6. La llegada de Clara

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Al fin llegó el día tan esperado para Heidi. Clara, su prometido Hans y Bruno, el hermano de este, llegarían ese día a los Alpes. Heidi estaba radiante de felicidad, por fin volvería a ver a su mejor amiga después de más de un año sin poder verse. 

La joven se levantó temprano aquella mañana, de la emoción que tenía apenas pudo dormir durante la noche. Desayunó junto al abuelito y después fue al corral para sacar a Bonita y a sus hijas. 

-¡Buenos días Bonita, Campanilla, Canela!

En cuanto las cabras vieron a Heidi, las pequeñas Campanilla y Canela corrieron hacia la muchacha y esta las acarició mientras reía tiernamente.

Después, la muchacha y sus cabras se dirigieron hasta la plaza del pueblo en donde ya se encontraba Pedro. El joven estaba bebiendo agua de la fuente mientras esperaba al resto del rebaño.

-¡Buenos días Pedro! -exclamó Heidi llena de felicidad. -Te traigo a Bonita, a Campanilla y a Canela.

-¡Buenos días Heidi! Qué feliz estás hoy, ¿no? -preguntó el muchacho riéndose.

-Sí, mucho. Clara llega hoy, con su prometido y su hermano.

-Vaya, no me acordaba. -dijo Pedro con ironía ya que la muchacha se lo había estado recordando tanto a él como al abuelito todo el tiempo durante los días anteriores.

Heidi se rio.

-Entonces, me imagino que hoy no podrás venir a los pastos...

-Me encantaría... pero hoy no puedo Pedro. Tengo muchas cosas que hacer antes de que lleguen Clara y los chicos. 

Pedro asintió con la cabeza.

-Me lo imaginaba... pero bueno, no pasa nada. -dijo el muchacho sonriendo a su amiga.

Heidi le devolvió la sonrisa.

-Por cierto, en cuanto regrese a casa voy a preparar queso, así tendremos suficiente para las próximas semanas. ¿Vendrás luego a cenar con nosotros?

-¡Por supuesto! Claro que iré. Además, yo también tengo ganas de volver a ver a Clara.

-¡Estupendo! Bueno, tengo que volver ya a casa, Pedro. Tengo que preparar algunas cosas antes de que lleguen, entre ellas el queso.

-De acuerdo.

-Nos vemos luego, ¿vale? ¡Adiós Pedro, que tengas un buen día! -dijo Heidi mientras echaba a correr en dirección a su casa.

-¡Igualmente Heidi! ¡Hasta luego! 

Pedro se reía interiormente al ver a su amiga rebosante de alegría. Pero entendía que ella se sintiera así, llevaba mucho tiempo sin ver a Clara y ella era una persona muy importante para la muchacha. En seguida, el joven silbó a las cabras y se dispuso a subir con el rebaño hacia los pastos.

-Abuelito, voy a preparar el queso. -dijo Heidi nada más llegar a su casa.

-De acuerdo, yo estaré trabajando un poco en el taller.

Heidi entró en la cocina, encima de la mesa ya lo tenía todo preparado. La joven se puso su delantal y, después de beber un poco de leche que le había sobrado del desayuno, se puso a preparar el queso.

Tiempo después, un tren hizo su llegada a la estación de Maienfeld. Cuando este se paró en el andén, una hermosa joven de 21 años se bajó del vagón. Se trataba de Clara e iba agarrada del brazo de un apuesto joven de cabellos rubios y ojos azules. Era su prometido, Hans, el cual también tenía 21 años. Detrás de ellos, apareció otro muchacho, de 19 años. Tenía el cabello rubio oscuro y rizado y unos bonitos ojos verdes. Se trataba de Bruno, el hermano de Hans.

Heidi está creciendo (Libro 1)Where stories live. Discover now