12 is Better than 6 - Análisis

Siguiendo de cerca el fenómeno generado por Hotline Miami pero con una personalidad indiscutible, 12 Is Better Than 6 es un shooter con vista cenital potente y original, desarrollado por Ink Stains Games. Un buen sorbo de tequila, sal y limón para este mexicano con ganas de guerra.

La mayoría gustamos de ser políticamente incorrectos, al menos en los juegos, que se nos permite. La acción y el terror suelen constituir el perfecto escenario para llevar a cabo masacres con poca repercusión (repetimos, en los juegos). Sin embargo, la simpleza llega a ser tan eficiente como cualquier relato cargado de realismo. Seguro que alguno ya conoce Happy Tree Friends, equellos cortos de animación en los que adorables personajes llegan a herir la sensibilidad de quien los ve, por las atroces mutilaciones, derramamientos de sangre y empalamientos de que somos testigos.

Por ello precisamente, amigos, lo primero que nos pararemos a analizar será este apartado: el visual. Juegos como el de Ink Stains Games entran por los ojos, y no por espectacularidad, sino por ser originales y atrevidos. Uno se pregunta a quién se le ocurre que un juego entero en blanco puede funciona... ¡pero vaya si lo hace! Los diseños son curiosamente funcionales: para empezar nosotros no manejamos un muñeco, al menos siendo sinceros con nosotros mismos. Manejamos un círculo, que es como se ve el sombrero mexicano que portamos. Un círculo que dispara en la dirección que le digamos. Los escenarios son increíblemente llamativos; la limpieza del blanco a la que se supeditan las formas tremendamente geométricas, que parecen hechas con regla a distancias seguras y exactas.

Un diseño que engancha más por novedoso que por real, y como decimos, un estilo visual que parece imitar los dibujos que podemos hacer a modo de bosquejo nosotros mismos. Pero con una maestría que llama la atención en su uso, pues lo personajes solo tienen dos “versiones”; una gorra/cabeza/gorro desde arriba con una mano extendida que dispara y la versión muñeco tirado en el suelo de forma mecánica y totalmente plana (no hay atisbo de volumen en el juego, salvo por las sombras), que en cambio cuenta con efectos como el humo que llegan a sorprender en ese entorno.

12 Is Better Than 6 es un juego para un solo jugador, una experiencia directa, fácil, sin pleitos. Una sucesión de misiones o encargos, todos ellos cargados de violencia casi sin límites que van hasta lo reprochable, pero que no suponen tanto gracias a su estética. En una misión, quien suscribe se sorprende a sí mismo matando equinos con tal de hacer la puñeta a alguien. Pero seamos directos, 12 Is Better Than 6 es un juego muy divertido, cañero, sin preámbulos. Lo que nos sorprende más durante las alrededor de cuatro horas de duración (vamos a episodio por hora, más o menos, ya que son cuatro), es que no movemos por zonas en las que soportamos oleadas de enemigos, pasando por pueblos del estilo del siglo XIX, en los que nos valemos del dinero que sueltan los muertos – que hemos provocado nosotros, por supuesto - para comprar mejoras (hasta cinco), munición o incluso conseguir pequeñas misiones, todas ellas cargadas de simplicidad, y que igualmente aportarán ingresos.

El control sobre el personajes pide a gritos un analógico. Disparamos en todas direcciones, un machacabotones absoluto, en el que vamos a acabar con todos los demás personajes a nuestro alrededor, pero el uso del ratón va más allá que en elegir dirección. Estamos en el siglo XIX, no con una pistola automática. El click derecho servirá para quitar el seguro, cargando así el disparo, y el derecho, para disparar. Y por supuesto, la recarga también manual. Un mata-mata encantador, ¿eh? Lo cierto es que se agradece la variedad. Pero no solo habrá revólver, claro está. Pasaremos por escopeta, y armas de otro calibre, pero cuyo desbloqueo se produce al ritmo de la historia.

Y ya que hablamos de eso, sería interesante hablar de la sencillez de la misma, articulada por pequeñas misiones que no se diferencian entre ellas, pero que al menos llega a servir para seguir una línea de acontecimientos paralela al derroche de “tinta” roja sobre el blanco de nuestra pantalla, cuyos extremos reciben ese color granate similar al que se genera en la visión de los shooter subjetivos por cada disparo que recibimos.

Por último, y no menos importante, decir que la música acompaña muy bien la acción junto con las voces, disparos y sonidos de rupturas y explosiones (en las armas de melee, la cosa es menos “creíble”; todo sea dicho. Eso sí, el juego viene en varios idiomas… menos español. Apostamos a que entonces la mejor versión será en inglés. Claro que si alguien se anima con el ruso, será toda una experiencia…