Julieta Díaz: "'No me rompan' es un antes y un después, porque es una película pensada por mujeres y también hecha por mujeres"

Entre películas y canciones, la actriz navega un presente de pasiones equilibradas. Su dúo con el cantante y compositor uruguayo Diego Presa ya lleva cuatro años y dos discos editados; en paralelo, hace cumbre en el ranking de lo más visto de Netflix con la comedia No me rompan, junto a Carla Peterson. Una charla sobre los talentos con una intérprete que arriesga, promete y cumple.

Con gran capacidad para reinventarse, Julieta Díaz ha dedicado esta década a otorgarle una impronta musical a su trayectoria, sin por eso descuidar el universo de la actuación. Esta temporada la tuvo presente con un personaje conmovedor en Argentina, tierra de amor y venganza y dos de las diez películas más exitosas del año la contaron como protagonista: Asfixiados y No me rompan.

En Julieta Díaz sus distintas facetas son parte del todo. La cantante y la actriz se complementan unidas por una misma dinámica, atravesada por la interpretación, el manejo de la voz, las pausas, los silencios, el ritmo y la actitud corporal, se amalgaman para la creación artística sin distinciones ni límites.

El imprevisto dúo formado junto al músico uruguayo Diego Presa ha dado origen a Río, un disco compuesto por diez canciones formidables, ocho de ellas de autoría propia, con letras y melodías que integran una unidad temática, con el amor, el tiempo y los sueños como ejes predominantes. El álbum posee una variedad estilística que permite escuchar baladas, momentos rockeros, milonga y blues, donde la búsqueda poética es una constante.

En medio de un mes ajetreado, Julieta Díaz se hace un tiempo para compartir con EPU parte de sus magníficas obsesiones.

–El año pasado entrevisté a Mike Amigorena en EPU y dijo que la actuación es su trabajo pero la música es su pasión, ¿cómo sería en tu caso?

–En mi caso lo que me mueve es la interpretación, no sé si usaría la palabra pasión porque es un poco intensa, la pienso y me aparecen rosas y champagne, me siento rara (se ríe). Pero podría decirte que hoy lo que más ganas me produce es el tema de la interpretación, ya sea de un texto como actriz o cantando. Las dos cosas son muy importantes para mí. La actuación no es un trabajo sino algo que me gusta profundamente hacer y donde todavía tengo muchas cosas por realizar, no es que ya está, listo. Ni en pedo. Es un oficio interminable.

–¿Cantar tus propias letras es algo más personal?

–Sí, puedo decirte que hoy la música es lo más personal, cantar mis propias palabras y las de mi compañero, Diego Presa, es un trabajo muy nuestro. Es la primera vez que me pasa algo así porque ni siquiera en la actuación interpreté un texto escrito por mí, ese espacio con mis propias imágenes, mi poesía y con la música de alguien que fui a buscar porque me gustaba su universo, se abre recién ahora con esta coincidencia tan personal. Esa es la gran diferencia con todo lo que hice hasta ahora. También canto canciones de otros y me encantaría en algún momento hacer un espectáculo con eso, pero interpretar tu propio material es algo muy potente.

–Yendo específicamente a Río, me dio la impresión de que es un disco para escuchar en tu casa, tal vez tomando algo, tranquilo. Me recordó a la época en la que teníamos los CD, es ideal para seguir las letras con el cuadernillo que venía dentro de la caja. ¿Un poco buscaban eso con Diego?

–¡Sí, absolutamente! En los shows solemos vender los CD para que puedan guardar el disco, leer las letras. Yo acabo de comprarme un reproductor en Mercado Libre porque encontré todos mis CD y no me gusta tener mi vida completa en el celular. Por eso y también porque soy muy 90´s (se ríe).

–¿Cómo se dio el vínculo con Diego Presa, se conocieron en la pandemia?

–Sí, yo estaba haciendo algunas participaciones con artistas como Lito Vitale, Javier Montaldo, Raly Barrionuevo y Fidel Sclavo de manera remota y entonces le propuse a Diego hacer lo mismo. Yo era fana de El Astillero, un trío de guitarras y voz que él tenía y era hermoso, cuando descubrí su trabajo como solista, me llamó muchísimo la atención y lo contacté para que hiciéramos un tema, solo para eso.

Le mandé un mensaje privado de Instagram y él redobló la apuesta, me dijo que había visto algunos poemas míos en las redes, las colaboraciones con los otros músicos y me pidió que le mandara alguno de esos textos para ver si podíamos hacer una canción original. Desde ahí no paramos más, ya van tres años y medio y dos discos, seguimos haciendo canciones.

–Diego se apellida Presa pero, paradójicamente, vos parecés tener una gran libertad creativa a la hora de cantar y componer con él, ¿es así?

–¡Re! Me encanta, tal cual. Siempre jodemos con que si fuera el dúo Presa Díaz o Díaz Presa sería terrible, parecería un titular de Crónica (nos reímos). Él me abrió una puerta impresionante con la música y la posibilidad de trabajar con una banda. Por momentos lo que hacemos es un rock romántico, una especie de tributo a otras épocas y la verdad que nunca lo hubiera imaginado. Lo que Diego ha destapado y seguimos sosteniendo juntos me ha abierto un camino cada vez más libre y profundo.

–Pienso en canciones como “La luz que me esperaba” y algunas otras que tienen letras esperanzadoras, ¿podemos hablar de un disco optimista?

–Sí, yo por más triste que sean las canciones siento que siempre tienen una humanidad y una luz al final del túnel, me gusta dejar abierta alguna ventana de esperanza. Justamente ese tema es sobre una persona que está muy angustiada y pasa toda la noche reflexionando con su pareja, volviendo sobre sus pensamientos hasta que en algún momento cuando llega la mañana se da cuenta de que sus argumentos no son lo que parecían. Dice “miré, miré mis huellas frías y no reconocí lo que yo me contaba”, a veces uno se identifica con lo que le parece que siente y después las cosas son mucho más simples.

Cuando te abrazás con el otro o se crea un silencio con una pareja, un familiar, un amigo o incluso con uno mismo, a la mañana siguiente cuando sale el sol nuevamente, algo sucede. Por más triste que estés hay un empujoncito ahí.

–En Río hay una canción de Gabo Ferro, vi que hace poco estuviste en un homenaje que se le hizo. ¿Hay un tema de admiración tuya o lo llegaste a conocer personalmente?

–Primero hay una gran admiración mía y después al ser actriz pude saludarlo en el camarín, pero la verdad que fui a verlo dos veces en vivo, una fue en el ND/Ateneo donde dio un show extraordinario. Soy una gran admiradora de su obra, siento que me atravesó, conocerlo fue un antes y un después. Fue como descubrir a Bowie, a Serrat, a Leonard Cohen, a Mercedes Sosa, son cosas que te marcan. Además era un trovador, un poeta realmente extraordinario, un compositor y un cantante increíble.

Él solo con su guitarra construía un mundo enorme y lleno de dimensiones, me impactó muy potentemente como artista y como ser humano. Hace unos días estuve en la presentación de su disco póstumo, Loca, que está basado en todas las cancionistas de principios del siglo pasado que empezaron a cantar vestidas de hombre, algo que ocurrió mucho en el tango, hasta que después comenzaron a apropiarse de su lugar como mujeres. Como él además era historiador hace un homenaje con Edgardo González, un guitarrista maravilloso, y la verdad que salieron un disco y un libro preciosos. Gabo es de esos artistas que se van demasiado pronto pero su legado permanece aún con más fuerza.

–En estos días llegó a Netflix No me rompan, la película que protagonizás junto a Carla Peterson. Leí que la considerás un antes y un después en el cine de humor hecho por mujeres, ¿por qué?

–Yo siento que es un antes y un después porque es una película pensada por mujeres y también hecha por mujeres en gran parte. Está escrita por una amiga de Carla, Jazmín Rodríguez Duca, junto a un equipo fantástico pero ella tuvo la idea original, la escribió para Carla y después me convocaron a mí. Juntamos a varias compañeras, queríamos a una directora para filmarla y elegimos a Azul Lombardía.

Fue un proyecto pensado por actrices, si vos ves hay comedias con protagónicos femeninos pero que encabecen dos mujeres juntas no es tan común. En este caso está clarísimo eso, es un proyecto totalmente autogestionado por nosotras, nos lo pusimos muy al hombro, me parece que sobre todo es una película que arriesga, promete y cumple.

–Apostaron todo a una comedia bastante alejada de los lugares comunes, ¿siempre es preferible arriesgar?

–Totalmente, No me rompan maneja un humor poco complaciente, con perspectiva de género pero desde un lugar muy irreverente, riéndose mucho de nosotras, sin bajada de línea. Es fiel a su época, les gusta todas las generaciones y los hombres también se matan de risa, fue un éxito tremendo. Es una comedia disparatada con la que podríamos haber quedado pedaleando en el aire y sin embargo eso no pasó, el público nos acompañó.

Llegamos acá gracias a un montón de directoras impresionantes que fueron preparando el camino, pero es la primera vez que pasa que dos actrices nos paramos frente al mainstream con algo así... ¡y tenemos casi 50 años! (se ríe). No lo digo como una crítica, todo lo contrario, es algo fantástico.

Fotos: Alejandro Calderone Caviglia

Coordinación general: Gimena Bugallo

Estilismo: @floriherrera2110

Make up: @costyyabes

Pelo: @daichumakeup

Agradecimientos: @claraibargurenoficial

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