El Café Tortoni, como su nombre lo presupone, tiene herencia italiana y su fundador fue…Velloni!
Sí, un veneciano, heladero de profesión, que, buscando hacer fortuna, abre en París su primer café-heladería, en el Boulevard des Italiens (Boulevard de los Italianos… dónde sino?), esquina con la Rue Taitbout, a fines del siglo XVIII. Logra tener unos cuatro cafés en diferentes rincones de la ciudad, y pide apoyo – ahora sí – al romano Francois Xavier Tortoni! para gerenciarlos.
Pero, por lo que sabemos, Velloni no era muy bueno en los negocios, y a principios de 1800 el Café pasa a manos de Tortoni, no solo en propiedad sino también en su nombre, y así seguiría por más de un siglo y tres generaciones!
Con Francois, el Tortoni, que introdujo el helado en París, se agranda con una sala de billar en el primer piso, mesas y sillas en la terraza, y pequeños salones en la planta baja.
La reputación del Café Tortoni es fuerte en todos los ambientes, tanto entre los políticos que se cruzan en sus mesas, dejando diferencias y oposiciones fuera del mundo de los helados, tés, cafés y chocolates, como entre intelectuales, artistas, escritores, que deambulan con su imaginario entre las delicias del Café. Pero también es frecuentado por los trabajadores de la Bolsa, muy próxima a la Rue Taitbout, por dandys, mujeres de la burguesía, y alguna que otra cocotte. Y, así cumple con su máxima de ser “un lugar de lujo abierto a todos”.
Su fama es internacional!
Francois, sin embargo, sólo estuvo catorce años frente al Tortoni… luego de la muerte de su esposa, y pese a su carácter alegre, decide seguirla y los dos se vuelven a encuentrar en el cementerio de Père Lachaise, uno al lado del otro.
El hijo de ambos, también Francois, toma las riendas del café con sólo 18 años, y durante toda su vida hace del Tortoni el lugar más de moda de París, con un defile de personajes muy diversos según el momento del día y la noche. Su reputación sigue creciendo, y se vuelve el punto de encuentro indispensable, tanto a la salida de la Opera, como durante los días calurosos de verano, para disfrutar de sus helados bajo la sombra de los árboles.
Siguen desfilando por sus mesas, artistas, intelectuales, políticos… y van dejando huella del Café Tortoni en sus obras, tal como lo hizo Édouard Manet con su pintura (“Chez Tortoni” de 1879), Alexandre Dumas, Victor Hugo, Gustave Flaubert citándolo en varias de sus novelas, y hasta Stendhal en “Le Rouge et le Noir”.
Después de más de 50 años, Francois se retira, y muere pocos años después. Será su hija, Louise Éllisa y su marido quienes seguirán siendo propietarios del Tortoni, aunque ya no lo gerenciarán. Y, a fines del siglo XIX lo ponen en venta, y cierra sus puertas.
Un siglo de vida para el Café Tortoni!
Hoy, si visitás París, en la zona de Le Marais podés reencontrarte con la atmósfera del Tortoni, en un concepto mixto que reúne a una de las marcas de cosmética más deseadas por los franceses, “Buly”, que reinterpreta a la histórica marca frenchie “Jean Vicent Bully”, con el aroma a chocolate, café, y una ambientación del siglo XIX lograda con madera, mostrador de mármol, vajilla y menú que te lleva tiempo atrás. Incluso, el menú se expresa en centavos, pero no te entusiasmes! son euros…
Un café al paso, una limonada refrescante, un chocolate acompañado de una magdalena, un pedazo de budín del chef pastelero RYOTA, que cambia según su antojo el gusto de la oferta del día, y por supuesto helados… producto icónico del Tortoni, es lo que vas a poder encontrar si cruzás la puerta que anuncia “Grand Café Tortoni”, abierto en septiembre 2017.
Una experiencia a no perderse para revivir la leyenda y esplendor del Tortoni, cuya reaparición en la escena parisina es un gran éxito!
Pero no todas las sorpresas terminan ahí. Si mirás al lado de la barra de café, vas a encontrarte con una propuesta de Onigiris, un snack japonés a base de arroz con diferentes gustos.
Kiss Tip: La sorpresa inesperada, es el taller de la florista Miyoko, especializado en flores secas, que vas a descubrir si te adentrás un poco más hacia el fondo de la boutique, y que te va a transportar de repente desde otro siglo a un mundo de hadas. Imperdible!
El éxito del Café Tortoni del siglo XIX fue tan impresionante que traspasó las barreras y límites geográficos, y se encuentra su nombre en otras ciudades francesas, en Florencia (Italia) y por supuesto el mítico Café Tortoni, en Buenos Aires, fundado en 1858 por un inmigrante francés, Jean Touan. Hoy, el Café Tortoni de Buenos Aires es un clásico que no hay que perderse.
Grand Café Tortoni
45, rue de Saintonge
75003 Paris
De lunes a Domingo
de 11 a 19 horas
2 thoughts on “Café Tortoni de París, herencia italiana del Siglo XIX”
Hermoso relato!!
Quiero ir al Tortoni de París!!!
Gracias Loli! es un buen punto para hacer una parada y disfrutar de un café acompañado de algo dulce… mmmm!