Está en la página 1de 44

Publicaciones sobre el Temple y los templarios

Francisco Rafael de Pascual, ocso

C
omo se dice el la Presentación de este número de CISTERCIUM, la gran cantidad de
publicaciones y reediciones de obras sobre el Temple, no deja de ser un
fenómeno mediático que requiere un análisis. Aunque en estas líneas no
pretendemos, ni mucho menos, ser exhaustivos, sí queremos ofrecer un
panorama modestamente completo del panorama editorial actual. No faltan
medios hoy día, ni ofertas, que nos permitan acercarnos a estanterías llenas de títulos
sugerentes y tentadores sobre el Temple.
Son muchas las páginas web que librerías y bibliotecas que ofrecen secciones
exclusivas dedicadas a este tema. No falta el reclamo publicitario, que unas veces orienta y
otras encubre el engaño. Y los lectores a veces pueden dudar entre la historia y la ficción.
No pretendemos en absoluto ir más allá de las intencionalidades de cada autor, ni
queremos influir en la elección del lector. La distribución que hemos hecho entre obras de
rigor histórico, novela histórica y mera ficción, no apuntan a ningún tipo de juicio sobre el
valor de cada una de las publicaciones. Las aficiones y los gustos de los lectores les orientarán
hacia sus preferencias.
Aunque en algunos casos ciertas obras se alejen bastante de la realidad histórica y en
otras pocas aparezca una constatable manipulación de las ideas, no por ello las vamos a
despojar de un cierto valor; pero reconocemos que hacen poco servicio a la causa del Temple.
Los aspectos parciales y los hechos puntuales no pueden ser aplicados con carácter
general a una institución o un ideal. Por otra parte se impone un mínimo rigor para delimitar
los campos narrativos. No es lo mismo la caballería medieval y sus ideales que el programa
“monástico” de los Templarios. Cuando se habla de “cruzados” y cuando se “caballeros” no
se está hablando de la misma cosa. En los ejércitos de reconquista había muchas modalidades
de participación en los mismos –como sucede en los ejércitos modernos- y, por lo tanto, la
variedad de conductas era también muy distintas, según los ideales que animaban a cada
grupo. Ignorar ciertas cosas puede llevar a exageraciones ridículas o a deformaciones
tendenciosas: los participantes en las batallas, el número de muertos, los objetivos de las
campañas, las reacciones frente a la victoria o la derrota.
El mundo de valores medieval es muy complejo, y no podemos proyectar nuestras
conquistas éticas actuales sobre unos hombres que aún mezclaban en grandes dosis la
religiosidad con la superstición, el frenesí guerrero con la crueldad, las más exaltadas hazañas
con la ignorancia más absoluta de las letras y la historia, el amor cortés con la brutalidad de la
vida en campaña...
Por todo esto es importante intentar conocer los hechos en su veracidad –es la función
de la investigación histórica-; se da también la posibilidad re recrear los ambientes y las
hazañas para transmitir los valores y los ideales que animaron a los protagonistas de la
historia –debería ser el objetivote la novela histórica-; y, finalmente, los aspectos parciales de
la vida del hombre, los que configuran su circunstancia y entorno y a la vez mueven su
corazón en una dirección u otra, no deben ser desdeñados, pues orientan la historia en un
sentido u otro, y la determinan según su capacidad de influencia –y eso es lo que se expone

1
generalmente en relatos y ensayos que cubren tantas tierras como las que pisa el espíritu del
hombre-.
Hemos incluido los índices de algunas publicaciones, los prólogos de sus autores y a
veces algunas páginas que nos han parecido importantes. De este modo, creemos, el lector
que siga este dossier podrá tener acceso a una gran panorámica en la que podrá seleccionar
sus puntos de interés, o encontrar inspiración para otros que se lo despierten o desearía
conocer.
Algunos de los libros presentados ofrecen admirables fuentes de interés: bibliografías,
índices onomásticos y toponímicos, mapas, etc. Todo ello constituye una excitante aventura
para el lector curioso, y una herramienta admirable para comparar y verificar datos.
En ningún caso hemos pretendido silenciar u omitir intencionadamente alguna obra o
autor. Las posibles lagunas son culpa exclusivamente de nuestra torpeza o ignorancia. Autores
y obras que quizá merecerían aparecer en vez de las que hemos seleccionado tienen ya el aval
de la autoridad y competencia de sus autores y un conocimiento de las lectores más
autorizado que nuestra presentación.

PASTORA BARAHONA, Los Templarios. Una historia muy presente, Ed. Libsa, San
Rafael 4, 28108 ALCOBENDAS (Madrid) Tel 91 657 2580 / Fax 91 657 2583
libsa@libsa.es www.libsa.es ISBN 84-662-0326-5, 2004, 2ª reimpresión,
25x17 cms, 440 págs., encuadernado en cartoné.

M
uchos de nosotros hemos adquirido nuestro primer contacto con los frailes
o freires templarios a través de una imagen legendaria que los sitúa como
protagonistas de cuentos y narraciones fabulosas, contados en noches de
tormenta en torno al fuego del hogar, y en donde no faltan los tesoros
escondidos, las claves secretas, los rituales mágicos o la vida de
ultratumba. Ejemplos de esta literatura son, en lengua castellana, obras como esa maravillosa
historia de terror escrita por Gustavo Adolfo Bécquer que lleva por título El Monte de las
Ánimas. En un estilo más realista, la novela de Gil y Carrasco, El Señor de Bembibre, destaca
el drama de los últimos miembros de la Orden en tierra castellana, que habiendo sido
declarados inocentes por los tribunales locales, no pudieron sin embargo escapar a la orden
papal de suspensión. Es asimismo posible que nuestra primera impresión de los Templarios
derive de la lectura de obras más recientes, que desde el ámbito del llamado esoterismo,
intentan explicar y desvelar el «enigma» o el «secreto» de los Templarios; aunque también en
los últimos tiempos los Templarios han sido objeto de estudio y revisión por parte de
investigadores especializados en el mundo medieval, cuya producción, más restringida y
especializada, no adquiere tanta difusión entre el gran público. Por eso la Orden del Temple es
quizás, de todos los fascinantes y aún en gran medida inexplicables fenómenos de la Edad
Media, sobre el que más ríos de tinta se haya vertido.
El propósito de la presente aportación a la vasta y variopinta literatura acerca de los
Templarios solo se dirige a presentar al lector profano en el tema una visión general de la

2
Orden del Temple como fenómeno histórico y como fenómeno legendario, pues la formación
de la leyenda templarla es en sí misma también un hecho histórico significativo. Las claves
para desentrañar el enigma templarlo hay que buscarlas, en primer lugar, en las circunstancias
que favorecieron el polémico nacimiento de la Orden, su vertiginoso ascenso y su dramática
caída. Lo que el lector hallará en estas páginas es, por consiguiente, un estudio general de la
Orden del Temple dentro del contexto histórico en que se desenvolvió, como realidad
histórica y, posteriormente, como ficción. Por ello hemos dividido el libro en tres partes. En la
primera «La Génesis de una Milicia de Cristo», se abordan los fundamentos del mundo
medieval, sobre los cuales se construyó la empresa cruzada. En la segunda, «El Techo de la
Gloria», se examina la expansión de la Orden del Temple como institución supranacional, su
organización interna y los hechos más representativos de su singladura histórica tanto en
Oriente como en Occidente. La lucha contra el infiel, objetivo primordial de las órdenes
militares, tenía en el mundo mediterráneo dos frentes abiertos, uno en las tierras orientales de
Siria y Palestina y otro en el extremo occidental de la Península Ibérica. Fue en estas regiones
fronterizas donde el Temple desplegó verdaderamente su actividad militar, y es en ellas, por
tanto, donde hemos puesto la mayor atención. Finalmente, en «La Caída de los Dioses», se
analizan las circunstancias que precipitaron la tragedia de la Orden, el marco ideológico en el
que se fraguó su leyenda a comienzos del siglo Xvin, y su desarrollo posterior hasta las
primeras décadas del siglo XX, en donde se inspiran básicamente las múltiples versiones que
aún hallamos de la leyenda templaria.
Pero ocuparnos de estas últimas desbordaría los límites y el propósito de este trabajo.
Puede que el lector también se esté preguntando qué tiene realmente de interés el tema
de los Templarlos, aparte de las características ya señaladas que los convierten en un
fenómeno singular y sin precedentes en la historia del Occidente cristiano. Para esta cuestión
pueden darse varias respuestas, pero las resumiremos en dos.
En primer lugar, es legítimo considerar a la Orden del Temple como un paradigma o
modelo de la sociedad medieval y, por lo tanto, una buena guía para alguien que se adentra
por primera vez en el estudio de esta fascinante etapa de nuestra historia.
En segundo lugar, la vida de la Orden, muy breve si la comparamos con la de otras
instituciones similares, coincide, sin embargo, con los dos siglos en los que Europa
experimentó los cambios que fundamentarían el desarrollo posterior de nuestro mundo
moderno, un mundo en el que los términos «cruzada», «guerra santa», «guerras de religión» y
otros parecidos, pertenecientes al acervo cultural de la Edad Media, han adquirido una
renovada actualidad a partir del atentado, presuntamente cometido por un grupo integrista
islámico, contra las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. No son solo
los ecos de la tragedia templaria los que siguen resonando después de casi 700 años, sino
también los conceptos, imágenes y representaciones de un mundo que la modernidad
aparentemente había dejado atrás. Junto a las revoluciones sociales y los progresos
tecnológicos que supuestamente nos sitúan a las puertas de una «sociedad del conocimiento»,
como algunos autores llaman a la actual fase de desarrollo del capitalismo mundial, rebrotan
los «integrismos», «fundamentalismos» o «fanatismos» religiosos y culturales, no solo en los
países musulmanes, sino en los de tradición cristiana y entre la comunidad judía.
Tras. el atentado a las torres gemelas de Nueva York, símbolo del autoproclamado
progreso de Occidente, los medios de comunicación de masas comenzaron a hablar de un
«choque de civilizaciones». En esta línea, el presidente de los Estados Unidos hizo alusión en
un famoso discurso a la «lucha entre las fuerzas del Bien y del Mal» e incluso llegó a asegurar
que Dios estaba de su parte. Desde el otro lado, un renacido Anticristo llamado Bin Laden
hacía una exhortación en otra famosa alocución para la defensa de «los Lugares Santos» del
Islam, supuestamente profanados por la presencia de bases militares occidentales en suelo

3
árabe, lo que se interpretó como un renovado llamamiento a la «guerra santa». La «cruzada
contra el nuevo infiel», camuflado bajo la etiqueta de «terrorismo internacional» evoca, sin
duda, épocas pasadas, conflictos históricos que lejos de haberse superado adquieren nuevas
dimensiones. El presente es, obviamente, consecuencia del pasado y fundamento del futuro, y
atrevernos a conocer el pasado de las sociedades occidentales, sin los espejos deformantes con
cuyas imágenes se ha escrito tradicionalmente su historia, es dar un gran paso para
comprender la complejidad de nuestro presente y construir sobre estas bases el proyecto de un
mundo me jor para todos los pueblos sin excepción. Una de las teorías contemporáneas
surgidas en torno a la leyenda templaria sostiene que los frailes templarlos, en realidad,
albergaban una meta secreta consistente en un plan de unificación de las tres religiones del
Libro en una sola. No podemos, de momento, verificar que esto fue así; pero sin duda la idea
de sumar creencias y voluntades pudo asaltar las mentes de muchas personas sensatas de la
época, como premisa para crear un ambiente perdurable de tolerancia, convivencia y respeto
mutuo en el conflictivo mundo medieval. Esas «esperanzas no logradas pero tampoco
fallidas», de las que nos habla el poeta, han llegado hasta nuestros días por las vías
secundarias de la historia. Si la Orden del Temple fue o no un eslabón en esta cadena de
transmisión, es otra cuestión diferente que queda abierta a la consideración del lector. Nuestro
propósito se limita a ofrecerle unos instrumentos rudimentarios para conformarse una opinión
propia al respecto.
El judaísmo, el cristianismo y el islam son llamadas religiones del Libro, en alusión a
la Biblia, porque ésta constituye la fuente de inspiración de todas ellas. La teoría a la que nos
referimos la desarrolla Juan García Atienza en sus interesantes obras sobre los Templarios que
aparecen en el índice bibliográfico.

Contenido
INTRODUCCIÓN
PARTE I: LA GÉNESIS DE UNA MILICIA DE CRISTO
I. Los fundamentos del mundo medieval
El cristianismo: de Jerusalén a Roma
Roma: agonía y muerte de un Imperio
Europa bajo el signo de la Cruz
II. El año mil y la abadía de Cluny
III. La segunda mitad del siglo XI; la «primavera del mundo»
IV. ¡Toma la Cruz y sígueme!: la conquista de Jerusalén
V. V Los «Pobres Caballeros de Cristo»: fundación de la Orden Templaria
PARTE II: EL TECHO DE LA GLORIA
VI. La expansión templaria en Occidente
VII. ¡Ay Jerusalén! El Temple en Tierra Santa
VIII. El Temple de puertas adentro
La Regla del Temple
La pirámide templaria: estructura territorial y social de la Orden
Vida y costumbres templarias
El Tesoro del Temple
IX. Europa entre los siglos XII y XIV: el dominíum mundi.
X. Caminos cruzados
XI. La frontera de Oriente
XII. La frontera de Occidente
XIII. Adiós a Tierra Santa
XIV. Paisaje después de
una batalla: la Cristiandad a principios del siglo XIV
PARTE III: LA CAÍDA DE LOS DIOSES
XV.De demonios, magos, herejes y reyes del mundo

4
XVI.Un duelo de titanes: el papado y la monarquía francesa.
XVII.Saturno devorando a sus hijos: el arresto de los templarios
franceses.
XVIII. La destrucción del Temple.
XIX. El espejo de una sociedad
La metáfora del sello templario
La herejía del Temple
XX. El Templo reconstruido: la génesis de la leyenda templaria
Los jinetes del Apocalipsis y el espíritu de la libertad. . .
La mágica resurrección de los Templarios.
El Ternple y la sabiduría oculta: el templarismo masónico.

ANEXO: REGLA DE LOS POBRES CONMILITONES DE CRISTO Y TEMPLO DE SALOMÓN


Prólogo
Comienza la Regla de los pobres conmilitones de la Santa Ciudad.
BIBLIOGRAFÍA

GONZALO MARTÍNEZ DÍEZ, Los Templarios en los Reinos de España, Ed. Planeta
(Diagonal 662-664) Barcelona 2002, 23x15,5 cms., 463 págs. (Importante
índice onomástico y toponímico)

E
l P. Gonzalo Martínez Díez es un autor de sobra conocido y una gran autoridad en
lo relativo a las Órdenes Militares y al Temple en particular. Nacido en Quintanar
de la Sierra, Burgos, 1924. En 1942 ingresó en la Compañía de Jesús. Es licenciado
en Filosofía por la Universidad de Comillas, en Teología por la de Innsbruck, en
Derecho Canónico por la Universidad de Estrasburgo, en Derecho por la Universidad de
Valladolid y en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, doctor en Derecho por la
Universidad de Madrid y en Derecho Canónico por la de Comillas. En la actualidad imparte
docencia en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es académico correspondiente de la
Real Academia de la Historia y académico numerario de la Academia Fernán González. Ha
publicado numerosos libros y artículos, también ha colaborado en enciclopedias y
diccionarios. Entre sus últimas obras destacan Los templarios en la Corona de Castilla
(Burgos, 1993), Alfonso VIII (Burgos, 1995), El Bulario de la Inquisición Española (Madrid,
1998), El Camino de Santiago en la provincia de Burgos (Burgos, 1998) y El Cid histórico
(Barcelona, Planeta, 1999).

El trabajo que nos presenta el autor es, posiblemente, de los más completos y bien
documentados en lengua española, y, desde luego, una fuente de referencia inevitable.
Entre los grandes temas de la historia medieval que más interés, más apasionamiento e
incluso más morbo, y no sin razón, han suscitado a través de los siglos ocupa un puesto de
honor el relativo a los templarios.
¿Qué han visto las generaciones posteriores en estos caballeros del Temple,
desaparecidos hace casi setecientos años, para que cada año sigan publicándose nuevos libros

5
y estudios centrados en la vida y obra de una orden religiosa y militar que no alcanzó ni tan
siquiera los doscientos años de existencia?
La respuesta no es única ni simple; en primer lugar fue la novedad misma y la audacia
de su nuevo género de vida, ya que el templario no era mitad monje, mitad soldado, sino
monje completo y soldado integral. La unión de estos dos elementos aparentemente
antagónicos, el monacato y la milicia, en una única persona no tuvo fácil aprobación en la
tradición de la Iglesia, que siempre había sentido repugnancia hacia cualquier derramamiento
de sangre; sólo la enorme autoridad moral de san Bernardo fue capaz de abrir paso a la audaz
innovación que el género de vida iniciado por Hugo de Payns suponía en los usos y en el
pensamiento cristianos.
En segundo lugar, el éxito de la Orden del Temple y la enorme eficacia que demostró
en todas sus empresas, tanto militares como económicas, provocaron la admiración y hasta la
envidia de todos sus coetáneos. Los templarios se convirtieron en el espacio de unos pocos
decenios en la milicia más eficaz de la Cristiandad y en los banqueros del papado, de los
príncipes cristianos y de los señores de la época, que les confiaban y depositaban en sus
manos sus tesoros y caudales.
En tercer lugar, pero no el menos importante, figuran el misterio y la tragedia que
envolvieron los días finales de la orden donde se mezclan las acusaciones de los crímenes más
monstruosos, las torturas más espeluznantes, la sangre, las hogueras las leyendas esotéricas
con el juicio de Dios, que llama a rendir cuentas ante sí al papa y al rey de Francia, y a la
descendencia de éste, que se extingue y pierde el trono.
La Orden del Temple desapareció en 1312, pero dejó tras, sí una profundísima huella
en la memoria colectiva de la Cristiandad que ha perdurado a través de los siglos, tanto a nivel
de la producción literaria como de la imaginación popular, dando lugar a infinidad de
leyendas y a la atribución de todo lo misterioso y desconocido a un origen templario.
Este imborrable legado y recuerdo del Temple ha llegad muy vivo hasta nuestros días
y ha dado lugar a dos géneros de obras: uno, las que han seguido la vía del misterio y del
esoterismo, con frecuencia totalmente alejadas de cualquier realidad histórica, pero que han
tenido siempre y siguen teniendo u gran éxito por la tendencia innata del hombre a refugiarse
en lo inalcanzable e indemostrable; otro, el del rigor y la investigación histórica en el que se
han logrado muy apreciables reconstrucciones de lo que en realidad fue la Orden del Temple,
tanto en sus orígenes como durante su gloriosa vida de dos siglos, así en Oriente como en
Occidente, y muy especialmente de su trágico y doloroso fin, exonerando y limpiando a los
caballeros templarios de todas las calumniosas acusaciones de que fueron víctima y
proclamando su inocencia.
Aunque la Orden del Temple tuvo su sede en Jerusalén, concretamente en el Templo
de Salomón de donde tomó su nombre de Orden del Templo de Jerusalén o, más
corrientemente, del Temple, y su principal actividad militar tuvo su escenario en Tierra Santa,
también se dio una muy fuerte implantación templaria en todas las naciones de la cristiandad
occidental, y muy especialmente en Francia.
El Temple había nacido para defender a los peregrinos cristianos que visitaban
Jerusalén, pero muy pronto su misión fundacional se ampliaría a la defensa de los Santos
Lugares de los ataques del Islam. La lucha entre la Cristiandad medieval y el Islam tenía lugar
en dos frentes muy distantes entre sí: Oriente y la Península Ibérica, una vez que la conquista
normanda de Sicilia hubo acabado con el tercer escenario de ese enfrentamiento en la isla
itálica.
Los caballeros templarios no fueron ajenos en modo alguno a la lucha secular que los
reinos cristianos del norte peninsular mantenían contra los dos imperios musulmanes, el

6
almorávide primero y el almohade más tarde, que desde África se habían extendido también
por nuestro alAndalus, desplazando a todos los reyes de taifas hispanomusulmanes.
Así, en los reinos de España los templarios no se limitaron, como en el resto de la
cristiandad, a recolectar los medios económicos necesarios para el sostenimiento de los
caballeros que luchaban en la vanguardia de Tierra Santa, sino que también batallaron muy
activamente en la pugna que sostenían en España cristianos y musulmanes durante los siglos
XII y XIII.
La Orden del Temple nace en un ambiente y circunstancias concretos y determinados,
como son los que rodean a las Cruzadas, cuando el enfrentamiento entre el Islam y la
Cristiandad occidental elige como escenario Palestina y como forma la lucha armada por la
posesión de la Ciudad Santa de Jerusalén. En esa lucha, los caballeros templarios serán
siempre los adalides más eficaces y sacrificados.
La otra idea esencial en el nacimiento del Temple será la protección y defensa de los
peregrinos que se acercaban a Jerusalén para venerar los Santos Lugares. Sin las Cruzadas y
las peregrinaciones no hubiera habido Orden del Temple; por eso comenzaremos por
presentar, aunque sea muy sumariamente, las líneas generales de ese enfrentamiento entre el
Islam y la Cristiandad plasmado en las Cruzadas, as¡ como las condiciones que rodeaban a las
peregrinaciones cristianas hacia Jerusalén desde el momento que las armas del islam se
adueñaron de Palestina.
Las páginas que ofrecemos a continuación a nuestros lectores pertenecen al segundo
de los géneros poco aludidos, a la historia más rigurosa obtenida de las crónicas y de la
documentación medieval, que nos permiten reconstruir la llegada y primer asentamiento de
los caballeros del Temple en cada uno de los reinos cristianos peninsulares, así como su
propagación por ellos, señalando las diversas fortalezas y encomiendas que a ellos
pertenecieron en esos reinos. Especial atención nos merecerá la extinción y disolución de la
orden en el año 1312, aunque en España no se revistiera en ningún caso con los tintes de
tragedia que tiñeron su final en Francia.

INDICE

Introducción

PRIMERA PARTE. Origen y desarrollo de la Orden del Temple: 11191307

I. EL ISLAM FRENTE A LA CRISTIANDAD MEDIEVAL


1. Propagación armada del Islam en su primer siglo
2. «Las gentes del Libro» y el Islam
3. Peregrinos a Jerusalén
4. La Primera Cruzada: 27 de noviembre de 1095
5. En marcha hacia Jerusalén (10951099)
II. LA FUNDACIÓN DE LA ORDEN DEL TEMPLE
1. Jerusalén, abierta de nuevo a los peregrinos
2. Hugo de Payns, peregrino en Tierra Santa
3. Fundación de la Orden del Temple: ¿1119 o 1120?
4. Los primeros pasos de la nueva orden en Jerusalén
III. EXPANSIÓN DE LA ORDEN EN EUROPA
1. Hugo de Payns en Francia, Flandes, Inglaterra y Escocia
2. El Concilio de Troyes: 14 de enero de 1129

7
3. San Bernardo y la Orden del Temple
4. «El elogio de la nueva milicia»
5. La Regla del Temple
IV. LA LLEGADA DE LOS TEMPLARIOS A ESPAÑA
1 . Los primeros templarios en Portugal
2. El conde de Barcelona profesa como templario: 1131
3. El Temple en los reinos de Aragón y Navarra: 1131
4. En el reino castellanoleonés de Alfonso VII
5. Aragoneses y navarros rechazan el testamento de Alfonso I
V. EL TEMPLE EN LA CORONA DE ARAGÓN
1. Un testamento problemático
2. Los acuerdos de Ramón Berenguer IV con las tres órdenes
3. Expansión territorial de¡ Temple por Aragón y Cataluña
4. Implantación templaria en Mallorca y Valencia
5. Otras adquisiciones patrimoniales del Temple
6. Provincias y conventos templarios en la Corona de Aragón
VI. EL TEMPLE EN TIERRAS CASTELLANAS
1 . Los primeros templarios en el reino de Alfonso VII
2. El rey don Sancho III y los templarios
3. Los templarios renuncian a la defensa de Calatrava
4. El Temple en el reino de Castilla de Alfonso VIII (11581214)
5. Los templarios en la jornada de las Navas de Talosa: 16 de julio de 1212
VII. LOS TEMPLARIOS EN LEÓN Y CASTILLA HASTA 1230
1. Implantación templaria en el reino de Fernando II
2. Nuevas encomiendas templarias: Alfonso IX, rey de León (11881230)
3. El Temple se asienta en Castilla: 12171230
4. Actividades económicas del Temple en España
VIII. LOS REINOS DE CASTILLA Y LEÓN, UNIDOS DE NUEVO
1. Fernando III, rey de Castilla y de León (12301252)
2. Los templarios en la conquista de Sevilla: 1248
3. El reinado de Alfonso X (12521284)
4. La sublevación del infante don Sancho y los templarios
5. Los últimos años del Temple en la Corona de Castilla
IX. ENCOMIENDAS EN CASTILLA AL NORTE DE LA CORDILLERA CENTRAL
1. Los templarios castellanos en La Rioja: la encomienda de Alcanadre
2. Dependencias templarias en tierras de Soria
3. Falsas atribuciones templarias al norte del Duero
4. Villalcázar de Sirga, única encomienda castellana al norte del Duero
5. El convento o casa templaria de Valladolid
6. La encomienda de Medina del Campo: las «luctuosas»
X. ENCOMIENDAS TEMPLARIAS EN LOS REINOS DE TOLEDO Y MURCIA
1. La encomienda de Montalbán con las casas de Villalba y Cebolla
2. Otra encomienda toledana: Yuncos
3. El Temple en Murcia: la encomienda de Caravaca
XI. ENCOMIENDAS EN EL REINO DE LEÓN: GALICIA
1. En la ría de La Coruña: la encomienda de Faro
2. San Fiz do Ermo en el Camino de Santiago
3. Canabal y Neita: dos encomiendas, un comendador
4. Otro comendador en Galicia: Amoeiro y Coya

8
XII. LAS ENCOMIENDAS DEL REINO LEONÉS AL NORTE DEL SISTEMA
CENTRAL
1 . En la provincia de León: Ponferrada y Villapalmaz
2. Encomiendas zamoranas: Benavente, Villalpando y Villárdiga
3. Otras encomiendas: Alba de Aliste, Tábara y Alcañices
4. La encomienda templaria de la ciudad de Zamora
5. En Valladolid: Mayorga, Ceinos y San Pedro de Latarce
6. Dos encomiendas ciudadanas: Salamanca y Ciudad Rodrigo
XIII. EN LA TRASIERRA LEONESA
1. La encomienda de Alconétar
2. La encomienda de Capilla con Almorchón y Garlitos
3. Jerez de los Caballeros, ciudad templaria
4. El Ventoso, una encomienda de última hora
5. Las casas templarias de Córdoba y Sevilla
XIV. LA REGLA DE LA ORDEN DEL TEMPLE
1. Los caballeros de Cristo en Jerusalén
2. La regla latina de 1131
3. La regla de 1140 en lengua francesa
4. El templario como monje
XX. ¿CÓMO SE HACE Y VIVE UN TEMPLARIO?
1. El ingreso en la Orden del Temple
2. La vida un templario en la casa o convento
3. La preparación militar
4. La «justicia de la casa»
XVI. ORGANIZACIÓN Y ESTRUCTURA DE LA ORDEN DEL TEMPLE
1. El gran maestre y las dignidades mayores y menores
2. Estructura territorial. los maestres provinciales
3. La red financiera templaria
4. Los templarios como transportistas y marinos
XVII. EL TEMPLE EN TIERRA SANTA
1. En defensa del reino de Jerusalén
2. El Temple asienta su convento en San Juan de Acre
3. De Acre a Chipre: año 1291
4. Rivalidad entre templarios y hospitalarios

SEGUNDA PARTE. Proceso y supresión del Temple: 13071312

I. EL PRINCIPIO DEL FIN


1. La caída de San Juan de Acre cierra una época
2. Proyectos de fusión del Temple con el Hospital
3. Jacobo de Molay, un maestre que no da la talla
4. Felipe IV el Hermoso, verdugo del Temple
II. PRISIÓN DE LOS TEMPLARIOS EN FRANCIA
1. Rumores acusatorios
2. El día fatídico: 13 de octubre de 1307
3. Primera reacción de Clemente V
4. Confesiones forzadas de culpabilidad
5. Campaña propagandística contra los templarios
III. EL PAPA ORDENA EL APRISIONAMIENTO DE LOS TEMPLARIOS

9
1. La bula Pastorales praeeminentiae: 22 de noviembre de 1307
2. Prisión de los templarios en la Corona de Aragón
3. Resistencia templaria en Cataluña y Aragón
4. Los templarios catalanes se fortifican en Miravet y Ascó
5. Los templarios aragoneses resisten en seis fortalezas
6. Actitud benevolente de Fernando IV en Castilla
IV. NORMAS PONTIFICIAS PARA LOS PROCESOS CONTRA EL TEMPLE
1. Clemente V y el rey de Francia frente a frente
2. Proceso contra los templarios en la Corona de Aragón
3. El proceso de los templarios castellanos
4. El secuestro de los bienes del Temple en Castilla
5. Cuestionario pontificio para el interrogatorio de los templarios
V. PROCESOS CONTRA LOS TEMPLARIOS
1 . Torturas, sangre y hogueras en Francia
2. Interrogatorios y tortura de los templarios aragoneses
3. El proceso templario en Castilla: citación para Medina del Campo
4. Los templarios en Medina del Campo: 27 de abril de 1310
5. El testimonio de los templarios castellanos
6. Testigos de cargo en Medina del Campo
VI. LOS CONCILIOS PROVINCIALES NO ENCUENTRAN CULPABLES
1. Concilio de Alcalá (15VII1310) y Salamanca (21X1310)
2. A la espera de la resolución pontificia
3. Inocencia de los templarios aragoneses: noviembre de 1312
4. En el reino de Mallorca y sus dominios roselloneses
5. En otros países de Europa
VII. EL CONCILIO ECUMÉNICO DE VIENNE: 13111312
1. Convocatoria del concilio: 12 de agosto de 1308
2. Los padres conciliares resisten las presiones del papa
3. El rey de Francia presiona y amenaza al papa y al concilio
4. Supresión del Temple: la bula Vox in excelso de 22 de marzo de 1312
5. Promulgación de la bula Vox in excelso
VIII. LOS BIENES DEL TEMPLE TRAS LA SUPRESIÓN DE LA ORDEN
1. La atribución de los bienes del Temple al Hospital: 2 de mayo de 1312
2. Una excepción para los reinos hispánicos
3. Los embajadores de Jaime II en el Concilio de Vienne
4. Inicio de las negociaciones entre Clemente V y los reinos ibéricos
5. La terca resistencia de Jaime 11 frente a Clemente V
IX. EL DESTINO PERSONAL DE LOS EX TEMPLARIOS
1 . El futuro de los ex templarios: 6 de mayo de 1312
2. Las pensiones de los templarios aragoneses
3. Nace la Orden de Montesa: 22 de junio de 1319
4. Fernando IV dispone de los bienes templarios en Castilla
5. Juan XXII y los bienes del Temple en Castilla. 14 de marzo de 1319
6. Los reyes de Castilla ignoran la decisión de Juan XXII
7. Un proceso contra los poseedores de bienes de los templarios
X. EL GRAN MAESTRE ARDE EN LA HOGUERA DE NOTREDAME
1. Jacobo de Molay, desorientado y débil
2. El gran maestre revoca sus primeras confesiones
3. Jacobo de Molay condenado a prisión perpetua

10
4. El rey de Francia envía a la hoguera al gran maestre
5. Emplazamiento del rey y del papa ante el tribunal de Dios
Cronologia
Apéndices:
Grandes maestres de la Orden del Temple
Maestres de la Provincia de Aragón y Cataluña
Maestres de los tres reinos de España: Castilla, León y Portugal
En la Corona de Castilla:
Encomiendas
Fortalezas
En la Corona de Aragón:
Encomiendas en el reino de Aragón
Fortalezas en el reino de Aragón
Encomiendas en el Principado de Cataluña
Fortalezas en el Principado de Cataluña
Encomiendas en el reino de Valencia
Fortalezas en el reino de Valencia
Encomiendas en el reino de Mallorca
Fortalezas en el reino de Mallorca
Mapas
Bibliografía
Índice onomástico
Índice toponímico

DESMOND SEWARD, Los monjes de la guerra. Historia de las órdenes Militares,


-Ensayo Histórico-, Edhasa (Avda. Diagonal 519-521, 08029 Barcelona, Tel 93
494 9720 info@edhasa.es – www.edhasa.es) , Barcelona 2004-4ª, 23x16 cms.,
571 págs., encuadernación en cartoné. Excelente bibliografía e índice
onomástico

H
emos de decir que nos encontramos frente a un clásico y un trabajo
detalladamente elaborado y presentado. Quizá, a nuestro juicio, la mayor cualidad
del autor sea su seriedad y capacidad de síntesis al elegir los datos y saberlos
divulgar, de modo que la lectura del texto se hace fácil y a la vez ilustradora,
sabiendo mantener al lector dentro de una línea progresiva de conocimiento del tema tratado.
Originalmente publicado en 1972, éste es el primer trabajo desde el siglo XVIII que
incluye a todas las órdenes militares (templarlos, hospitalarios caballeros de Malta, caballeros
teutónicos españoles, portugueses o italianos) y que cuenta sus respectivas historias, desde su
fundación, hasta la actualidad. Otras fuentes sólo se refieren al período medieval.
Aunque un buen número de investigaciones sobre las órdenes han sido publicadas en
los últimos años por distintos eruditos, la historia académica moderna es tan especializada que

11
resulta de difícil acceso al público en general. “Trataré de reflejar al menos parte de esas
investigaciones en esta edición revisada de mi trabajo, aun siendo consciente cada vez más de
la audacia de intentar una introducción a un tema que abarca a tantos países durante tantas
centurias”.

Este libro es una introducción a las órdenes militares, la primera historia general desde
comienzos del siglo XVIII. Se concentra en el período previo a la Contrarreforma, cuando
todavía había monjes con espada. Muchas de estas órdenes aún existen, entre las que destaca
la de los caballeros de Malta; aunque hoy en día se ocupan exclusivamente de trabajos de
caridad, son celosos de su historia y sus tradiciones. En el último capítulo del libro, se hace
una descripción del papel que desempeñan en la actualidad.
Las hermandades caballerescas de las órdenes militares estaban compuestas por nobles
que habían hecho votos de pobreza, castidad y obediencia; vivían monásticamente en
conventos, que eran a su vez cuarteles, librando guerras contra los enemigos de la Cruz. En
sus capillas, se podía ver a monjes recitando el oficio, pero fuera de ellas había soldados con
uniforme. Las tres grandes órdenes fueron la de los templarios, la de los hospitalarios
(caballeros de Malta) y la de los caballeros teutónicos, aunque las españolas de Santiago y de
Calatrava no fueron menos formidables. La mayoría de ellas emergieron en el siglo XII para
proveer a la Iglesia de efectivos para las cruzadas. Fueron las primeras tropas en Occidente,
desde los tiempos romanos, que estaban adecuadamente preparadas.
En muchas ocasiones, los caballeros tuvieron que luchar, literalmente, para obtener su
camino al cielo. Durante incontables batallas nunca dudaron de su designio religioso:
«Quienes nos atacan, atacan a Jesucristo», clamaban los caballeros teutónicos. La Guerra
Santa fue un ideal admirado por todos los cristianos de Occidente, y las cruzadas una
inspiración que sobrevivió durante siglos.
La hermandad peleó y oró en distintas tierras y mares. Como escribió Edward Gibbon:
«El bastión más firme de Jerusalén fue fundado por los caballeros del Hospital de San Juan y
del Templo de Salomón; en una extraña asociación de vida monástica y militar, en donde el
fanatismo podía sugerir, pero la prudencia debía aprobar». Debido a sus sacrificios, Ultramar,
tierra de los cruzados y en cierta forma precursora de Israel sobrevivió durante casi dos siglos.
Después de que el reino de Jerusalén finalmente cayera, los hospitalarios, primero de
Rodas y luego de Malta, se dedicaron a custodiar el Mediterráneo y a proteger a los
mercaderes cristianos de los turcos y los corsarios bárbaros.
Los monjessoldado también libraron otra batalla santa en el norte de Europa contra los
paganos de Prusia, Letonia, Lituania y Estonia, asumiendo un papel trascendente en la
definición de los destinos de Alemania y Polonia. Todos estos países recibieron su influencia
(racial, económica y políticamente). La herencia de los Drang nach Osten fue legada en gran
medida por los caballeros teutónicos, cuyo territorio llegaba casi hasta San Petersburgo.
Fueron ellos los que crearon Prusia, a través de la conquista de los bálticos, que eran los
prusianos originales, después de haber realizado la más completa colonización vista en toda la
Edad Media. Sus campañas contra los lituanos han sido consideradas las más feroces de todas
las guerras medievales. Ladislao el Enano, rey de Polonia, terminó cediendo el corredor
polaco a los caballeros de Dánzig (Gdansk) en 1331. El primer Hohenzollern que rigió en
Prusia fue también el último hochmeister que gobernó en ese país. La victoria del mariscal de
campo Von Hindemburg sobre los rusos, en los lagos Masurian, en 1914, fue llamada
Tannenberg en honor a una batalla ocurrida allí cinco siglos antes, en la cual un hochmeister
fue muerto y sus caballeros casi borrados por los eslavos. Sus cruces negras y plateadas
fueron escogidas como el modelo para la Cruz de Hierro, y aún hoy son el emblema del
ejército alemán.

12
En España, las hermandades de Santiago, Calatrava y Alcántara fueron la punta de
lanza de la Reconquista. Ellas consolidaron el avance del cristianismo, pastando ovejas y
ganado en la solitaria meseta, donde antes nadie osaba asentarse por miedo a las razias de los
árabes.
Desde Portugal, otra hermandad inició la expansión de Europa con expediciones que
fueron en parte comerciales y en parte misioneras. Enrique el Navegante, maestre de los
caballeros de Cristo (sucesores de los templarlos portugueses), presidió un centro de
investigación en Sagres donde empleó a los mejores geógrafos de la época y desde donde
envió viajes de descubrimiento con la bandera de la orden.
Es sorprendente que tan pocos romances históricos se hayan escrito acerca de ellos: la
pelea hasta la muerte de los templarios y los hospitalarios en la caída de Acre en 1291; la
negativa del hochmeíster Ulrico von Junningen's a dejar el campo de Tannenberg; o los
caballeros de Malta, tan heridos que no podían mantenerse en pie, sentados en la entrada del
fuerte de San Elmo esperando el ataque final de los turcos, son sólo algunas de las escenas de
heroísmo épico más conocidas.
El fin de los templarios (cuyo último maestre, Jacques de Molay, fue quemado vivo en
una lenta hoguera) necesitaría de una gran ópera para hacerle justicia (de los otros veintiún
maestres de los templarios, cinco murieron en batalla, cinco de heridas mortales y uno de
inanición en una prisión sarracena). Eisenstein hizo de la derrota de los caballeros teutónicos,
en el lago helado de Peipus en 1242, la base de la trama de su película Alexander Nevsky. Hay
también un drama de Henri de Montherlant's, Le maître de Santiago, pero poco más.
Cualquiera que fuese su orden, la inspiración de los caballeros ha sido siempre la
misma, ya sea en los bancos del Jordán o del Tagus, tanto en el Mediterráneo como en el
Báltico. La Biblia puede decirnos que aquellos que viven de la espada, mueren por la espada,
pero los caballeros se vieron a sí mismos como los guerreros de Cristo, los «monjes de la
guerra».
No falta en el libro viveza y emoción en los relatos, y, desde luego, una fuente de
erudición histórica admirable.

ÍNDICE GENERAL

Prólogo
Prefacio
Nota del autor
I Introducción
1. Los monjes de la guerra
II Siria latina (10991291)
2. El nacimiento de una nueva vocación
3. El bastión de Jerusalén
4. Armagedón
III La cruzada en el Báltíco (12001560)
5. La cruzada en el Báltico
6. La Ordensland: Un ejército con un país
7. Cruzados sin causa
IV La Reconquista (11581493)
8. La Reconquista
9. El gran avance
10. Reyes y maestres
11. Triunfo y némesis

13
V Readaptación (12911522)
12. Readaptación y disolución de la orden del Temple
13. Rodas y los caballeros del mar
14. Los tres asedios
VI La últíma cruzada (15231571)
15. La batalla por el Mediterráneo
VII Paladines barrocos (15711789)
16. Paladines barrocos
VIII Supervivencia: A pesar de todas las desventajas (17892000)
17. Supervivencia: A pesar de todas las desventajas
Apéndices:
Órdenes de San Juan en el mundo moderno
1 . El gran priorato de Inglaterra
2. La «casa» de Alemania
3. La orden de Malta en Norteamérica
4. La Johanniterorden
5. La venerable orden de San Juan
6. Las autodenominadas órdenes de San Juan
7. La orden de San Juan en España
8. La orden de Malta en Hispanoamérica
Abreviaturas usadas en las notas y en la bibliografía
Notas
Bibliografía
Índice onomástico

AA.VV., Los Monjes Soldados. Los Templarios y otras Órdenes Militares,


“Codex Aquilarensis”, nº 12. Actas del IX Seminario sobre Hª del Monacato
(7-10 de agosto de 1995): Cuadernos de investigación del Monasterio de Santa
Mª la Real. Fundación Santa Mª la Real. Centro de Estudios del Románico.,
Aguilar de Campoo (Palencia) 2004, 24x17 cms., 195 págs.

P
rácticamente queda dicho anteriormente la procedencia y ocasión de este volumen;
pero a ello hay que unir la excelente calidad de los estudios presentados. Todos ellos
son breves y apropiados para un seminario de estudio e investigación. Como es
habitual en las publicaciones de “Codez Aquilarensis”, que responden a los
seminarios que se vienen celebrando anualmente desde 1987, se reúne en ellas una serie de
cualidades que hacen de tales estudios una referencia importante para los estudiosos de la
historia y la vida del monacato. Las firmas de los autores convocados avalan la calidad y
actualidad de los trabajos.

SUMARIO
Un tiempo de cruzada y guerra santa a finales del siglo XI
José Ángel GARCÍA DE CORTÁZAR

14
Las primeras órdenes militares: templarios y hospitalarios
Laureá PAGAROLAS SABATÉ

Órdenes militares hispánicas: reglas y expansión geográfica


Carlos de AYALA MA RTÍNEZ

El proceso de disolución de los templarios: su repercusión en Castilla


Gonzalo MARTNEZ DÍEZ

La guerra es mala, pero conviene, dado que es ineludible


Manuel NÚÑEZ RODRIGUEZ

La arquitectura de las órdenes militares en Castilla


Javier CASTÁN LANASPA

La arquitectura militar de los Cruzados en Oriente


Fernando VALDÉS FERNÁNDEZ

Las Órdenes Militares en la actualidad


Juan de ECHEVARRÍA y GANGOITI

Biblioteca de la Fundación Santa María la Real


CENTRO DE ESTUDIOS DEL ROMÁNICO
Monasterio de Santa María la Real
34800 AGUILAR DE CAMPOO (Palencia)
Tel 979 125000

CODEX AQUILARENSIS
CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN DE SANTA MARÍA LA REAL

1 (1998) Actas del I Seminario sobre el Monacato


Agosto de 1987
2 (1989) Actas del II Seminario sbre el Monacato
Monacato y Sociedad * Agosto de 1998
3 (1990) Actas del III Seminario sobre el Monacato
El Monasterio como centro de producción cultural * Agosto de 1989
5 (1991) Actas del IV Seminario sobre el Monacato
Agosto de 1991
6 (1992) Actas del V Seminario sobre el Monacato
El monacato en su vida cotidiana * Julio de 1992
Diciembre de 1992
8 (1993) Actas del VI Seminario sobre el Monacato
La imagen del monje en la Edad Media
10 (1994) Actas del VII Seminario sobre Historia del Monacato
Entre el carisma y la norma. La regulación del Monacato en la Historia
11 (1996) Actas del VIII Seminario sobre Historia del Monacato

15
El Diablo en el monasterio * Julio de 1996
12 (2004) Actas del IX Seminario Sobre Historia del Monacato
Los Monjes Soldados. Los Templarios y otras Órdenes Militares
Actas del XI Seminario sobre Historia del Monacato
Cristianismo marginado: rebeldes, excluidos, persguidos
I. De los orígenes al año 1000 * Aguilar de Campoo 1998
Actas del XII Seminario sobre Historia del Monacato
Cristianismo marginado: rebeldes, excluidos, persguidos
II Del año 1000 al 1500 * Aguilar de Campoo 1999
16 (2000) Actas del XIII Seminario sobre Historia del Monacato
Los protagonistas del año 1000 * Julio de 2000
17 (2001) Actas del XIV Seminario sobre Historia del Monacato
Profecía, magia y adivinación en las religiones antiguas * Julio de 2001
18 (2002) Actas del XV Seminario sobre Historia del Monacato
Sueños, ensueños y visiones en la antigüedad cristiana y pagana * Julio de 2002
XVIII Seminario sobre Historia del Monacato
Monasterios y peregrinaciones en la España medieval * Agosto de 2004
XIX Seminario sobre Historia del Monacato
Vida y muerte en el Monasterio Románico * Abril de 2004

Compra de as publicaciones, incluida la ENCICLOPEDIA DEL ROMÁNICO EN CASTILLA Y LEÓN, de la


forma más sencilla: adquisición en línea o por teléfono 902 48 84 00.

FUNDACIÓN SANTA MARÍA LA REAL


Revista Codex Aqvilarensis
Monasterio de Santa María la Real
34800 Aguilar de Campoo (Palencia), España
979 128018 | Pedro Luis Huerta
www.santamarialareal.org

MARTIN WALKER, Historia y misterio de los Templarios, Edita: Edicomunicación


s.a. (C/ de las Torres 75, 08042 Barcelona) Colección “Origen”, nº 3 ISBN: 84-
8461-150-7 - producción@edicomunicación.com
www.edicomunicación.com
22x16,5 cms., 320 págs. Encuadernado en cartoné.

A
lrededor de 1118, aparecen los Caballeros del Temple, o simplemente Templarios,
cuyo primer Gran Maestre sería Hugo de Payns. Así surge una institución que con
el tiempo se extendería por toda Europa, fuerte y poderosa, provocando la envidia
y los celos de los poderosos.
En La Historia de los Templarios, Martin Walker nos habla del gran misterio de la
formación y desaparición de esa institución caballeresca monacal –creada para la defensa de

16
los territorios conquistados en Tierra Santa–, de esa gigantesca "operación policial" que
significó su desaparición, con la prisión de sus miembros y la confiscación de todos sus
bienes.
El autor toma el camino de una narración didáctica y divulgativa que pretende abarcar,
y lo hace con éxito, una historia lo suficientemente amplia y documentada como para
introducir al lector en los dos aspectos del título de la obra: historia y misterio. Una historia
bien contada, sin pretensiones científicas ni investigadoras, y una presentación exacta y fiel de
los aspectos legendarios, misteriosos y figurativos creados en torno a esta orden militar.
La Orden del Temple (más bien la de los Pobres Compañeros de Cristo), fue modelo
de calalleros para su época, en la que ya se advertían los primeros síntomas de crisis en esta
institución, y ajustada a un tipo de religiosidad heroica difícilmente concebible hoy día; en
todo momento, siempre presidida por sus severas Reglas y su estricta disciplina interna que
hacían del Temple un ejemplo de rectitud ajena a todo relajamiento... Procuró, otra cosa es
que no pudiese conseguirlo, mantenerse al margen de las rencillas entre europeos, que la
mayor parte de las veces, no tenían otro origen que la ambición y el ansia de dominio.
Siempre estuvo alejada de prácticas de licencioso o negativo esparcimiento, impropias de una
caballería heroica o metafísica, que en absoluto fue acreedora de los reproches y
persecuciones que padeció en las postrimerías de su historia.
“... Creación singular de las cruzadas, tenían por común tarea resume Cesar Cantú,
acoger y amparara los peregrinos, en los mismos lugares donde los demás monjes suspendían
cilicios, lámparas e imágenes de santos, colgaban ellos armaduras y estandartes arrebatados al
enemigo; sus monasterios se convirtieron en fortaleza, y los maitines eran la trompeta que los
llevaba para ir a atacar a los infieles. Valientes y generosos, eran a la vez una cruzada
permanente y un dechado de virtudes caballerescas... Era un consuelo para los peregrinos que
temían a cada paso el ataque del árabe o del turco, descubrir el manto de Templarios o de los
Hospitalarios... Su fama era grande en toda Europa, no había ciudad ni castillo que no enviara
dinero y víveres a estos piadosos guerreros, todo el que expiraba se creía en el deber de
legarles algo... Así afluyeron tantas riquezas en sus manos que en breve figuraron como
mayores propietarios de Europa ...”
Los Templarios trataron y estuvieron próximos a conseguirlo, de buscar un “nuevo
orden”, y a ello se afanaron con todas sus fuerzas. Además es preciso y justo reconocer que
fueron los mejores cruzados en Tierra Santa (sin menoscabo de otras Ordenes), desde los
inicios hasta el final de aquel fenómeno tan entusiasta como sorprendente, y que aunque
inicialmente muy pocos de ellos sabían leer o escribir algo bastante normal entre la nobleza
de la época, con el tiempo accedieron a una sabiduría superior, gracias a los contactos con las
otras religiones monoteístas, lamentablemente, hoy perdida, en su mayor parte, y que
supieron asimilar a su personalidad occidental y merced también a los flujos de la tradición
indoeuropea, que de una u otra manera penetraban en la cuidada y respetada intimidad de la
Orden y en todo el orbe cristianomedi. Todo esto y más quedó en su historia, en sus
documentos, aunque muchos fueron destruidos o desaparecieron, y en numerosos vestigios y
obras arquitectónicas que los Templarios dejaron a su paso por el espacio y tiempo
occidental.

Quisieron alterar el orden establecido por la Iglesia y el Imperio en la Edad Media y


perdieron la partida, aunque estuvieron a punto de conseguir sus propósitos. Se propusieron
crear un “orden nuevo” para la sociedad de su tiempo y hasta pusieron en marcha los
mecanismos que les habrían llevado al logro de su propósito. Y, lo que es más que curioso:
parece ser que nadie en su tiempo llegó a darse cuenta cabal de aquellas intenciones, al menos
en su totalidad. Y así fueron apresados, procesados, disueltos y condenados sin que en las actas
procesales figure esa concreta y precisa acusación, aunque el hecho de que figurasen otras que

17
eran absolutamente ajenas a la realidad templaria hacen pensar que, en realidad, se prefirió
condenarles basándose en falsedades manifiestas antes de juzgarles por evidencias que podría
haber sido peligroso descubrir... Ni en su tiempo ni en tiempos posteriores se les juzgó con ese
mínimo de objetividad con que deben tomarse los hechos y las personas. Y que el interés por la
Orden traspasó ampliamente los umbrales del tiempo y que al contrario de lo que sucedió con
otras tantas circunstancias y acontecimientos históricos y con otras muchas instituciones, siguió
levantando polémicas que indican, significativamente, que algo muy especial en los Templarios
despertaba pasiones como las que testimoniaba aquel grito que dicen que se escuchó junto a la
guillotina cuando cayó en 1792 la cabeza de Luis XVI de Francia: ¡Ya estás vengado, Jacques
de Molay! (Los secretos Templarios, Juan García Atienza).

Con el Orden del Temple desapareció como si todo ello estuviera previsto el “gran
tesoro Templario” que por fuerza, no estaría compuesto por oro, plata, piedras preciosas u
otros bienes materiales, y que bien podría tratarse de un compendio de sabiduría,
conocimientos que hubiera podido iluminar al mundo.
Sabemos que, con el tiempo, los Templarios (más bien la Orden) llegaron a poseer una
riqueza y un poder que jamás hubieran sospechado sus fundadores, que ni siquiera tenían
casa; riqueza y poder que se extendía por todos los lugares de la Europa Occidental, incluso
por los mares, pero que jamás supusieron un instrumento de desorientación en la persecución
de su utopía... Pero que despertaron el recelo y la envidia del monarca francés Felipe IV “el
Hermoso" y, en sus innobles afanes codiciosos, contaría con la valiosa ayuda de un Pontífice
sin voluntad, Clemente V...
A los Templarios se les formularon numerosos y graves cargos, desde la hechicería,
pasando por la idolatría; sin embargo, ninguna de tales acriminaciones pudo probarse
verazmente.

J.M. PLANE, Apología de los Templarios. Juicio y expoliación, Editorial


Humanitas S.L. (Centro Industrial Santita / C/ Puig dels Tudons s/n /Yalleres 8,
Nave 17 / Tel y T
Fax 93 718 518 08210 Barcelona / www.editorial-humanitas.com
20,5x13,5 cms., 149 págs.

L
a abolición de la Orden de los Templarios es uno de los acontecimientos sobre el
que nuestros escritores modernos han hecho más conjeturas. Los excesos por los
que fueron acusados los templarios, las declaraciones que hicieron, su retractación,
su entereza ante las llamas, su condenación, la disposición que se hizo de sus
bienes, la constancia del Gran Maestre y de todos los oficiales de la Orden, hasta el último
esbirro, ofrecen a los autores el más basto campo para sus hipótesis, sobre este caso
extraordinario. Las sombras de la política han envuelto durante mucho tiempo este misterio de
iniquidad, que decidió la suerte de tan bravos caballeros.
Los orígenes de los Templarios y de los Francmasones se remontan a la más remota
antigüedad. La mayoría de sus tradicionales ceremonias no eran antaño más que una imitación

18
de los misterios de Isis, de Baco y de Ceres; el mismo nombre de ceremonial lo dice; la
palabra ceremonia proviene de Ceres Munia.
En todo tiempo, los filósofos intentan comunicarse sus descubrimientos. Como era
peligroso censurar las opiniones vulgares, se reunían misteriosamente por las noches, y en
esas asambleas los sabios y los filósofos reían las locuras de su siglo. La finalidad de estas
asociaciones estaba en conservar y propagar los conocimientos y los principios de la virtud.
El autor hace también una apología de la fancmasonería e insiste en los argumentos
políticos que siempre están presentes en todo tipo de persecuciones injustas contra las
instituciones que son críticas contra los estados totalitarios y las personas intransigentes que
rigen los destinos de la sociedad.
Sin aparato crítico y sin grandes alardes de erudición, aunque fiel a la crítica histórica
y documental más aceptable, se recogen los aspectos más importantes del proceso a los
Templarios.

ÍNDICE

CAPITULO I. Origen de estas dos Ordenes y pureza de su antigua doctrina


CAPITULO II. Causas de la perdición de los templarios
CAPITULO III. Acusaciones hechas contra los Templarios
CAPITULO IV. Vicios antinaturales atribuidos a los Templarios
CAPITULO V. Calumnias dirigidas contra los Papas
CAPITULO VI. La avaricia de Felipe, paga a asesinos
CAPITULO VII. Clemente V reconoce la injusticia del rey, con respecto a los
Templarios
CAPITULO VIII. Arresto de los Templarios
CAPITULO IX. Ignorancia del siglo catorce
CAPITULO X. Continuación del proceso de los Templarios
CAPITULO XI. Comisarios nombrados para el juicio de la orden en general. Diversos
interrogativos del Gran Maestre: sus respuestas CAPITULO XII. Condena de la
Orden de los Templarios
CAPITULO XIII. Suplicio del Gran Maestre
CAPITULO XIV. La inocencia de los Templarios reconocida en Alemania, sostienen
la prueba del fuego
CAPITULO XV. Doctrina de los presuntos iniciados
CAPITULO XVI. Crímenes imputados a los Francmasones

RUN FUTTHARK, Los Templarios. Monjes y caballeros de la luz, Editorial de


Vecchi /C/ Consell de Cent 357 / 08007 Barcelona) ISBN 84-315-2727-7,
20,5x14 cms., 186 págs.

19
R
un Futthark es periodista, y en una línea de periodismo de divulgación se mantiene
este trabajo. Desde hace mucho tiempo se siente atraído por los misterios de la
tradición y la espiritualidad. También es autor, en Editorial De Vecchi, de Cómo
interpretar la cábala.
Hace más de siete siglos, nueve caballeros de Cristo se reunieron para constituir una
nueva orden, la orden del Temple, encargada de proteger a los peregrinos en Tierra Santa. Se
dice que al entrar en contacto con las civilizaciones de Oriente, los caballeros del Temple se
convirtieron en depositarlos de una tradición secreta en la que se entremezclan creencias y
prácticas inconfesables. Dos siglos después de su fundación, los caballeros fueron arrestados
y sus dignatarios quemados en la hoguera por órdenes delrey Felipe el Hermoso.
El autor de este libro, Run Futthark, nos propone ir en busca de la Orden y de toda su
espiritualidad para descubrir la historia de los templarios, su doctrina y los resurgimientos de
la orden: la herencia templarla, las sociedades secretas que la reivindican...
Los templarios, creadores de un nuevo orden de pensamiento y portadores de un
mensaje místico fundamental, alimentan todavía hoy un interesante mito y siguen siendo
fuente de inspiración.
Desde el principio de los tiempos la fe es inherente al hombre, del mismo modo que
respirar, beber o comer. Una fe con cientos de rostros en respuesta a miles de costumbres,
desde la más ínfima a la más extrema.
En todos los continentes, en todas las épocas, las creencias religiosas han ido
alimentando los intentos comunitarios, solidificando los contactos, lanzando las bases de un
futuro mejor y más seguro. En cualquier lugar, la espiritualidad ha unido a los hombres y ha
hecho que el género humano progrese.
En particular, la fe ha sabido poner en evidencia la búsqueda mística que todo ser
humano lleva en su interior, esa sed insaciable de encontrar una dimensión perdida, esa espera
lancinante, desgarradora, de un retorno a lo esencial, esa necesidad fundamental de respuestas
más que de cosas materiales, que le ayuda a asimilar de la mejor forma posible los rigores
inevitables que plantea la existencia.
Era inevitable que esa fe encontrara su expresión ideal en una espiritualidad
destellante que ofreciera tantos matices como etnias, países o lenguas existen, en una
sorprendente paleta de inconmensurable riqueza que mezclase rituales y secretos, dogmas y
prohibiciones, plegarias salmodiadas y silencios meditativos. Siempre, en cualquier momento
y en cualquier lugar, con ese idéntico fervor que lleva al hombre a su dimensión sagrada.
La presente obra es un viaje por este universo de la fe, como si se tratara de un
reportaje con múltiples facetas que borrara fronteras y barreras, en esta «otra parte»
intemporal en la que, a pesar de los imperativos materiales, económicos y políticos, en todas
las épocas, el hombre ha sabido volver a conectar con lo esencial únicamente con la fuerza de
su fe.
Los templarios constituye una aventura, una búsqueda de la luz, una proyección sobre
una época, un enfoque particular de la espiritualidad y de sus raíces en lo concreto más
inmediato. En pocas palabras podemos decir que en esta obra se narra la historia de una gran
corriente de esa fe que vive en el hombre desde siempre.
Sea cual sea la época por la que nos interesemos, sean cuales sean los hechos en los
que fijemos nuestra mirada, tanto en una franja de la historia como en una corriente de
pensamiento o en un hecho sencillo, nada está aislado sino que afecta y se ve afectado por su
situación en el tiempo y en el espacio.
Como consecuencia inevitable, intentar comprender un hecho histórico implica
obligadamente resituar el tema que nos interesa en un mosaico de circunstancias y

20
acontecimientos, en un contexto general que, si bien no lo explica todo, por lo menos delimita
con una auténtica agudeza lo que deseamos destacar.
Nadie puede percibir la importancia de una creencia, de una religión, de una filosofía o
de una doctrina sin situarlas en la vida de un pueblo, sin otorgarles un aliento cotidiano que
les dé su verdadera magnitud. Los detalles sólo tienen valor si se los sumerge de nuevo en su
propio universo. Por esta razón, intentaremos permanecer lo más cerca posible de la época
presentada en esta obra, respetando un marco histórico fuera del cual toda presentación
coherente sería inútil.

JESÚS MESTRE GODES, Los Templarios. Alba y crepúsculo de los caballeros,


[Título original catalán: Els Templen. Alba i crepuscle dels cavallers,
Barcelona: Edicions; 62, 1996]. La primera edición castellana de Los
Templarios fue publicada en la colección «Atalaya» en 1999.
Primera edición en esta colección: septiembre de 2001. Segunda edición:
noviembre de 2002. Traducción: Antoni Cardona Castellá, 1999. Ediciones
Península s.a., Peu de la Creu 4, 08001 Barcelona.
correu@grup62.com / www.peninsulaedi.com
ISBN: 84 8307 383 8; 18x11,5 cms., 430 págs.

J
esús Mestre Godes (Barcelona, 1925) es historiador y ensayista. Ha escrito varios libros
de divulgación histórica y de viajes, entre los que destacan Los cátaros: Problema
religioso, pretexto político y Viaje al país de los cátaros: Itinerario histórico y turístico
por el Languedoc cátaro, ambos publicados por Ediciones Península.
Los Templarios explica la aventura del Temple desde sus inicios hasta su trágica
desaparición, así como su implantación y persecución en la Península Ibérica. El autor ha
seguido las huellas de aquellos «Pobres Caballeros de Cristo», muchas veces rubricadas con
su propia sangre, pero también señaladas por sus manejos como terratenientes y financieros,
hasta llegar a su triste destino, digno de una tragedia griega.
Sigmund Freud escribía a Albert Einstein en 1932: «Los conflictos de intereses entre
los hombres se resuelven preferentemente con el uso de la violencia». La aventura de los
Templarios podría perfectamente haber inspirado al psiquiatra vienés, pero en este caso nos
encontramos con una violencia generada desde un poder absoluto con la complicidad de otro
poder imperativo: las cosas se complican. Papa y rey se ponen de acuerdo para acabar con una
trayectoria brillante, ejemplar, en la historia de los esfuerzos quiméricos y altruistas. Uno y
otro siempre jugaron sucio y nunca aceptaron la evidencia: a pesar de todos los esfuerzos de
miles de funcionarios reales, de centenares de inquisidores, nunca encontrarán el falso ídolo,
nunca darán con la regla secreta que, según decían, amparaba las aberraciones de los
Templarios. Cuando el juicio se lleve a cabo correctamente, incluso con tormentos y torturas,
como es el caso de Cataluña, los caballeros saldrán inocentes. Pero no era ésta la solución que
ellos querían y no les hicieron caso.
El interés del autor radica en explicar en su totalidad la aventura del Temple, desde sus
inicios hasta su desaparición. Se han seguido las huellas de aquellos primeros «Pobres

21
Cáballeros de Cristo», muchas veces rubricadas con el derramamiento de su propia sangre, así
como marcadas por sus manejos de terratenientes y financieros: una combinación ciertamente
fascinante. También atrae, conmueve, este final, digno de una tragedia griega, que señala el
ocaso del Temple.
Un final acelerado por unos motivos absolutamente mezquinos pero claramente
anunciado: la pérdida de Tierra Santa; el declive de la caballería; el nacimiento de los
ejércitos reales; el crecimiento de las órdenes mendicantes, cada vez más cercanas al poder y
desplazando a unas órdenes religiosomilitares un poco démodés. Todo ello conducía, si no a la
extinción inmediata del Temple, sí al menos a la desaparición evidente de su protagonismo
medieval. La historia, compasiva, gustó de hacernos un último guiño: quizá la actuación
desaforada de Felipe el Hermoso y de Clemente V ha permitido que los caballeros sean, aún
ahora, objeto de nuestro interés.
Los historiadores que en los últimos años han dedicado sus esfuerzos y conocimientos
a las órdenes Militares son, felizmente, muchos y de considerable valía. También han
demostrado ser personas de gran categoría humana, que han querido mantener un diálogo
franco y abierto, inestimable, para llevar a cabo este libro: Josep, M. Sans i Travé, Joan
Fuguet, Prim Bertran y Laureá Pagarolas destacan por sus comentarios, consejos y pistas que
han contribuido a aclarar las ideas del autor, que se lo agradece y reconoce totalmente. Y
añade: “Como en otras ocasiones, nuestros amigos han querido también ahora prestar su
apoyo: Conxita Boncompte, Francesc Vergés, Márius Aguirre, Natxa Hospital, entre otros,
han demostrado su afecto proveyéndome de libros y documentos; debo también un
reconocimiento o, sincero, a la colaboración de Jordi Alumà, cuya magia pictórica ilumina el
libro. Pero no sería justo dejar sin una mención especial a tres personas que han dado total
testimonio de su amistad: Josep M. Borrull, López Delicado y Joaquim Sabrià, sin cuyo
respaldo habría sido imposible la redacción de este libro. En el ámbito famiiliar, donde todos
han colaborado, me place destacar a mi hijo Jesús, el historiador que me ha puesto en contacto
con los otros historiadores, y a mi mujer, lectora y crítica de cada capítulo que iba
apareciendo. A todos ellos, muchas gracias”.

CONTENIDO

I. EL ENTORNO
1. Occidente, siglos XII y XIII
1.1 La sociedad
1.2. La política
1.3. La Iglesia
2. La caballería
3. Las cruzadas
II. LA ORDEN DEL TEMPLE
1. Fundación y confirmación
2. La regla
3. La organización
4. Terratenientes y financieros
III. LA IMPLANTACIÓN
1. En Oriente
2. En Occidente
3. La Península Ibérica
IV. LOS TEMPLARIOS Y TIERRA SANTA
1. De la fundación a la caída de Jerusalén (11201187)

22
2. De la caída de Jerusalén al abandono (11871291)
V. EL PROCESO
1. Los protagonistas
2. Los primeros movimientos
3. El rey no pierde el tiempo
4. Encuestas, instrucciones... y la primera hoguera
5. El concilio de Vienne
6. El crepúsculo del caballero
VI. LOS HECHOS PARALELOS EN LA CORONA DE ARAGÓN
1. Las primeras actuaciones de Jaime II
2. El cerco real
3. Los interrogatorios y las embajadas
4. El fin del Temple en la Corona de Aragón

APÉNDICES
I. La fantasía
II. Cargos de acusación a los Templarios (12 agosto 1308)

Cronología
Bibliografía
Índice de nombres

(Reproducimos a continuación el Ier Apéndice del libro: La Fantasía)

H
asta aquí la historia de los Templarios, de aquellos Pobres Caballeros de Cristo.
Explicada con más o menos acierto, evidentemente. Pero siempre intentando
no apartarnos de los hechos, de los acontecimientos que, por encima de las
opiniones, son testarudos y nos indican el único camino: hacer el resumen
entero y sincero. La última opinión, la del lector, es la que debe prevalecer.
Pero hay «otra» historia de los Templarios a la que muchas personas son aficionadas, tanto de
hacer de pioneros en el descubrimiento como fieles seguidores de todo este sentimiento que
nos gusta llamar fantasía. Siempre habrá personas dispuestas a creer en unos hechos y
acontecimientos no demostrados, pero que sin duda son unos formidables excitadores de la
fantasía y, todo debe decirse, el entorno de los Templarios ha sido una materia muy sensible
para desarrollar toda una serie de suposiciones increíbles; desde el mismo inicio del proceso,
Felipe el Hermoso y Guillermo de Nogaret demostraron tener un grado muy elevado de
imaginación.
A veces esta especie de historia paralela se llega a prostituir y nos ofrece panfletos,
libelos, literatura de cordel, que ni en el fondo ni en la forma pueden merecer la atención de
nadie; al menos, no la nuestra. Pero hay otro conjunto de investigaciones, de trabajos, que
merece, si no credibilidad este aspecto es asunto muy subjetivo, al menos sí ser conocido.
Ofrecemos, pues, a continuación una simple selección donde la investigación y la fantasía,
combinadas, han llegado a un punto fascinante.
Por ejemplo, una historia no muy conocida: el descubrimiento de América llevado a
cabo por los Templarios. Todo empieza cuando se analiza la importancia que tuvo el puerto
atlántico de La Rochelle en el tráfico marítimo templario. Esto parece un contrasentido: las
rutas templarias siempre iban dirigidas a Tierra Santa y, por lo tanto, los puertos

23
mediterráneos eran los idóneos. Está comprobado que hubo una cantidad importante de
encomiendas en los alrededores del puerto, «para proteger La Rochelle» y unas cuantas rutas
«de los Templarios» que confluían en el puerto. Jean de la Varende ha hallado la explicación:
«Los bienes de los Templarios consistían en la plata. Los Templarios habían descubierto
América, México y las minas de plata». Cuando alguien hace una afirmación semejante, muy
pronto halla seguidores. Así, Jacques de Mathieu lo tiene claro: Moctezuma ya le había dicho
a Hernán Cortés que él descendía de un gran señor que había regresado a su país y que aún se
esperaba su retorno. El gran señor «era un hombre blanco, barbudo, que vestía armadura y
montaba un caballo». Evidentemente: un Templario. Un cronista indígena de Chalco afirma
que los que llegaron «antes» eran «extranjeros, hombres de Dios y militares», la imagen
perfecta del Templario. Se hacían llamar Tecpantlaques, o sea, «hombres de Tecpan» y como
Tecpan significa “palacio”, se puede entender que, templo y palacio (?) son lo mismo. Hay
cruces en México, Colombia, Bolivia y Perú: todas dejadas por los Templarios. Cuando
empezamos a hallar más indicios de la estancia de los Templarios en América, nos mareamos:
parece que la recorrieron desde el Canadá hasta el estuario del Plata, Lo más imaginativo de
todo: cuando Colón inició su primer viaje llevaba en el velamen de sus carabelas la cruz roja
del Temple. Y hay quien se pregunta: ¿No podía ser para hacerse reconocer cuando llegaran?
Lucien Carnay ha descubierto un signo gnóstico en uno de los sellos de los
Templarios. A partir de aquí relaciona el gnosticismo cátaro con la implantación de las
encomiendas templarias en el Languedoc, donde había una presencia cátara importante. Los
cátaros no creían en las imágenes, los Templarios escupen sobre la imagen de Cristo. Todo
induce a pensar que los Templarios eran, simplemente, cátaros. Dom Gerard cree que el
Temple siempre protegió a los cátaros y que muchos de ellos, perseguidos por la Inquisición,
hallaron refugio en las casas de los Templarios: «Unos y otros estaban muy próximos». De
todas maneras, hay algo que hace dudar a estos dos investigadores: ¿Por qué los Templarios
franceses, antes de ser quemados, no reivindicaron su credo cátaro? Los cátaros de verdad lo
habían hecho. Concluyen que había una gran simpatía entre unos y otros, y quizá algún
contagio, pero probablemente nada más que esto... Sin embargo, insisten: hay cátaros
manifiestos que se hicieron caballeros del Temple: Pedro de Fenollet, cátaro del Rosellón,
ingresó en la encomienda de Masdéu, así como Pons Vernet, también del Rosellón.
Pero lo que relaciona más al catarismo con el Temple es la búsqueda del Santo Grial.
La leyenda dice que el cáliz estuvo en manos de los cátaros, al menos durante cierto tiempo.
Se guardaba en Montsegur y fue salvado del asedio a última hora junto con el tesoro cátaro.
Lo escondieron en una gruta de Monrealp de Sos, en la Arieja; muy cerca de la encomienda
templaria de CapouletJunac. En el Parsifal, Wolfram von Eschenbach hace de los Templarios
los guardianes del Grial. El mismo Eschenbach parece que fue un Templario de Suabia. En las
diversas narraciones medievales en que se explica cómo José de Arimatea entrega el Grial a
un caballero para que lo custodie, este caballero siempre va vestido «con una túnica blanca
que lleva como único distintivo una cruz. roja». Guillermo de Sonnac, Maestre del Temple en
1247 tres años después de la caída de Montsegur, hizo enviar un misterioso paquete a Enrique
III de Inglaterra. Se sabe que contenía un vaso precioso. Podría tratarse del Santo Grial. Sobre
las relaciones entre los cátaros y los Templarios hay un interesante libro de Raimonde
Reznikov, pero poco fantasioso.
¿Por qué, según los testimonios emanados de los interrogatorios inquisitoriales, los
Templarios escupían sobre la cruz, la pisaban y se orinaban encima? Pues porque durante su
estancia en Tierra Santa habían descubierto unos documentos sobre la doble personalidad de
Jesús; el santo y el guerrero. El hombre que murió en la cuya inscripción «Rey de los Judíos»
es claramente indicativa; no era el santo, sino el guerrero, martirizado por haber querido ser
proclamado rey. Si se expurgan los Evangelios se hallan indicios de este Cristo que aspira a

24
ser rey, por ejemplo en Lucas 19, 27. Lluís Carpentier, que es quien ha llevado hasta el
extremo estos descubrimientos, llega a creer que todos los actos, aparentemente sin sentido,
del ingreso de los postulantes en la orden se inscriben dentro del deseo de vituperar la
crucifixión del hombrerey, manteniendo en otro nivel al hombreDios. En los evangelios
apócrifos, singularmente en el de Felipe, se habla mucho de las relaciones de de Jesús con
María Magdalena. Para los Templarios esta relación también explicaba la otra personalidad de
Jesús.
En cuanto a la sodomía, la homosexualidad en la orden, se cree que no era una cosa
generalizada pero que, debido al contacto que muchos caballeros tuvieron con las formas de
vida orientales, donde la homosexualidad estaba a la orden del día, algunos de ellos se habrían
pervertido, en todo caso ocasionalmente. Pero esto nos lleva a analizar los famosos puntos de
los besos: al final de la espina dorsal, en el ombligo y en la boca. Debemos ver en estos besos
un sentido simbólico: el que se daba en los labios podría simbolizar la transmisión del aliento
espiritual; el que se daba en el ombligo a veces se habla del pene se hacía para comunicar la
fuerza creadora, el impulso vital; en cuanto al tercero, en el ano, éste es el punto de salida de
la energía que los místicos orientales llaman kundalini, una energía que pasa sutilmente a
través del cuerpo. Lo que ocurrió, se dice, es que con el tiempo quedó sólo la práctica y a los
postulantes no se les explicaba la mística.
Sobre el famoso ídolo, que todos describen a su manera, se entiende que posee
poderes misteriosos. Parece que el primero lo llevó un tal Julián, señor de Sidón, cuando in"
gresó en la orden. Pero este Julián tuvo un triste final: apostató, lo expulsaron de la orden y
murió en la miseria. A pesar de esto, la orden conservó la cabeza que había traído. Se explican
historias sobre ella: una vez se la llevaron, bien envuelta, en un barco; alguien tuvo curiosidad
por saber qué guardaba aquel paquete y cuando lo abrió se desató una tempestad sobre la
nave, que fue tragad&a por las aguas junto con todo el equipaje. Durante años no se pudo
pescar nada en la zona del naufragio. Los poderes de esta cabeza, del ídolo, están relacionados
con las fuerzas demoníacas y todo induce a pensar que los Templarios practicaron cultos de
este tipo. Para comprenderlo, debemos retroceder un poco, según Pierre Dumas. Los
Templarios se instalaron en el templo de Salomón, en Jerusalén. Esta ciudad está construida
sobre el monte Sión. Sión y Saphon son la misma palabra, que en hebreo tiene dos
significados: 'norte' y 'montaña sagrada de Canaán' que según la mitología es el verdadero
centro del mundo y está consagrado a Baal. El templo de Salomón es como una puerta de
comunicación tanto con el cielo como con el mundo infernal. Los Templarios, como
continuadores del templo de Salomón, según Alain Marcillac, mientras se dedicaban por todas
partes a la manifestación de Dios, «habrían sido, al menos simbólicamente, los guardianes del
diablo, para permitir a la humanidad alzarse hacia las cimas de la vida espiritual». O sea que
sí que practicaban un culto demoníaco, en el que el ídolo simbolizaba al diablo, pero era para
tenerlo prisionero, cautivo, por el bien de la humanidad.
Una de las acusaciones que más, se dieron durante los interrogatorios fue la de que los
Templarios confraternizaban con los infieles. Es verdad que ellos sabían que debían
permanecer toda su vida en Tierra Santa por sus votos y que debían establecer, por lo tanto,
algún tipo de relación diplomática, quizá incluso amistosa. Algunos de ellos estudiaron árabe,
tuvieron auxiliares musulmanes, los llamados turcoples, y fueron lo suficientemente
inteligentes como para reconocer el avance científico de los árabes. En los escritos de los
cronistas árabes, muchas veces se halla escrito «los Templarios, nuestros amigos ... ».
Tolerancia con los enemigos, esto podría resumir el proceder de los Templarios, pero no
significaba la conversión a otro credo. Sin embargo, desde Occidente no se veía así:
simplemente, no se entendía. La gente se escandalizaba al saber que el Maestre Guillermo de
Sonnac había pactado la paz con el sultán de Egipto «y se habían sangrado al mismo tiempo y

25
habían mezclado sus sangres en un plato». Por otra parte, también se han querido ver
relaciones, estrechas entre el Temple y la secta de los «asesinos», unas relaciones confusas de
ayuda por parte de los Templarios a estos infieles. Se los ha llegado a implicar en una conjura
cristiana, la de la muerte de Conrado de Monferrant, asesinado por la secta, para favorecer a
su contrincante, Guido de Lusignan, defendido por los Templarios. Se habla también de unos
tributos que la secta les habría pagado.
También los Templarios fueron muy amigos de los drusos, un pueblo con una regla
secreta, que adoraba un ternero. Este culto se ha atribuido asimismo a los Templarios. El
ternero, en realidad, estaba esculpido en una piedra que los drusos trajinaban por todas partes.
Tiempo después la misma figura se esculpió en diversas piedras como signo de
reconocimiento de su religión. Los Templarios también las habrían llevado en su zurrón como
muestra significativa de que habían sido contaminados por las religiones orientales. Y se dice
que los que fueron quemados aún llevaban las piedras consigo...
No directamente relacionadas con el famoso ídolo, pero sí con las cabezas talladas,
tenemos las esculturas y las pinturas de las capillas edificadas por los Templarios. Se ha
realizado un estudio de una serie de capillas construidas en las encomiendas templarias y se
ha, observado que todas están dedicadas a santos que murieron decapitados. Muchas de ellas
están dedicadas a san Juan, pero no el evangelista, sino el Bautista; a san Sebastián, que
después de asaeteado fue decapitado; a san Bartolomé, despellejado vivo y decapitado. En la
capilla de san Adrián, cerca de Baud, en Morbidan, hay una cruz con una guirnalda hecha de
cabezas cortadas. También dedicaron muchas capillas a san Mauricio, jefe de una legión
romana que contaba con muchos cristianos entre sus soldados. El emperador les, ordenó que
se deshicieran de los signos cristianos y como no lo obedecieron los castigó: uno de cada diez
murió decapitado, empezando por san Mauricio. En el departamento de SaoneetLoire se
hallaba la encomienda de santa Catalina: todas las luminarias tienen cabezas humanas como
base. En la capilla de la encomienda de Coulomniers y en la capilla de Vuillecin hay imágenes
de san Jorge con todos los suplicios que le infligieron antes de cortarle la cabeza. Hay una
especie de manía de los Templarios con las cabezas. ¿Quizá por los ídolos?
Con el proceso llegó la supresión de la orden del Temple, pero hasta nuestros días les
han ido apareciendo «sucesores». Parece que la curia romana elaboró en 1981 una lista con
todas las asociaciones o grupos que se definían como seguidores o sucesores del Temple:
halló cuatrocientos. La mayoría son simples farsas que explotan la credulidad de la buena
gente acomodada entregándoles títulos majestuosos, medallas, etc., a cambio de
«donaciones». Pero hay entre ellos también gente honesta, grupos fraternos, que se amparan
en la magia del nombre de los Templarios para llevar a cabo acciones benéficas o de
solidaridad. Existen, pues, los Caballeros de la Alianza Templaria que luchan contra la droga;
los de la Orden de los Caballeros del Santo Templo, que persiguen una finalidad moral. Otros
grupos, como la Fraternidad Juanista para el resurgir del Temple o la Orden de los caballeros
del Temple y de la Virgen María, se dedican a la inefable tarea de la alquimia. Otra, con cierta
implantación en España, es la Orden del Templo Cósmico. El Movimiento Grial también se
considera un grupo neotemplario. Y una secta tristemente célebre: la Orden del Templo Solar.
Pero, retrocediendo, vale la pena examinar a quienes, en un momento dado,
desenterraron el nombre de los Templarios. Napoleón, en el año 1808, autorizó a un médico
callista, Bernard FabréPalaprat, a organizar una ceremonia en memoria de Jaime de Molay.
Antes, sin embargo, le había «demostrado» que se podía considerar el heredero de los
Templarios. Había exhibido ante el emperador una carta de transmisión de 1324 entregada a
Juan M. Larmenius, maestre «a la sombra». Esta carta había ido pasando de mano en mano
por todos los maestres clandestinos, que la habían firmado, hasta llegar al «nuevo» maestre:
FabréPalaprat. La lista de maestres era impresionante: grandes nobles, príncipes reales, etc.

26
Hay otra versión que indica que esta lista fue confeccionada en pleno siglo XVIII por un
jesuita, por encargo de Felipe de Orléans. Según una indicación de un cronista de la época, en
1762 «el duque de Orléans fue elegido maestre de los Templarios, que se habían reunido en
1705 en Versalles». Parece, pues, que Fabré actuaba de buena fe: le había caído la carta en sus
manos y se disponía a explotarlo. La «nueva» orden «fundada» por él tuvo éxito y se extendió
por todas partes, abriendo logias en Londres, Roma, Nápoles, Hamburgo, Lisboa, etc.
Hay otro sucesor, éste por voluntad propia de Jaime de Molay. El conde Francisco de
Beaujeu, descendiente del Maestre Guillermo de Beaujeu, fue llamado por Molay días antes
de su muerte. Este le explicó los secretos del Temple y le ordenó que a su muerte lo hiciera
revivir. También le dijo que las dos columnas que había en la entrada del panteón de los
maestres en el Vieux Temple estaban vacías y que si desmontaba los capiteles obtendría la
colosal fortuna del Temple. Pasado cierto tiempo, y con la excusa de llevarse los restos
mortales de su tío Guillermo, enterrado en el panteón, Francisco pidió permiso al rey y junto
con ocho caballeros que habían podido escaparse, llevó a cabo las operaciones indicadas para
hacerse con el tesoro del Temple. Con el botín en sus manos, partió hacia Chipre, donde
reinstauró la orden, pero con nueves ritos. Después de la muerte del conde, uno de los
caballeros, Aumont, se quedó al mando de la orden y se marchó a Escocia. En el año 1361
hallamos la orden establecida en Aberdeen. Gracias a la masonería se iría extendiendo por
toda Europa. En el siglo XVIII, Andrew Mitchell Ramsay dio un nuevo empuje a la orden y
estableció de manera abierta, en el convento de Clermont, los grados de
«masonestemplarios». Pero Ramsay fue más lejos: según él, los cruzados fundaron en Tierra
Santa la masonería, los Templarios. En su «Discurso», considerado aún hoy día la biblia
masona, explica: «Los cruzados, en Tierra Santa, quisieron reunir en una sola confraternidad a
los hombres de todas las naciones... ellos no sólo fueron los arquitectos que quisieron
consagrar sus talentos y bienes a la construcción de templos. externos, sino también quienes
edificaron y protegieron el Templo del MásAlto». Mientras tanto, por aquellas mismas fechas,
el barón d'Hund se había hecho designar maestre de los Templarios por CarlosEduardo Stuart
y había vuelto a las formas de estricta observancia templaria. Actualmente, dentro de la
organización de la masonería, aún hay ciertas logias bajo el nombre del ritual escocés
rectificado: son las suyas. La pretensión de la masonería de legitimarse como heredera de los
Templarios halla su fundamento en esta historia confusa iniciada por Francisco de Beaujeu.
Hay muchos otros caminos que confluyen en Escocia. Michael Baigent y Richard
Leigh explican una buena historia de aventuras. Gran parte de los Templarios huyó por mar
llevándose el tesoro del Temple siempre el tesoro detrás de tantas narraciones. Los dieciocho
barcos en que iban costearon Irlanda y acabaron desembarcando en tierras del condado de
Argyll, en Escocia. En estos parajes, precisamente en Kilmartin, se han hallado tumbas que
se relacionan con los Templarios exiliados. Se supone que estos Templarios habrían vivido en
comunidad según su regla y habrían apoyado, gracias a su influencia personal y su
fortaleza económica, a Robert Bruce y a los que hicieron posible la independencia de Escocia.
Una rama de la masonería escocesa que muchos quieren ver relacionada con el Temple
es la hermandad de los Rosacruces, que según parece fue creada en Alemania en el siglo XV
por Christian Rosenkreuz. En el siglo XVII ya encontramos a los Rosacruces en París, Viena,
los Países Bajos e Inglaterra. Conservan un aire sesecreto en sus diversas sociedades, que
han llegado hasta nuestros días.
El tesoro de los Templarios está, según nuestra opinión, detrás de muchas de las
historias y leyendas que envuelven el recuerdo del Temple, aún vivo actualmente.
Relacionada con lo que se llevó Francisco de Beaujeu del ileux Temple hay una historia que
está apasionando a un gran número de franceses. Se centra en un castillo que había
pertenecido a la familia de los Beaujeu, el castillo de Arginy, cerca de Charentay, en el

27
Beaujolais. Se cree que el tesoro, o una buena parte de él, fue depositado en este castillo por
el propio Francisco. Según otras informaciones, dos frailes del Temple parisino se escaparon
antes de que los encarcelaran con otra parte del tesoro y también la ocultaron en el mismo
castillo. Esta fortaleza perteneció a diversas familias hasta que en 1883 la adquirieron los
Rosemont. Se dice que muchos personajes, en representación de «sociedades secretas»,
intentaron comprar en vano el castillo por sumas inverosímiles. Todos buscaban el tesoro del
Temple. Pedro de Rosemont empezó a hacer excavaciones, pero finalmente detuvo sus
indagaciones por miedo (?). Hizo tapiar el subterráneo y prohibió a sus familiares que
hablaran sobre ello.
Más tarde, en 1922, uno de sus hijos realizó más excavaciones, pero sólo halló
documentación relativa a la Revolución Francesa. Treinta años más tarde, un experto en
astrología y alquimia y un especialista en ocultismo se reunieron en Arginy para encontrar el
tesoro. Rápidamente acudió más gente y se unieron todos bajo el nombre de la Orden del
Templo Solar, que no hay que confundir con la secta suicida del mismo nombre implantada en
Suiza. Concentraron sus trabajos en una de las torres que aún se mantenía en pie, la torre de
las Ocho Beatitudes, pero con una idea nueva: el tesoro habría sido gastado en la compra de la
piedra filosofal, que es lo que se pusieron a buscar. Jacques Breyer, el ocultista, se puso en
contacto con el «espíritu de los Templarios» y mantuvo con él conversaciones curiosas, pero
no obtuvo indicación alguna de dónde se hallaba la piedra. Desengañados de este sistema,
optaron por la alternativa Rosemont: hacer excavaciones. Pero tampoco hallaron nada, de
manera que, desanimados y sin recursos, abandonaron la búsqueda. Más tarde, la señora
Gabrielle Carmi tuvo un sueño relacionado con los Templarios y Arginy. Cuando fue a visitar
el castillo se halló ante el paraje que había soñado... pero nada más. El misterio continúa...
Los franceses que no se han dejado apasionar por Arginy lo pueden hacer ahora, y sin
duda lo hacen, por el caso de Gisors. En Gisors, en el Eure, cerca de París, hay también un
castillo. En el año 1929 el ayuntamiento nombró a Roger Lhomoy, un joven de 25 años,
jardinero del castillo. Con el tiempo, quizá a causa del trabajo que hacía allí, acabó creyendo
que bajo el castillo había un tesoro, y después de meditarlo mucho ¡pasaron quince años!
empezó a excavar en 1944. Lo hacía de noche, para que nadie se enterara. Al cabo de dos años
se encuentra con que, al final de un largo corredor que ha excavado a veintiún metros de
profundidad, hay un muro. Empieza a retirar piedras, asoma la cabeza por el agujero y
¡aparece ante él una capilla! Gerard Séde, que tiempo después fue quien divulgó este caso,
obtuvo de Lhomoy la siguiente explicación: «Me encontré en una capilla románica, de 30
metros de largo por 9 de ancho y unos 4,5 de altura en la bóveda. Había un altar, con
tabernáculo, y en los muros las estatuas de Cristo y los doce apóstoles, de tamaño natural...
diecinueve sarcófagos a lo largo de los muros... y lo que ilumino y veo en la nave es increíble:
treinta cofres de metal precioso dispuestos en columnas de a diez... más que cofres eran
armarios ... ». Ante tal espectáculo, Lhomoy consideró que no podía seguir actuando a la
sombra y decidió comunicar su hallazgo al ayuntamiento. Las autoridades no le dieron crédito
y nadie quería bajar a comprobar lo que decía. Sin embargo, la noticia corrió por el pueblo y
al cabo de poco tiempo Lhomoy volvió a presentarse en el ayuntamiento a pedir ayuda para
realizar las excavaciones correctas y llegar con seguridad a la capilla. Esta vez no sólo no le
hicieron caso, sino que le impidieron seguir con sus trabajos y al día siguiente hicieron cubrir
de tierra el túnel excavado por el investigadorjardinero., Éste se fue a París, donde consiguió
una autorización para reanudar las excavaciones, pero el alcalde de Gisors le dijo que al
menor indicio de excavación lo encarcelaría.
Lhomoy se fue a vivir a Versalles y en 1953 encontró gente que lo apoyaba. Obtuvo
una nueva autorización ministerial y volvió a Gisors: esta vez el ayuntamiento no lo intimidó,
pero le exigió un depósito de un millón de francos y puso como condición que el 50 por 100

28
de lo que hallara fuera para la ciudad. Desanimados, Lhomoy y sus seguidores se marcharon
con el rabo entre las piernas. Más tarde se encontró con el periodista Gerard Séde y se lo
explicó todo. Éste relacionó los hechos con el tesoro de los Templarios por una serie de
implicaciones del castillo con la orden y escribió un libro, Los Templarios están entre
nosotros, que despertó el interés de la opinión pública. Roger Lhomoy fue invitado a aparecer
en televisión y la polémica estaba servida. Las autoridades arqueológicas dijeron que era todo
un montaje, que en Gisors no había ninguna cripta y que Lhomoy era un enfermo mental.
André Ma1raux, ministro de Cultura en 1962, se vio obligado a realizar excavaciones: no se
halló nada y se decidió llamar a Lhomoy. Éste se desespera: “¡Aún faltan un par de metros
para llegar a la cripta!” Para reanudar las excavaciones se tuvo que esperar dos años, hasta
1964. No se sabe si encontraron la cripta o no, pero aquel mismo año la zona fue declarada
militar y severamente controlada. Sin embargo, la imaginación, el gusto por el misterio, el
deleite con lo secreto y con el tesoro enterrado, esto no hay forma de controlarlo...

GÉRARD DE SEDE, Los Templarios están entre nosotros, Editorial Sirio, S.A. (C/ Panaderos, 9 /
29005 Málaga / Tel.: 952 235290 ; 952 224072 / Fax: 952 237435
edsirio@vnet.es) ISBN : 8486221056, año de publicación : 1985,.Dimensiones: 13.5x21
cms; encuadernación rústica.
DESCRIPCIÓN: El autor presenta sus investigaciones sobre el tesoro de los templarios, que
hasta la fecha sigue sin haber sido descubierto, exponiendo al mismo tiempo sus hallazgos
históricos sobre la desaparición de la orden.
ÍNDICE: El viejo y la tierra - La doble vida de los Templarios - El enigma de Gisors - Nota
final a falta de epílogo - Anexo

Ver también:
ANDREAS BECK, El fin de los Templarios: Un exterminio en nombre de la
legalidad, Editorial Península: Edicions 62. ISBN: 84-297-4134-8
Colección: HISTORIA, CIENCIA Y SOCIEDAD
Páginas: 272

Ferris E. Lewis, Historia de los Caballeros Templarios, Colección: Símbolos y


Documentos, Ediciones Obelisco, Barcelona 2004 (C/ Pere IV 78, 3ª planta,
5ª / 08005 Barcelona, obelisco@edicionesobelisco.com
ISBN: 84-9777-083-8; 21 cm x 13,5 cm, páginas: 128

29
L
a Orden de los Caballeros Templarios (Orden de los Pobres Caballeros de Cristo o
Caballeros del Templo de Salomón) fue la orden religioso-militar más influyente de
todo el Medioevo. Su fuerza tanto material como espiritual fue de enorme
trascendencia: de ellos se ha dicho que fueron «los banqueros de Europa» y fue
precisamente san Bernardo de Claraval, el monje más influyente de la época, el redactor de
sus reglamentos.
¿Cómo y por qué pasó la Orden de ser el estandarte de Occidente a ser acusada de
herejía, perseguida por la inquisición, condenados sus miembros a la hoguera y finalmente
abolida por bula papal?
Durante siglos la Orden de los Templarios se ha visto rodeada de multitud de
secretismos y misterios: para unos la verdadera misión que san Bernardo encomendó a los
primeros miembros de la Orden fue la búsqueda del Arca de la Alianza y las Tablas de la Ley;
otros ven en las construcciones octogonales templarias la simbología cabalística del ocho...
Una Orden, en fin, basada en el sincretismo religioso que supo conjugar el esoterismo con el
sufismo, el gnosticismo, la alquimia, el hermetismo y el mito del Santo Grial.
Posiciones tan marcadamente dispares como las SS nazis, la masonería o algunos
movimientos de solidaridad han bebido de las fuentes doctrinales de los templarios. Y aún hoy
no son pocos los que reivindican para sí el hecho de ser los auténticos sucesores de los
Templarios. La fascinación por los Templarios mantiene todavía hoy una enorme vigencia.
Con el presente libro podrá adentrarse en sus costumbres, organización y estructura,
reglamentos y su evolución.

ANTONIO GALERA GRACIA, El último secreto de los Caballeros Templarios

Nos encontramos al abrir este libro ante la genialidad de un magnífico autor como es Antonio
Galera. Nada más y nada menos que ocho años de estudio e investigación fueron necesarios
para que el texto viese la luz, lo que nos puede dar una idea de la fiabilidad de la información
que en esta obra se expone. Nos narra en esta ocasión el autor una historia muy bien
documentada, que queda encuadrada en un período de la Orden del Temple con notables actos
de heroísmo por parte de los caballeros templarios y de impotencia ante las actuaciones de los
secuaces del rey de Francia. Podemos observar, además, cómo Antonio Galera nos traslada
perfectamente en su obra a lugares tan dispares como pueden ser Valencia, Alcalá de Henares,
Jaén, París o Aviñón, teniendo en todo momento un control absoluto y un amplio
conocimiento del lugar físico donde transcurren los hechos.

Por medio de un lenguaje que no es excesivamente recargado y de un afán docente que queda
reflejado en este libro, al igual que en otras obras del autor, Galera consigue que la lectura sea
amena y fluida, además de ayudar a comprender mejor las costumbres de los templarios y la
vida de éstos en los últimos años de existencia de la Orden.

Es de alabar también, ese espíritu caballeresco de Antonio Galera que le hace buscar la verdad
cuando escribe una historia, no cayendo en la tentación –al contrario que otros autores- de
escribir falacias y elucubraciones, que si bien pueden ser más comerciales debido al morbo
que despiertan en algunos lectores, quedan muy lejos de reflejar una realidad histórica.

30
Sin duda, una buena manera de empezar para todos aquellos lectores que no tengan
conocimientos previos sobre la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de
Salomón, que quieran iniciar su andadura en este apasionante mundo de una manera amena,
entretenida y veraz. (José Luis Delgado Ayensa)

10
Novela histórica y ficción literaria

MANUEL NONÍDEZ, La cripta de los Templarios, Ed. Pearson Educación, S.A. (C/
Ribera del Loira 28, 28042 Madrid – Tel 902 360313 – Fax 91 3828329),
Madrid 2004-3ª - ISBN 84-205-3892-2, 21,5x13 cms., 205 págs.
www.pearsoneducacion.com

Manuel Nonídez García (Madrid, 1954) ha desarrollado desde muy joven distintas
facetas: edición, periodismo en prensa y radio. También ha cultivado las letras escribiendo
relatos breves, teatro para niños y adultos, y novelas (mnonidez@hotmail.com).
Dos caballeros de la Orden del Temple atraviesan la Península Ibérica huyendo de la
persecución implacable que en Francia les está llevando a la hoguera. Transportan un legado
oculto. Su destino final es impreciso. Se saben acosados por mercenarios. Pero no sólo les
hostigan los perseguidores: sus temores y recuerdos viajan con ellos. Mientras, un hecho
fortuito pone al descubierto una misteriosa sepultura con restos humanos. Se aprecian
vestigios de muerte violenta. Los arqueólogos investigan. Una importante pieza hallada en la
tumba desaparece... una historia en la que el pasado y presente se alternan y complementan
para desvelar misterios.

Ver también:
El tesoro oculto de los Templarios, Josep Guijarro, Ed. Martínez Roca 2001

WILLIAM WATSON, Beltrán. Un Templario en el exilio, Ed. Edhasa, Col.


“Históricas”, Barcelona 1996, ISBN: 84-350-6005-5, 22,5x14,5, 305 págs.
EDITORA Y DISTRIBUIDORA HISPANO AMERICANA, S.A. (EDHASA)
- Oficina Central - España: Domicilio: Av. Diagonal, 519-521, 2º - 08029
Barcelona – España - Tel: 0034 93 494 9720 Fax: 0034 93 419 4584 -
info@edhasa.es

31
A finales del siglo XIII, tras casi doscientos años de cruzadas, los cristianos han sido
derrotados y expulsados de Tierra Santa. El soldado-monje Beltrán debe abandonar entonces
el castillo de Sidón y partir hacia el exilio con la custodia del tesoro de los templarios. Felipe
IV hará lo posible para apoderarse de este tesoro acusando a la orden templaria de herejía.
William Watson, escritor prestigioso y de sólida reputación, se sirve de la trayectoria
de un individuo como Beltrán para mostrar lo que se sabe a ciencia cierta sobre el
funcionamiento y los avatares de los templarios y desmontar los mitos y leyendas que se han
formado alrededor de la orden templaria.

ERNESTO MÉNDEZ LUENGO, El último templario, Ediciones Leonesas, León 1983,


ISBN 84-86013-12-7, 22x16 cms., 243 págs. (Ediciones Leonesas, S.A. ;
EDILESA; Localización: Camino Cuesta Luzar, s/n, 24010 Trobajo del
Camino (león), Tel.: 987 800905, Fax: 987 840028, edilesa@edilesa.com -
Web: www.edilesa.com

Ernesto Méndez Luengo nació en La Bañeza. En 1997 obtiene el “Premio Larra” con su
novela “Tempestad al amanecer. La epopeya de Madrid”.
El último templario es una novela histórica medieval cuya acción se sitúa en la época del
reinado de Pedro I. La trama contempla aspectos de ficción literaria y hechos históricos en el
momento en que tiene lugar el enfrentamiento entre Pedro I y Enrique de Trastamara. La
acción se realiza en tierras de León –Cabrera, El Bierzo y otros lugares-, así como en
Mayorga, Sevilla, etc. El autor se ha propuesto con esta obra la reivindicación del
protagosnismo histórico de los caballeros templarios en la historia medieval del Reino de
León ante lo que él considera un cierto olvido o apartamiento, en la historiografía oficial, del
importante papel desempeñado por la Orden militar del Temple. El último templario ha sido
finalista en la última convocatoria del “Premio Asturias” de novela.

(Págs. 241 y 242)

Después, bajando lentamente, muy lentamente, la mirada, hasta posarla sobre su enemigo,
que le seguía observando con semblante duro e inexpresivo, extendió hacia él, con gesto
acusador, su brazo derecho, y agregó, con la faz repentinamente transfigurada por el odio y el
rencor:
¡Pero maldígote a tí, Ofrén de Valdavido, porque alzaste tu espada contra tu legítimo rey y
señor, y ayudaste a armar el brazo del Fratricida con el puñal que consumó el horrendo
magnicidio de Montiel!...
No era hombre ni capitán Iñigo Arista, que pudiera permanecer completamente insensible e
imperturbable ante aquel dramático y hondamente sobrecogedor espectáculo. Quiso abreviar,
de la única forma que entendía el que debía hacerlo, el sufrimiento y el espantoso fin de don
Diego, al que, si hasta aquel preciso instante hubo de aborrecer con toda su ánima,
compadecía ahora muy sinceramente. Dio una brevísima orden más con el gesto que con la
palabra a dos de sus veteranos, que cabe de él se mantenían por indicación suya. Blas de
Genestacio y Zurdo de Miñambres, diestros en el oficio y prestos en el cumplir, alzaron sus
arcos señalando con ellos hacia la parte más alta de la torre, convertida ya a esta hora en una

32
inmensa y llameante antorcha. Dos velocísimas saetas hendieron con sus afiladas puntas el
aire y la noche, brillando con siniestro y relampagueante fulgor entre las llamas, para acabar
hundiéndose, con asombrosa puntería y coincidencia, en el ancho pecho del castellano,
atravesando coraza y jubón. Cayó aquel mortalmente herido y de rodillas sobre el adarve, con
la cabeza inclinada sobre el pecho, para acabar brevemente sumergiéndose y desapareciendo
en el crepitante mar de llamas y pavesas que le envolvía por todas partes.
Consummatum est... musitó, con voz grave y profunda, apenas audible para los más
inmediatos, el anciano templario.
Y volviendo grupas a su cabalgadura, emprendió, silencioso y sombrío, el camino de
regreso a su castillo de Valdavido, acompañado de un centenar de sus caballeros, y precedido,
veinte pasos por delante, por cuatro hombres de armas que escoltaban el famoso gonfalón
Baucent, o bandera del Temple, que en un tiempo ya lejano flamease arrogante y fiera sobre
las murallas de Tortosa, de Lérida, de Mallorca, de Cuenca, de Sevilla..., reconquistadas para
la cristiandad hispana por, o con la decisiva participación de los valerosos y disciplinados
fratresmilites de Cristo. La misma temible bandera, de franjas verticales negras y blancas, que
tanto pavor y espanto infundiera a las huestes sarracenas en la Batalla de las Navas de Tolosa,
precipitando su sangrienta derrota; y de la que Frey Roldán de Valdavido se constituyera por
propia voluntad y decisión en su más fiel y celoso custodio y guardián, tras la obligada y
trágica desaparición de la Orden.
"¡Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomini tuo da gloriam!”

(Epílogo del libro):

Después de la muerte de don Pedro, algunas ciudades y villas importantes le


siguieron siendo fieles a su memoria y a su causa, dando así, inenarrables ejemplos de
heroísmo, abnegación y lealtad. Cuatro meses resistió la villa amurallada de Carmona, el
feroz y continuado asalto de los soldados del rey don Enrique, y hubo éste de recurrir a
una treta tan falaz y artera como la empleada para acabar con su hermano, para terminar
con la obstinada resistencia del valeroso alcaide de la fortaleza, que se le entregó
confiando en la palabra que el rey le diera, de respetarle la vida.
"El lunes, doce días del mes de julio del año del Señor de 1369 dice la Crónica de
aquél triste suceso, arrastraron a Martín López por toda Sevilla, e le cortaron los pies y
las manos en la plaza de San Francisco e le quemaron vivo después".
Dicen también las crónicas, que cuando le arrastraban por una de las calles se tropezó
con Beltrán Duguesclín, quien al verlo se sintió muy apenado y conmovido por el atroz
suplicio del bravo Maestre de Calatrava. Martín López, alzando su mirada hacia él, le
dijo, con la voz ronca y algo apagada por el sufrimiento:
- Más vale morir leal, que vivir como traidor.
Mucho se ha divulgado y ensalzado merecidamente el gesto de Guzmán el Bueno en
el asedio de Tarifa por los moros, permitiendo que éstos degollaran a su hijo, antes que
rendirles la fortaleza a él confiada. Pero tan sublime y dramática decisión, fue superada
con creces en Zamora. Resiste ésta durante meses el asalto y asedio de las fuerzas de
don Enrique, y para forzar su rendición, cogieron los de Trastamara a tres hijos de corta
edad de uno de los principales caballeros que la defendían, llamado don Alfonso López
de Tejada, y le amenazan con degollarlos si no les entregan la plaza. Se negó a ello con
inquebrantable decisión el noble y bravo caballero zamorano –y los tres niños fueron
bárbaramente sacrificados ante las murallas de la ciudad mártir.

33
MARY-SU SALART, La Octava Gaveta. El legado templario, Edita: Un Nuevo
Mundo [Francisco Madroñal, C/ Doctor Leyva Rincón, nº 16, 41700 Dos
Hermanas (Sevilla)] – ISBN 84-933998-4-1, 21x15 cms., 242 págs.

Mary-Su Salart nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, en Argentina. Desde


pequeña estudio música y danza, pero pronto descubrió su inquietud literaria con la poesía.
Incansable viajera, diplomada por prestigiosas escuelas de Canadá, y Argentina, habla varios
idiomas. Durante más de diez años emitió un programa de televisión titulado "El Mundo en
Imágenes", que la hizo viajar por toda Europa y gran parte de Latinoamérica, teniendo una
especial y marcadora importancia, para ella, su visita a Machu Pichu y la ciudad de Cuzco
(Perú). Al regreso de Canadá, se lanza a escribir nuevamente con mucha pasión, y sus ansias
de investigación, la orientaran a estudiar todo aquello que tenga relación con los Caballeros
Templarios, pasión esta, que lejos de mermar o disminuir, se acrecentó con el tiempo cuando
descubre que el misterio del Templarismo forma parte de su propia vida.
La Octava Gaveta, o el Legado Templario es su primera obra publicada en España, y
podemos clasificarla de novela histórica, ya que, si bien su trama se desarrolla en la
actualidad, es constante la incursión en la historia, y muy concretamente en la de la Orden del
Temple. Es una novela que "engancha" por la sucesión constante de sorprendentes
acontecimientos, que sumergen al lector en una historia, donde lo mas importante no son los
tesoros fisicos y materiales que en ella se descubren, porque lo realmente importante, es el
descubrimiento de la raíz de la que hemos surgido, y de donde brotan las aspiraciones y
sueños de muchos de nosotros (personajeslectores).
Esta novela tiene por objeto hacemos recapacitar acerca del valor de la Palabra
empeñada, muchas veces perdida en la búsqueda de horizontes fáciles... Que los postulados
de hermandad de la Caballería, a menudos utópicos y anticuados, nos sirvan como modelo en
la tarea de recuperar aquella PALABRA.Si bien algunos personajes tienen respaldo histórico,
otros a su vez corresponden puramente a la invención del autor.

“A los que existieron y a los que no, muchas gracias por haberse dejado recrear y
emplear a través de la Historia y mi mente para gozo de potenciales lectores. Un
especial reconocimiento de gratitud a The Grand Encampment of the Knights Templar
of Uníted States of America, por la desinteresada colaboración que me dispensaron
Ellos me demostraron que aún los emprendimientos más difíciles pueden llegar a feliz
término si son conducidos a través de toda una línea Filosófica y Ética”.

RETORNO SIN GLORIA

El ejército más numeroso y atípico que jamás haya conocido la historia, regresaba a
casa.
¿A qué hogar? Pues para un gran número de sus integrantes, a ninguno. Eran
nacidos en tierras de ocupación y sabían que sus ancestros provenían de una Europa
desconocida para ellos.
¿A qué país? Pues a muchos. Grande había sido la participación de Francia,
Inglaterra, Alemania, España y lo que hoy se conoce como una Italia unida. Hubo otros
países de menor intervención, pero no nos detendremos demasiado en este punto. Los
regresantes hablaban diversos idiomas y de esa manera viajaban agrupados entre ellos.

34
Eran la Armada de la Unión del Cristianismo, que había partido siglos atrás a los
Santos Lugares, a recuperar el Santo Sepulcro. Con la caída de Acre en 1291, se perdió la
última de las posesiones de ultramar. Si bien luego de este fracaso la Iglesia continuó
predicando las Cruzadas, cabe destacar que sólo insignificantes grupos de hombres armados
siguieron respondiendo a la requisitoria papal. Ocurrió como era de esperar, que estos
grupos minoritarios también se fueron disolviendo, como era lógico, al comprobar en su
momento que las palabras que debiera haber pronunciado Urbano en Clermont, hubieron
haber sido aquellas de "Dios no lo quiere". ¡Trágico destino el de aquellos seguidores de
autoinvestidos profetas que pretenden hablar por la boca de Dios!
Las testas coronadas de Europa estaban endeudadas y sus pueblos debían pagar
impuestos cada vez más onerosos, a causa de estos emprendimientos basados en la Causa de
la Fe. De modo que la participación de los Estados se convirtió en historia. El papado por su
parte no brindó básicamente ayuda monetaria a las tropas y se limitó a un criticable respaldo
moral sin mayores riesgos. Algunos dignatarios eclesiásticos participaron en menor medida
de esta sagrada utopía, siendo los sacerdotes anónimos y predicadores ermitaños los que
apostaron al riesgo. Por el contrario, muy pocos obispos fueron de la partida. Los señores
feudales, en vez, comprometieron dineros y vasallos para encolumnarse detrás de sus reyes y
príncipes, perdiendo en incontables ocasiones la vida, como cualquier soldado raso de
infantería. La paga (o soldada) motivaba al grueso de la tropa, quien respondía a superiores
órdenes, tropa ésta la cual debía ajustarse a una disciplina de riguroso tenor. Asimismo, se
imponían ejemplarizadores
castigos sin miramiento alguno, cuando altercados, delitos y crímenes, hacían acto de
presencia como resultado del juego, el hurto, la bebida y muchas veces, del aburrimiento,
cuando el ejército de Dios no se hallaba en pié de guerra. ¿Qué era, pues, la vida humana?
¿Qué valor tenía ésta a los ojos del amo, sino el de la sumisión para con el deber cumplido?
Había disidentes aún entre los mismos monjes guerreros de órdenes tales como
Templarios y Hospitalarios, por nombrar algunas de las agrupaciones más conocidas que
respondieron al llamado del Señor y de su Rey. Algunos volvían como prisioneros a sus
lugares de origen, donde una vez reinstalados en sus castillos, claustros y pabellones, se les
procesaría ante una corte civil, religiosa (La Inquisición), o marcial. Hubo secciones de la
vasta armada que regresaron por mar, pero la gran mayoría lo hacía por tierra, jornada tras
jornada, con sus pertrechos, rezagos, ganancias, pesares o alegrías a cuestas.
A la cabeza marchaban los señores y sus generales, con sus tesoros y pertenencias
acarreados y custodiados por su gente de más confianza. Continuaban algunas familias y
algún que otro abad o sacerdote y finalizaba el grueso de la soldadesca capitaneada por lo
más duro de la oficialidad de mediano rango, que era por su parte, la más violenta. Entre los
caballeros y caminantes, estaban los que no se habituarían nunca a la vida en Europa y se
preguntarían por el resto de sus vidas porqué habían dejado los asentamientos de la ruta a
Tierra Santa. Ellos, no sabrían como reencauzar sus vidas. Entre los que sí creían saberlo,
porque volvían con ganancias muchas veces impensadas para el vulgo en general, también
deberían, como lo señala la historia, producirse desilusiones y episodios no calculados,
simplemente producto de la larga ausencia...
Y como toda la gente en el mundo tiene su descendencia, directa o colateralmente,
Jacques de Molay, último Gran Maestre de la Orden de los Caballeros Templarios, tuvo la
suya, aún geográficamente más lejos de lo que la Edad Media le hubiese permitido suponer...

35
RICARDO DE LA CIERVA, Templarios, la historia oculta: las cuatro dimensiones
del Temple, Madridejos (Toledo), Ed. Fénix 1998 (Editorial Fénix, S.L. Pº de
la Castellana, 45 bajo, 28046 Madrid - Tel.: 7155221 - Fax: 91 3510731).

JORGE MOLIST, El Anillo. La herencia del último templario, Ediciones Martínez


Roca (Pº de Recoletos 4, 3ª planta, 28001 Madrid, Tel.: 91 4230314, Fax: 91
4230306, www.edicionesmartinezroca.com - , ISBN 84-270-3020-7, 23,5x16
cms., 399 págs., encuadernado en cartoné. Nueve ediciones en un año.

Jorge Molist (Barcelona, 1951). Sus actividades profesionales le han llevado a residir
algunos años en distintos lugares de Estados Unidos y ha tenido responsabilidades en varios
países europeos. Testigo directo de multitud de escenarios de nuestro tiempo, es un
apasionado de la historia, que introduce de forma original en su obra, analizándola desde el
presente. Así, su primera novela, Los muros de Jericó, se sumerge en la epopeya cátara y
Presagio tiene como fondo la gesta de las misiones españolas en Norteamérica. De escritura
ágil, humor y gancho, la crítica lo ha comparado con algunos de los maestros de la intriga de
nuestro tiempo.
En su veintisiete aniversario, Cristina, una prometedora abogada neoyorquina, recibe
dos anillos. El primero, con un gran brillante de compromiso, es de un rico agente de bolsa,
mientras que el otro, un misterioso anillo antiguo, proviene de un remitente anónimo. Ella
acepta ambos sin saber que son incompatibles y que el anillo de rojo rubí ha de arrastrarla a
una aventura que le enseñará sobre la vida, el amor y la muerte, dándole una lección
inolvidable que hará cambiar su destino y su visión del mundo para siempre. Bajo la
influencia de ese extraño anillo, la joven viaja a Barcelona para enfrentarse a misteriosos
personajes, a secretos de familia inconfensables, a su primer amor, a logias herméticas y a una
enigmática herencia que exige descifrar claves ocultas en arte gótico templario. Durante esta
peripecia tanto física como espiritual Cristina recorre la costa mediterránea, retornando a su
pasado y a otro mucho más lejano: el trágico destino del último de los templarios. Una novela
histórica atípica que narra desde el presente la dramática caída de los templarios.

APÉNDICE

DE CARÁCTER HISTÓRICO Y DIVULGACIÓN HISTÓRICA

Elogio de la nueva milicia templaria, Bernardo de Claraval, Ed. Siruela, 1994; Libro sobre
las glorias de la de la nueva milicia, a los caballeros templarios, Obras completas de san
Bernardo, Tomo I, págs. 494-542, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1993
Los Templarios, Emmanuel Barceló, Ed. Edimat Libros, 1998
El legado templario, Juán G. Atienza, Ed. Robinbook, 1991
Los enclaves templarios, Juán G. Atienza, Ed. Martínez Roca, 1995
Los caballeros del Templo de Salomón, Cruz Martínez, Ed. Planeta, 1994

36
Peregrinos, Hospitalarios y Templarios, Raymond Oursel, Ed. Encuentro, 1986
Templarios: la nueva caballería, Malcolm Barber, Ed. Martínez Roca, 2001
El juicio de los Templarios, Malcolm Barber, Ed. Martínez Roca, 1999
Auge y caída de los Templarios, Alain Demurger, Ed. Martínez Roca, 2000
Historia general de los Caballeros del Temple, Mateo Bruguera, Ed. Alcántara, 1999-2000
Los Templarios en los Reinos de España, Gonzalo Martínez, Ed. Planeta, 2001
Los Templarios en la Corona de Castilla, Gonzalo Martínez, Ed. La Olmeda, 1993
El fin de los Templarios, Andreas Beck, Ed. Península, 1996
Todas las Órdenes de Caballería existentes y abolidas, Costa y Turrel Ed. París-Valencia,
1998
La historia de los Templarios, Martin Walter, Ed. Edicomunicación, 1993
Los Templarios, Piers Paul Read, Ed. Vergara, 2000
El código templario, J.M. Upton-Ward, Ed. Martínez Roca, 2000
Nosotros los Templarios, Marion Melvilla, Ed. Tikal, 1995
Historia y tragedia de los Templarios, Santiago López, Ed. Alcántara, 2001
La Orden del Temple, Hugh H. L. Bellot, Ed. Humanitas
La Historia de los Templarios, V. Joaquín Bastús, Ed. Alcántara, 2000
Los Caballeros Templarios, Ferris E. Levis, Ed. Humanitas, 2001
Los Templarios: alba y crepúsculo de los caballeros, Jesús Mestre i Godes, Ed. Península,
2001
Los guardianes del Templo, Pablo Canales, Ed. Alcántara, 2000
Los Templarios. Una historia muy presente, Pastora Barahona, Ed. Libsa, 2002
Los Templarios, M. G. Sales, Ed. Círculo Latino, 2002
Los secretos de los Templarios, Ed. El Arca de Papel
La vida cotidiana de los Templarios en el siglo XIII, Georges Bordonove, E. Temas de Hoy,
1993
Los Templarios y su único secreto, José Antonio Solís, Ed. El Arca de Papel
Milites Templi, H. Moreno y J. Paez, Ed. Círculo Latino, 2002
Los Templarios, Fernando Díez, Acento Ediciones, 2003

NOVELA TEMPLARIA Y NOVELAS CON TEMAS DEL TEMPLE

El péndulo de Foucault, Umberto Eco, Ed. Plaza & Janés 2001


Iacobus, Matilde Asensi, Ed. Plaza & Janés 2000
La lápida templaria, Nicholas Wilcox, Editorial Planeta 1999
Parzival, W. von Eschenbach Ediciones Siruela
El señor de Bembibre, E. Gil y Carrasco, Ediciones Rialp
Los templarios Juan de Dios Mora Manuel Minuesa, 1883
El cruzado, Stephen J. Rivelle, Ed. Plaza & Janés 1999
Los códices templarios del Río Lobos, Ángel Almazán de G., Ed. Sotabur, 1997
Beltrán: un templario en el exilio, William Watson, Editorial Edhasa
Saladino: el unificador del Islam, Geneviève Chauvel, Editorial Edhasa 2000
El Libro de Saladito, Tariq Alí, Editorial Edhasa 1999
Los asesinos del Grial, Michael Clynes Ed. Edhasa
El último secreto de los caballeros templarios, Antonio Galera, Ediciones KR
Los soldados del cordero, Antonio Galera, Ediciones KR
Las puertas templarias, Javier Sierra, Ed. Martínez Roca 2000
La elipse templaria, Abel Caballero, Ed. Martínez Roca

37
El caballero templario, Gunter de Amalfi Franco Cuomo, Ed. EDAF
El tesoro de los templarios, Hanny Aldeas, Ed. Martínez Roca, 1997
El señor de los cátaros, Hanny Aldeas, Ed. Martínez Roca, 2000
El conde Bohemundo, Alfred Duggan, Ed. Edhasa
El Gran Maestre de los templarios, Inés Nollier, Editorial Apóstrofe 1997
Mazmorra, hoguera y espada, John J. Robinson, Ed. Planeta, 1994
El último templario, Edward Burman. Ed. Martínez Roca, 1999
La venganza templaria, Michael Jecks, Ed. Martínez Roca, 1999
Apocalipsis, J. de Saint-Aymour, Ed. Martínez Roca
El templario, Michael Bentine, Editorial Apóstrofe 1994
Trilogía templaria I: los falsos peregrinos, Nicholas Wilcox, Editorial Planeta 2000
Trilogía templaria II: las trompetas de Jericó, Nicholas Wilcox, Editorial Planeta 2000
Trilogía templaria III: la sangre de Dios, Nicholas Wilcox Editorial Planeta 2000
La heredera de los Templarios I: El caballero de Quaranteine,
La heredera de los Templarios II: El hermano sapo,
La heredera de los Templarios III: La paloma oculta,
La heredera de los T. IV: Los apóstoles del nuevo Temple, Renaud Chantefable, Editorial
Apóstrofe 2000
Hadit del Caballero Templario, José Mª Calo, Ediciones Obelisco 2001
La cripta de los Templarios, Manuel Nonídez, Ed. Pearson Educación 2004
Templarios: la historia oculta, Ricardo de la Cierva, Ed. Fénix, 2000

MITOLOGÍA TEMPLARIA Y ESOTERISMO:

El enigma de los Templarios, Vignati / Peralta, Ed. A.T.E., 1988


Templarios, Hospitalarios y Teutónicos, Santiago Valentí, Ed. Alcántara, 1997
La meta secreta de los Templarios, Juán G. Atienza, Ed. Martínez Roca, 1998
El misterio de los Templarios, Juán G. Atienza, Ed. Edaf, 2000
La mística solar de los Templarios, Juán G. Atienza, Ed. Martínez Roca, 1983
Los Templarios y otros enigmas medievales, J. Eslava Galán, Ed. planeta 1992
El asesinato de los magos, Peter Partner, Ed. Martínez Roca, 1988
A la sombra de los Templarios, Rafael Alarcón, Ed. Martínez Roca, 1998
La ultima virgen negra del temple, Rafael Alarcón, Ed. Martínez Roca, 1991
La otra historia de los Templarios, Michel Lamy, Ed. Martínez Roca, 1999
El enigma de la Catedral de Chartres, Louis Charpentier, Ed. Martínez Roca, 2002
Los misterios templarios, Louis Charpentier, Ed. Apóstrofe, 1995
La espada y el Grial, Andrew Sinclair, Ed. EDAF, 1994
Los misterios de los templarios, J.H. Probst – Biraben, Ed. Dédalo, 1976
El tesoro oculto de los Templarios, Josep Guijarro, Ed. Martínez Roca 2001
El libro negro de los Templarios, Laurent de Vargas, Ed. Robinbook, 2001
El misterio de los Templarios, Martin Walter, Edicomunicación, 1993
La revelación de los Templarios, L.Picknett y C.Prince, Ed. Martínez Roca, 1998
La sabiduría de los Templarios, Arnauld S. Jacques, Ed. Alcántara, 2001
Los Templarios y el evangelio de San Juan, Arnauld S. Jacques, Ed. Alcántara, 1999
Los Templarios están entre nosotros, Gérard de Sède, Ed. Sirio, 1990
Los Templarios, Run Futthark, Ed. De Vecchi, 2001
Apología de los Templarios, J. M. Plane, Ed. Humanitas
Rituales secretos de los Templarios, Frater Iacobus, Ed. Obelisco, 1999
La clave masónica, C.Knight y R.Lomas, Ed. Martínez Roca, 2002

38
El enigma sagrado, M. Baigent y otros, Ed. Martínez Roca, 2001
En el umbral del Temple, Pablo Canales, Ed. Alcántara, 2000
Templarios y asesinos, James Wasserman, Ed. Martínez Roca
El Grial y el complot de los Caballeros Templarios, Josep Ferret Talimé, Ed. Martínez Roca,
1998
Guardianes de lo oculto, Alain Desgris, Editorial Belacqua 2002
El secreto final de los Templarios, Año Cero, Ed. Martínez Roca
La espada y la cruz, Xavier Mosquera, Ed. Nowtilus 2002
El gran libro de los Templarios, J.M. González Cremona, Ed. Mitre 1985
La verdad sobre los Templarios, Walt G. Dovan, Prod. Editoriales, 1977
La mitología templaria, Jesús Ávila Granados, Ed. Martínez Roca
Templarios. Caballeros de Oriente y Occidente, René Lachaud, Ed. Apóstrofe
El oro de los Templarios, M. Ginguand y B. Lanne, Ed. Apóstrofe
Los Templarios y la palabra perdida, Mariano Fdez. Urresti Ed. Edaf

FICCION Y FANTASÍA (con Templarios y temas templarios de por medio... non vero... ne anche
ben trovato... no es verdadero ni bien traído...)

 El Código Da Vinci, Dan Brown. Desde 2003 en español y catalán. Monjes asesinos del Opus
Dei (en el Opus no hay monjes), claves extrañas en cuadros de Leonardo Da Vinci, asesinatos,
investigaciones, Priorato de Sión.
 Ángeles y demonios, de Dan Brown. Publicado en español hace pocos meses pero en EEUU
fue la primera novela de Brown. Bombas de antimateria, Illuminati, asesinatos,
investigaciones, pistas secretas en Roma, Guardias Suizos con supertecnología en el Vaticano,
etc.
 El último merovingio, de Jim Hougan. Ed. Planeta Internacional. «Una nueva revelación sobre
el secreto mejor guardado de la Iglesia católica». Asesinan un profesor en Londres,
investigaciones, Priorato de Sión, etc...
 Los templarios y la mesa de Salomón (y toda la «Trilogía de los Templarios»), de Nicholas
Wilcox, en Martínez Roca. Se vende como novela pero es una especie de ensayo
autobiográfico novelado. Wilcox viene a España y descubre por doquier ritos templarios,
Vírgenes Negras, barcos de piedra, la mesa de Salomón, secretos en Jaén. En la segunda parte
de la trilogía hay clonación con la sangre de Cristo, etc. [Nicholas Wilcox no es otra cosa que
el seudónimo comercial del escritor español Juan Eslava Galán].
 La lápida templaria, de Nicholas Wilcox. Novela con servicios secretos y acción de thriller: la
lápida es una mesa de piedra de Salomón con el Nombre de Dios escrito. Mafia rusa, Mossad,
espías del Vaticano, todo con cierta Andalucía esotérica de fondo.
 El Anillo: la herencia del último templario, de Jorge Molist, Premio de Novela Histórica, 10ª
edición. Martínez Roca. Abogada neoyorquina recibe un anillo antiguo y se pone a buscar
templarios por Barcelona y el Mediterráneo.
 La hermandad de la Sábana Santa, de Julia Navarro. Plaza & Janés. Cortan la lengua a un
hombre en la Catedral de Turín antes de incendiar el edificio. Sábana Santa, herencias de los
templarios, etc... Pero se centra con más respeto histórico en la Sábana Santa.
 Assassini, de Thomas Gifford, en Editorial Planeta. «El Papa Borgia les dio el poder; hoy
tienen en sus manos el destino de la Iglesia católica», dice la portada, pero es una novela de
intriga. Se producen unos asesinatos en Nueva York, un exjesuita los investiga. Los malos son
unos clérigos asesinos y fanáticos infiltrados en la Iglesia.
 Corazón templario, del periodista Enrique de Diego. «Un viaje iniciático por la España del
s.XII», dice la portada de Martínez Roca. Pero según de Diego, se trata de «alejarla del
esoterismo y la visión delirante que impera hoy en día» y «divulgar el amor a la historia
verdadera». Novela histórica con guerras medievales, que es a lo que se dedicaban los
templarios de verdad.

39
 El Club Dante, de Matthew Pearl, en Seix Barral. En la portada hay una recomendación de
Dan Simmons. «Matthwe Pearl es la nueva estrella deslumbrante de la ficción literaria, un
autor impetuoso». Aunque lo recomiende Simmons, no es mala novela. No está mal escrita, es
inteligente y no es uno de los clones de El Código Da Vinci, más bien recordaría El Club
Dumas de Pérez Reverte. En 1865, tras la Guerra Civil americana, mientras unos poetas
traducen La Divina Comedia al inglés, aparecen unos cadáveres que recuerdan castigos del
Infierno de Dante.
 El último Catón, de la periodista alicantina Matilde Asensi; novela de suspense con fondo
histórico. Aparece un cadáver con un raro tatuaje. Parece que alguien quiere quedarse las
grandes reliquias de la cristiandad. La clave está (otra vez) en la Divina Comedia. Sobre
templarios ha escrito dos novelas de suspense histórico: Iacobus y Peregrinatio, con gran
éxito.
 El Enigma Sagrado, de Baigent, Leigh y Lincoln. De este libro lleno de invenciones sacó la
mitad de su «documentación» Dan Brown para El Código Da Vinci. Está en MR Dimensiones,
colección pseudo-esotérica de la editorial Martínez Roca. Tiene Santo Grial, orden de Sión,
Templarios, francmasones, cátaros y Jesucristo a lo (neo)gnóstico. Baigent y Leigh también
escribieron una serie de fantasías exitosas, supuestamente periodísticas, en El escándalo de
los rollos del mar Muerto.
 María Magdalena y el Santo Grial, de Margaret Starbird, en editorial Planeta. Es uno de
los superclásicos del feminismo neopagano new age y asombra que hasta el 2004 no se haya
traducido al español, aunque su otro clásico, La diosa en los evangelios, esté en español en
Ediciones Obelisco desde el 2000. Starbird presenta a María Magdalena como esposa de
Jesús y a la Iglesia como una gran conspiración contra las mujeres y «lo divino femenino».
También en Ediciones Planeta ha publicado esta autora: El legado perdido de María
Magdalena. Dice que el Nuevo Testamento está escrito a base de gematría, un código que la
suma de ciertas frases ofrezca determinados números sagrados. Al explorar los significados
secretos de esos números, Starbird descubre que la unión entre Jesús y su esposa, María
Magdalena, fue la piedra angular sobre la que se construyeron las primeras comunidades
cristianas. La Starbird ha dado numerosos cursos sobre temas “bíblicos” y “espirituales” Una
de las fuentes importantes de Brown.
 Más allá del Código Da Vinci, de René Chandelle, Ediciones Robinbook. De gran éxito en
América Latina (entre los diez más vendidos en varios países), no es más que un refrito de El
enigma sagrado y otras fuentes de Brown, siempre ratificando que Jesús se casó con la
Magdalena y que su hija inaugura la línea merovingia. Con el éxito, Chandelle ha sacado un
libro más para parasitar la otra novela de Brown: Más allá de Ángeles y demonios: el secreto
de los illuminati y la gran conspiración mundial.
 Historia de las Sociedades Secretas: el enigmático origen de templarios, masones, rosacruces
y otras sectas ocultas, de Ramiro Calle, maestro de yoga y orientalismo desde hace 30 años.
Está en Ediciones Temas de Hoy. Cuando Martínez Roca le dio el premio Espiritualidad 2003
por un libro sobre maestros espirituales dijo: «Jesucristo es un arquetipo más que nos sirve de
inspiración y para mejorar el ser humano, pero nunca con la idea de crear una institución
jerarquizada».
 La meta secreta de los templarios. El ocultismo de la orden al descubierto, de Juan G.
Atienza, en MR Dimensiones. Este autor tiene varios libros de templarios, mística solar,
griales y uno que se llama Los pecados de la Iglesia.
 La Santa Alianza, cinco siglos de espionaje vaticano. Las operaciones secretas de los espías
del Papa, del periodista peruano Eric Frattini, autor de Secretos vaticanos. Juan Pablo II vende
misiles a Argentina, el dinero se guarda en las Bahamas y financia al sindicato Solidaridad en
Polonia, entre otras sesudas «investigaciones».
 Toda la verdad sobre el Código Da Vinci, de Dan Burstein. Editorial Temas de Hoy. Se repiten
las mismas tesis que en El Código Da Vinci, pero con más espacio y en formato ensayo:
Maria Magdalena como cónyuge de Jesús, el linaje de Cristo, griales, Da Vinci, etc.
 Illuminati, de Paul H. Koch. «Los secretos de la secta más temida por la Iglesia católica», nos
dice la portada. Los Illuminati incluyen precristianos, masones medievales, Goethe, Mozart,

40
Herder, la Revolución francesa, la independencia americana, el ascenso de Adolf Hitler, la
Revolución rusa, la Globalización. Son enemigos de la Iglesia, pero no está claro si ésta es la
buena de la historia o no. Un libro conspiparanoico que ve onces por todas partes (las dos
torres del 11-S de lejos parecían un once, nos dice, y sumando víctimas también le salen
onces).
 Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo, de José Martínez de Velasco, redactor
jefe de nacional de la agencia Efe, Ediciones B. Continuación de su libro Los Legionarios de
Cristo. Misma portada de estilo tenebroso y misma estantería que las historias sobre Illuminati
y demás. Mismo público ávido de leyendas negras y conspiraciones descubiertas.
 Claves ocultas de El Código Da Vinci, de Enrique de Vicente, Plaza & Janés. 350 páginas de
ciclo artúrico, Santo Grial, masonería, María Magdalena, simbolismo de la cruz, etc... Este
fundador de la revista paracientífica AÑO CERO y autor de ¿Qué se oculta tras los
Expedientes X? lo presentó en la feria de esoterismo de Barcelona Magic 2004. Reconoce que
el libro de Brown «no se sostiene ni desde el punto de vista literario ni racional».
 Diccionario del Código Da Vinci: una guía para descifrar sus claves, de Simon Cox. Editorial
Edaf. ¿Qué es el Códice Leicester? ¿Qué es el Código Atbash? ¿Qué fue la Cruzada
Albigense? ¿Qué es la «línea rosa»? ¿Qué son los «merovingios»? ¿Qué es en sí el Priorato de
Sion? ¡No buscarlo en un buen libro de historia, disfrute con este ameno glosario de El
Código Da Vinci.
 Las claves del Código Da Vinci, de los periodistas esotéricos españoles Lorenzo Fernández
Bueno y Mariano Fernández Urresti, en Ediciones Nowtilus. Estilo ágil y coloquial, siguen las
tesis de Brown.
 666 preguntas y respuestas sobre El Código Da Vinci, de Antonio Aradillas, en Libro Hobby
Club. Propio para adolescentes que quieran resolver las webs de enigmas sobre la novela de
Brown.
 (Listado elaborado por Pablo J. Ginés, Boletín Temple nº 57, 26 de enero de 2005)

Francisco R. de Pascual, ocso


Monasterio Cisterciense de Santa Ana (Ávila)
Marzo 2005

Alabanza de la Nueva Milicia


Bernardo de Claraval
IV. LA VIDA DE LOS CABALLEROS TEMPLARIOS

7. Digamos ya brevemente algo sobre la vida y costumbres de los caballeros de Cristo, para
que les imiten o al menos se queden confundidos los de la milicia que no lucha exclusivamente para
Dios, sino para el diablo; cómo viven cuando están en guerra o cuando permanecen en sus residencias.
Así se verá claramente la gran diferencia que hay entre la milicia de Dios y la del mundo.
Tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, observan una gran disciplina y nunca falla
la obediencia, porque, como dice la Escritura, el hijo indisciplinado perecerá: Pecado de adivinos es la
rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación; van y vienen a voluntad del que lo dispone, se visten
con lo que les dan y no buscan comida ni vestido por otros medios. Se abstienen de todo lo superfluo y
sólo se preocupan de lo imprescindible. Viven en común, llevan un tenor de vida siempre sobrio y
alegre, sin mujeres y sin hijos. Y para aspirar a toda la perfección evangélica, habitan juntos en un
mismo lugar sin poseer nada personal, esforzándose por mantener la unidad que crea el Espíritu,
estrechándola con la paz. Diríase que es una multitud de personas en la que todos piensan y sienten lo
mismo, de modo que nadie se deja llevar por la voluntad de su propio corazón, acogiendo lo que les
mandan con toda sumisión.

41
Nunca permanecen ociosos ni andan merodeando curiosamente. Cuando no van en marchas lo
cual es raro, para no comer su pan ociosamente se ocupan en reparar sus armas 0 coser sus ropas,
arreglan los utensilios viejos, ordenan sus cosas y se dedican a lo que les mande su maestre inmediato
o trabajan para el bien común. No hay entre ellos favoritismos; las deferencias son para el mejor, no
para el más noble por su alcurnia. Se anticipan unos a otros en las señales de honor. Todos arriman el
hombro a las cargas de los otros y con eso cumplen la ley de Cristo. Ni una palabra insolente, ni una
obra inútil, ni una risa inmoderada, ni la más leve murmuración, ni el ruido más remiso queda sin
reprensión en cuanto es descubierto.
Están desterrados el juego de ajedrez o el de los dados. Detestan la caza, y tampoco se
entretienen como en otras partes con a captura de aves al vuelo. Desechan y abominan a bufones,
magos y juglares, canciones picarescas y espectáculos de pasatiempo, por considerarlos estúpidos y
falsas locuras. Se tonsuran el cabello, porque saben por el Apóstol que al hombre le deshonra dejarse
el pelo largo. Jamás se rizan la cabeza, se bañan muy rara vez, no se cuidan del peinado, van cubiertos
de polvo, negros por el sol que les abrasa y la malla que les protege.

8. Cuando es inminente la guerra, se arman en su interior con la fe y en su exterior con el


acero sin dorado alguno; y armados, no adornados, infunden el miedo a sus enemigos sin provocar su
avaricia. Cuidan mucho de llevar caballos fuertes y ligeros, pero no les preocupa el color de su pelo ni
sus ricos aparejos. Van pensando en el combate, no en el lujo; anhelan la victoria, no la gloria; desean
más ser temidos que admirados; nunca van en tropel, alocadamente, como precipitados por su ligereza,
sino cada cual en su puesto, perfectamente organizados para la batalla, todo bien planeado
previamente, con gran cautela y previsión, como se cuenta de los Padres.
Los verdaderos israelitas marchaban serenos a la guerra. Y cuando ya habían entrado en la
batalla, posponiendo su habitual mansedumbre, se decían para sí mismos: ¿No aborreceré, Señor, a
los que te aborrecen; no me repugnarán los que se te rebelan? Y así se lanzan sobre el adversario
como si fuesen ovejas los enemigos. Son poquísimos, pero no se acobardan ni por la bárbara crueldad
de sus enemigos ni por su multitud incontable. Es que aprendieron muy bien a no fiarse de sus fuerzas,
porque esperan la victoria del poder del Dios de los Ejércitos.
Saben que a él le es facilísimo, en expresión de los Macabeos, que unos pocos envuelvan a
muchos, pues a Dios lo mismo le cuesta salvar con unos pocos que con un gran contingente; la
victoria no depende del número de soldados, pues la fuerza llega del cielo. Muchas veces pudieron
contemplar cómo uno perseguía a mil, y dos pusieron en fuga a diez mil. Por esto, como
milagrosamente, son a la vez más mansos que los corderos y más feroces que los leones. Tanto que yo
no sé cómo habría que llamarles, si monjes o soldados. Creo que
para hablar con propiedad, sería mejor decir que son las dos cosas, porque saben compaginar la
mansedumbre del monje con la intrepidez del soldado. Hemos de concluir que realmente es el
Señor quien lo ha hecho y ha sido un milagro patente.Dios se los escogió para sí y los reunió de todos
los confines de la tierra; son sus siervos entre los valientes de Israel, que fieles y vigilantes, hacen
guardia sobre el lecho del verdadero Salornón. Llevan al flanco la espada, veteranos de muchos
combates.

V. EL TEMPLO

9. Hay un templo en Jerusalén en el que ellos viven juntos, muy distinto por su estructura de
aquel antiguo y famosísímo de Salomón, pero no inferior por la gloria que contiene. Toda la
magnificencia del primitivo se cifraba en el oro y en la plata perecederos, en la más perfecta sillería de
sus piedras y en la profusa variedad de sus maderas. Por el contrario, todo el arte de este otro y la
decoración de su agradable belleza nacen de la piadosa religiosidad de los que allí moran y de su santa
vida. Aquél era admirado por la riqueza de su ornamentación; éste es venerado por las muchas virtudes
y obras piadosas de los soldados. También la santidad es el adorno de la casa del Señor. El se
complace más en el decoro de la virtud que en la pulimentación de los mármoles, porque prefiere la
pureza del corazón a las paredes de oro.

42
Por todas partes cuelgan escudos, que cubren los muros en lugar de las antiguas coronas de
oro. En vez de candelabros, incensarios y copas valiosísimas, la casa está invadida de bridas, sillas de
montar y lanzas. Todo está proclamando que a estos soldados les devora el mismo celo del templo de
Dios, que consumió a su propio adalid cuando, armada su santísima diestra no con la espada, sino con
un azote, que él mismo se hizo de cordeles, entró en el templo, echó a todos los negociantes,
desparramó las monedas de los cambistas, volcó sus mesas y los puestos de los vendedores de
palomas; porque consideraba indigno que la casa de oración estuviera sacrílegamente infestada de
traficantes.
Este devoto ejército sigue conmovido por el ejemplo de su Rey. Y cree que es mucho más
indigna e intolerable la profanación del santuario por los actuales infieles que la invasión de aquellos
mercaderes. Esta es la razón que les mantiene estables con sus caballos y armas en aquel lugar santo.
Después de haber arrojado violentamente de los demás santos lugares toda la inmundicia de la
infidelidad con su furor satánico, se entregan día y noche a santas y provechosas ocupaciones. Honran
a porfía el templo de Dios con su culto asiduo y sincero; inmolan en él con devoción continua no los
animales del antiguo ritual, sino las verdaderas víctimas pacíficas del amor fraterno, de la devota
sumisión y de la pobreza voluntaria.

10. Está sucediendo esto en Jerusalén y se conmueve el orbe entero. Lo escuchan las islas, se
enteran los pueblos remotos y hierven todos desde Oriente a Occidente, como un torrente en crecida,
como acequias rebosantes que alegran la ciudad de Dios, para inundarla con la gloria de todas las
naciones.
Pero lo más consolador y extraordinario es que, entre tantísimos como allá se marchan, son
muy pocos los que antes no hayan sido unos malvados e impíos: ladrones y sacrílegos, homicidas,
perjuros y adúlteros. Por eso, su marcha acarrea de hecho dos grandes bienes y es doble también la
satisfacción que provocan: a los suyos, por su partida; a los de aquellas regiones, por su llegada para
socorrerlos. Es una ventaja para todos: para unos, porque les defienden; para los otros, porque se
libran de ellos, También en Egipto se alegran de su marcha y en el monte Sión saltan de gozo las hijas
de Judá, porque llegan en su auxilio. Y con razón. Aquí respiramos liberados de sus manos y allí son
rescatados por la fuerza de su brazo. En su patria pierden con gran satisfacción a sus más crueles
devastadores; en Jerusalén acogen con gozo a sus fieles defensores. Oriente goza con dulcísimo
consuelo y Occidente siente un saludable desconsuelo. Cristo puede vengarse también de sus
enemigos de dos maneras a su vez: primero vence a sus mismos soldados con su conversión, y después
se sirve de ellos habitualmente para conseguir otra victoria mayor y más gloriosa. Es algo maravilloso
y una gran solución que, después de haber sufrido él tanto tiempo sus agresiones, pueda ahora
disponer de ellos como defensores; que el mismo que convirtiera a Saulo de perseguidor en
predicador, haga ahora del enemigo su propio soldado. No me extraña, pues como dice el Salvador,
que en el cielo cause más alegría un pecador que se enmienda que muchos otros justos que no
necesitan enmendarse. Porque la conversión de un pecador trae muchos más bienes que los males de
su vida anterior.

11. ¡Salve, ciudad santa, en la que el Altísimo consagró su morada, para que en ella se salvara
toda una generación! ¡Salve, ciudad del gran Rey, donde siempre, desde sus orígenes, ha sido posible
contemplar nuevas maravillas, que consuelan al mundo entero! ¡Salve, primera entre las naciones,
princesa de las provincias, heredad de los patriarcas, madre de los profetas y apóstoles, germen de la
fe, alegría del pueblo cristiano! Dios consintió que fueras asaltada continuamente, Para ser después
instrumento de salvación y santidad en estos valientes caballeros.
Salve, tierra de la promesa, que manabas leche y miel sólo para sus habitantes, y ahora brindas
al mundo entero medicinas de salvación y alimentos de vida. Tierra buena, inmejorable, que,
acogiendo en tu fecundísimo seno la semilla guardada en el arca del corazón del Padre, diste una
cosecha tan copiosa de mártires y además produjiste el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno en
todos los estados de vida cristiana. Los que han gozado de tu presencia, saciados de gozo por su
maravillosa dulzura, van proclamando por el mundo entero el recuerdo de tus abrumadoras
delicadezas, y enaltecen por los confines de la tierra la grandeza de tu gloria a los que no la conocen,
pregonándola con los prodigios que en ti se realizan. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de

43
Dios! Pero pasemos ya a enumerar algunas de las delicias que apuráis en ella para alabanza y gloria de
tu nombre.

44

También podría gustarte