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Cómo son las chilenas de 30

La generación de mujeres de 30 es radicalmente distinta a sus antecesoras. Más que formar familia, busca autonomía y ascenso profesional. Aunque postergan el embarazo, creen que la mejor edad para tener hijos es entre los 25 y los 30, y la rutina con su pareja es una de sus principales quejas. Estas son algunas de las conclusiones de la encuesta realizada por el Centro de Estudios Estratégicos y Mediáticos de la UNIACC especialmente para Revista Ya.

04 de Enero de 2007 | 16:07 |
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Las mujeres de los estratos medios y altos, que bordean los 30 años, están cambiando. Creen que deben ser enormemente competitivas, tener pocos hijos y renunciar en cierta medida a lo privado y emocional. Las consecuencias de esta postura están a la vista: "Este tipo de organización provoca un deterioro en la pareja, donde la intimidad es muy poca y la vida sexual, pobre. Pero no es el trabajo femenino el responsable, sino la organización social que las empuja a sobreexigirse al máximo para poder participar del mundo laboral", señala Alfonso Luco, sicólogo clínico especializado en temas de familia y pareja, y director de la Escuela de Sicología de UNIACC.

Esta realidad es recogida por una investigación exclusiva para Revista Ya que realizó durante noviembre el Centro de Estudios Estratégicos y Mediáticos de esta universidad en alianza con la empresa Atento. Encuestaron a 425 mujeres de entre 18 y 45 años de los estratos socioeconómicos ABC1, C2 y C3 de la ciudad de Santiago, para conocer las percepciones de las mujeres sobre el mundo del trabajo, la familia y la pareja y el futuro.

Luego de analizar los resultados, los especialistas hablan de un cambio radical de mentalidad en las mujeres. "Durante siglos, lo que les otorgó seguridad fue el matrimonio. Hoy ya no. Probablemente se trate de la transformación social más importante de los últimos tiempos", señala Alfonso Luco.

Aquí, especialistas en temas de familia y género analizan los principales rasgos de las mujeres de alrededor de 30 años revelados por la encuesta y reflexionan sobre sus causas y sus efectos, tantos sobre ellas mismas como sobre el medio social.

1.- Desean familias pequeñas: En el último siglo la fecundidad ha descendido en Chile a la mitad. Y esto es obra de la voluntad de las mujeres. Hay una extraordinaria equivalencia entre lo que ellas desean y lo que obtienen. La mayoría de las encuestadas por UNIACC - 48 por ciento- desea tener dos hijos, lo que calza justo con la tasa de natalidad actual en Chile. Llama la atención que las mujeres de 30 años son, lejos, las que menos hijos quieren tener. Sólo el 25 por ciento de ellas desea tener más de 2. "Dos hijos es el modelo de familia ideal hoy, ojalá la parejita", señala Alfonso Luco.
Cómo se realizó el estudio
En noviembre de 2006 se encuestó telefónicamente a 425 mujeres entre 18 y 45 años de los estratos ABC1, C2 y C3 de la ciudad de Santiago. Se establecieron tres categorías de edad: "menores de 30 años", para el rango entre 18 y 26 años; "en torno a 30 años", para aquellas de 27 a 33 años; y finalmente "mayores de 30 años", para las de 34 a 45 años.

La gran mayoría considera que la edad ideal para tener hijos es entre los 25 y los 30 años. "La postergación del embarazo y la disminución de la natalidad son fenómenos típicos del comportamiento reproductivo de los países desarrollados. Las cifras demuestran que nos estamos adaptando a la modernización y a la incorporación de las mujeres al mundo laboral", señala Ximena Valdés, doctora en ciencias sociales, experta en temas de género y familia, y profesora invitada de la Universidad de Chile.

Para ellas el factor económico pesa más que ningún otro a la hora de tener un hijo, siendo el principal criterio de decisión para el 60 por ciento de ellas, según la encuesta UNIACC. Los especialistas entrevistados coinciden en que esto es así porque se trata del grupo de edad sometido a presiones económicas más fuertes.

2.- No tienen una vida de pareja rica: El 70 por ciento de las mujeres encuestadas por UNIACC tiene pareja, y lo primero que cambiaría este grupo es la falta de tiempo para compartir con ella, seguido de la rutina, luego la comunicación y finalmente la calidad de su vida sexual. Los especialistas coinciden: sin tiempo, no hay nada; si no priorizan cambiar su vida sexual no es porque estén satisfechas. "¿Qué intimidad puede haber si no hay tiempo para compartir? Si no las escuchan, ¿qué vida sexual van a tener?", se pregunta Ximena Valdés.

A Alfonso Luco no le extraña que la falta de tiempo sea el problema principal: "La pareja está enfrentada a una situación en la que el tiempo de intimidad es casi nulo. Salen a las 8 de la mañana de la casa y vuelven de noche a la casa, donde aún hay que comer, terminar cosas, acostar a los niños. Finalmente se encuentran a las 11 de la noche, con suerte, cuando ya lo único que quieren es dormir. Y los fines de semana se los pasan con los padres. De ahí la otra queja principal, que es la rutina".

3.- Tienen fuertes aspiraciones profesionales: Estudiar y ascender profesionalmente son los principales proyectos de la gran mayoría de las mujeres encuestadas por UNIACC, con un 72 por ciento de las preferencias, mientras que sólo el 27 por ciento menciona formar una familia o tener una pareja estable. Es un cambio radical y así lo reconocen los especialistas. "Estos datos son impresionantes porque muestran con mucha claridad el cambio de mentalidad de las mujeres. La época en que el centro de la vida de las mujeres estaba en la familia, la pareja, los hijos, ya quedó atrás", sentencia Alfonso Luco.

Ximena Valdés coincide: "Estos datos hablan de una nueva generación de mujeres que sobre todas las cosas buscan su autonomía, su afirmación profesional, poniendo la seguridad y el proyecto de vida en sí mismas y no en una familia".

Según Teresa Valdés, socióloga del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer, Cedem, ésta es la prueba concluyente de que las mujeres no han pensado en dejar de trabajar, como se ha señalado en ocasiones. "Desean trabajar, pero como su incorporación al mundo del trabajo ha sido tensa y siguen cargando con el peso de las tareas domésticas, eligen la opción de compatibilizar trabajo y familia".

Cerca del 80 por ciento de las mujeres encuestadas por UNIACC cree que el mundo laboral es competitivo o machista. A pesar de ello, es ahí donde más fuertemente se proyectan hacia el futuro.
Mujeres en cifras
El 50 por ciento de las mujeres del estrato socioeconómico ABC1 trabaja y lo hacen en promedio 6,6 horas diarias (Fuente: Cimma Group, 2004).
Entre la población económicamente activa de Chile, sólo el 37,7 por ciento de las mujeres tenía un trabajo remunerado en septiembre de este año, a diferencia del 71,3 por ciento de los hombres. (Fuente: INE)
Del total de los beneficiados por capacitación, sólo el 19 por ciento son mujeres, según el INE. A su vez, la mayor aspiración de las mujeres encuestadas por UNIACC es estudiar para perfeccionarse.
El 50 por ciento de las mujeres encuestadas por UNIACC considera que su mayor debilidad en el mundo laboral es la dificultad para compatibilizar trabajo y hogar.
En los últimos diez años del siglo XX aumentó en más de un tercio el número de mujeres que optan por algún sistema de control de la fecundidad (Fuente: INE).
En un día cualquiera, las mujeres entre 30 y 40 años del grupo ABC1 destinan en promedio 16 minutos a estar con sus parejas como 'primera actividad'. Esto no considera el tiempo que pasan juntos haciendo otras cuestiones, tales como levantarse, transportarse, ver televisión, comer o dormir. (Fuente: Cimma Group, 2004).
En un día cualquiera, sólo el 39 por ciento de las mujeres entre 30 y 40 años del estrato socioeconómico ABC1 declara haber pasado tiempo descansando. (Fuente: Cimma Group, 2004)
En el último siglo, la fecundidad en Chile se redujo a la mitad (Fuente: INE)
El ingreso medio de las mujeres constituye un 68,2 por ciento del que reciben los hombres. Y esa brecha aumenta a medida que sube el nivel educacional de las mujeres (Fuente: INE)

4.- Están presionadas económicamente: La generación cercana a los 30 años de las clases altas y medias altas es la más presionada por las deudas y las exigencias económicas. Por motivos culturales, además, tiene grandes expectativas de consumo. "Si bien la presión económica afecta a la sociedad en su conjunto, se radicaliza en las mujeres de 30, porque está la expectativa de ser todo, de hacerlo todo y de tenerlo todo. Quieren viajar, tener casa, llevar a los niños a los mejores colegios. Y ya no existe la idea de que vendrá un señor que te va a mantener", comenta Teresa Valdés.

El tema de la educación de los niños es aquí fundamental. Ximena Valdés explica: "El valor que ha adquirido la educación en el proyecto de vida de las parejas es enorme. Y el costo de la educación es altísimo. En las clases altas, para mandar al colegio a cuatro hijos hay que gastar un millón de pesos al mes. Hay que ser gerente para costearlo".

Destaca el dato que según la encuesta de UNIACC, el 60 por ciento de las mujeres en torno a 30 años señala que es el factor económico el que más influye más sobre la decisión de tener hijos que el acuerdo con la pareja, la edad y el desarrollo laboral.

5.- Están asustadas de perder el trabajo: Actualmente, el mayor temor de las mujeres es perder el trabajo. Eso es lo que respondió el 50 por ciento de las encuestadas por UNIACC, mientras que un 27,8 por ciento teme perder a su pareja y un 20, no tener hijos. A pesar de que este temor disminuye un poco entre las mujeres mayores de 34 años y en las del ABC1, aún sigue siendo su preocupación fundamental.

Ximena y Teresa Valdés coinciden en que este temor a perder el trabajo habla de un fuerte deseo de autonomía económica. "Las mujeres tienen miedo a perder el trabajo, porque éste les da autonomía. El ingreso permite definir qué quieres, cómo lo quieres y mejorar así tu calidad de vida", apunta la socióloga. Alfonso Luco agrega: "Si las mujeres ABC1 tienen un poco menos de temor a perder el trabajo que el resto es porque tienen más recursos para defenderse, capital cultural, patrimonio familiar; pero a pesar de eso, sigue siendo su principal preocupación".

6.- Padecen una fuerte tensión entre la vida doméstica y la laboral: Si bien compatibilizar el trabajo con la vida doméstica es la prioridad para las mujeres de todas las edades y de todas las clases sociales encuestadas por UNIACC, esto se agudiza fuertemente en los estratos socioeconómicos altos (un 43,9 por ciento en el ABC1 frente a un 28,3 por ciento en el C3), y entre las mujeres en torno a los 30 años (con un 47 por ciento de las menciones).

La mujer se ha incorporado en gran medida al mundo laboral, pero la carga del trabajo doméstico sigue recayendo sobre ella. Si bien las familias de los estratos socioeconómicos altos tienen acceso a servicio doméstico, la organización del hogar la asumen las mujeres, aun cuando trabajan jornada completa. El sociólogo y consultor Carlos Catalán explica: "Realizan una labor como de gerentes del hogar. Antes de partir a trabajar en la mañana deben dejar todo organizado y, al volver por la noche, chequean que sus instrucciones se hayan realizado bien. Además, están permanentemente conectadas al hogar por celular, a través del cual se les pide que solucionen un sinnúmero de problemas".

La socióloga Teresa Valdés reflexiona: "Las mujeres no han pensado dejar de trabajar. Desean trabajar, porque el trabajo otorga sentido de realización personal, prestigio y autonomía, pero como su incorporación al mundo del trabajo ha sido tensa, y siguen cargando con el peso de las tareas domésticas, eligen esta opción de compatibilizar trabajo y familia. Este es el mayor conflicto que tenemos las mujeres actualmente. El problema es que se piensa que esta es una tarea exclusivamente de ellas, cuando en realidad combinar lo productivo con lo reproductivo es una responsabilidad de todos quienes se reproducen. La sociedad debe asumir que esto es así y las mujeres deben aprender a negociar".

7.- Son individualistas: "Lo social ha perdido relevancia. Es un proceso cultural general, pero también, un proceso chileno, y afecta especialmente a esta generación de mujeres", apunta Teresa Valdés. Cuando se les preguntó por sus aspiraciones frente al trabajo "aportar a la familia y la sociedad" fue, lejos, la alternativa menos mencionada por las mujeres en torno a los 30 años encuestadas por UNIACC.

Alfonso Luco se explica este fenómeno por la intensa presión a la que están sometidas: "Cuando uno está sobreexigido, no está pensando en aportar a la sociedad, sino en salir adelante, lo que se refleja en que el ambiente laboral tampoco es una prioridad".

Ximena Valdés opina que mayores grados de individualismo y hedonismo son señales de modernización, y que la flexibilidad laboral, "que torna al trabajo competitivo", explica la baja solidaridad: "¿Qué solidaridad va a haber cuando están preocupados de mantener la pega? La vida de las personas de mayores recursos se resuelve entre el trabajo y familia y lo que ocurre afuera, en le resto de la sociedad, no importa".











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