Tres puntos claves para decorar habitaciones infantiles
Textos: Maria Paula Hernández Bergsneider
El interiorismo infantil conjuga lo mejor del mundo del diseño con la sensibilidad de los más pequeños. En atreverse a jugar y experimentar está la clave.
Crear un espacio infantil es siempre una aventura. La imaginación eleva las posibilidades y el diseño las aterriza en búsqueda del equilibrio perfecto. Colores y texturas conforman el escenario en el que tendrán lugar cientos de experiencias memorables de crecimiento y aproximación al mundo. Guiando el proceso están el espíritu y la personalidad, siempre particulares, de cada pequeño habitante.
A un lado los estereotipos
El rosado no es el color de las niñas, ni el azul el de los niños. Cada vez con mayor libertad, los colores se despliegan sobre los espacios infantiles creando nuevos lenguajes expresivos y facilitando el diseño de infinitas atmósferas. Con una carta de color abierta, cualquier cosa puede pasar.
Superado este punto, explora el color desde el tipo de sensaciones que genera. El color nos altera: nos suaviza y nos agita, nos sacude o nos arrulla. En habitaciones, prefiere tonos suaves y sutiles que inviten al descanso. Los fríos llamarán a la tranquilidad, mientras que los cálidos estimularán la actividad. Guarda los acentos fuertes para espacios de estudio y juego, donde la energía dinámica sea necesaria.
Recuerda que el color no está solo en las paredes: mobiliario, textiles y decoración son piezas de un solo rompecabezas. Ten en cuenta los elementos que habrá en la habitación a la hora de diseñar cromáticamente el espacio y crea una paleta que se aplique con armonía en diferentes objetos. Introduce tonos neutros que articulen el espacio y le den atemporalidad.
Escucha las necesidades del pequeño y permite la exploración de nuevos colores. ¿Qué tal una pared terracota para crear un espacio tranquilo y cálido? ¿O un amarillo pastel para evocar la energía del sol?
Espacios para la comodidad
Piensa en las actividades que van a suceder en el espacio que estás diseñando. ¿Será solo dormitorio? ¿También será el lugar de juego y estudio? ¿Habrá lectura o juegos más físicos?
Abre la puerta a las ideas y encuentra su forma buscando el balance entre lo estético y lo funcional. Aunque se trata de encontrar un equilibrio, prefiere el mobiliario por su diseño en función de la comodidad.
En caso de que vaya a ser una habitación con múltiples usos, crea un espacio flexible que pueda adaptarse a los diferentes momentos del día. Para esto, apóyate en mobiliario con múltiples usos y organizadores que le permitan al pequeño disponer del espacio a su gusto y devolverlo todo a su lugar al final de la jornada.
Por último, reglas claves en el diseño de cualquier lugar: buena iluminación, ventilación y texturas agradables. Si tu pequeño es sensible a la naturaleza, la vegetación no puede faltar.
Una habitación con voz propia
La habitación debe ser un lugar para escuchar la propia voz y aprender a configurar el espacio en función de los gustos personales y las etapas que se van atravesando a lo largo de la vida. Más allá de figuras infantiles genéricas, puedes recurrir a personajes de películas, animales o temas especiales que hagan único este lugar.
Los deportes y hobbies también son una excelente guía para darle un toque especial a la habitación. ¿Tal vez los aviones, los insectos o los dinosaurios? Cualquier interés infantil puede convertirse en una pasión para toda la vida. Rodearnos de ella, nos recuerda quiénes somos y el camino de conocimiento que podemos recorrer.
Y como esto también puede cambiar, flexibiliza el espacio utilizando objetos decorativos hechos a mano o recursos como el papel tapiz, postales o murales. El lugar podrá transformarse a medida que los gustos cambian sin exigir altos costos. A un lado los miedos, ¡y a explorar!