglos. Goya hizo un dibujo
de una mujer barbuda, mirando a su hijo de forma afectuosa mientras éste se entretiene
con su barba. En el dibujo escribió: “Esta mujer fue retratada en Nápoles por / Jose
Ribera o el Españoleto, por los años de 1640”.
Hay otro cuadro en el Museo del Prado con una mujer barbuda. Lo pintó Juan Sánchez
Cotán hacia 1590 por encargo, quizá, del propio Felipe II. La mujer se llamaba Brígida
del Río, y era conocida como la mujer barbuda de Peñaranda. Cuando sirvió de
modelo al pintor tenía 50 años y, en parte, se ganaba la vida cobrando por mostrarse al
público o, mejor, a los nobles que podían pagar lo que recaudaba.
Al parecer todas estas mujeres padecían de hirsutismo, que es el crecimiento excesivo
de pelo en la mujer, con un patrón masculino de distribución en la barba, las patillas, el
cuello, el tórax, el ombligo, los muslos, la espalda, además de la calvicie y de
irregularidades en la regla.

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