Son muchas las creencias populares en torno a la luna, aunque no todas tengan rigor científico. Sin embargo, sí hay algunas de ellas que poseen su base en la ciencia, esas que vale la pena conocer y tener en cuenta para comprendernos un poco mejor.
Así que vamos a averiguar hoy cuál es la relación de la luna nueva con nuestro estado emocional o físico para ver qué hay de verdad y de mentira en todas esas leyendas urbanas que hemos escuchado alguna vez en relación con el satélite de la Tierra.
La luna llena
Desde hace siglos, existe la creencia de que las fases de la luna afectan a los humanos. De hecho, algunas palabras derivan de este satélite para hacer referencia a los estados alterados que podemos padecer. Ejemplo de ello es el adjetivo lunático. Pero no solo eso.
Seguro que alguna vez has oído que te tienes que cortar el pelo con luna creciente para que te crezca más rápido, porque si lo haces con luna nueva te caerá y se debilitará. Y también es habitual escuchar que las embarazadas suelen dar a luz con luna llena. Pero lo cierto es que no siempre tenemos claro si este tipo de aseveraciones tienen alguna base científica o no.
Los ciclos de sueño
En los últimos años, se han realizado algunas investigaciones para dar respuesta a las preguntas que surgen sobre la influencia de la luna en los seres humanos. Y ciertos estudios han llegado a interesantes conclusiones.
Por ejemplo, en relación con los ciclos de sueño, sí se ha demostrado la influencia de la luna llena, que provoca que se duerma menos y que afecta a la calidad del sueño. Además, las noches que preceden a la luna llena permanecemos despiertos hasta más tarde. Tales resultados se publicaron en la revista Current Biology en el año 2013, bajo el título Evidence that the Lunar Cycle Influences Human Sleep.
La luna nueva
La luna nueva también ha sido foco de atención en ese tipo de estudios, así que puede que te estés preguntando qué efectos tendrá sobre ti este mes. En octubre del 2023, el ciclo lunar se sucede el 6 de octubre con cuarto menguante, el 14 de octubre con luna nueva, el 22 de octubre con cuarto creciente y el 28 de octubre con luna llena.
La fase de la luna nueva se produce cuando esta se coloca entre la Tierra y el sol. Se trata del momento del ciclo lunar en que el satélite está más oscuro, puesto que no refleja la luz solar. De tal modo, también afecta al ciclo de sueño y es posible que te sientas más cansado.
Asimismo, existe la creencia de que con luna nueva las personas se encuentran más sensibles, además de que se incrementa la ansiedad y la depresión en algunos casos. Realmente, si uno descansa mal y no se levanta con energía por la mañana, es lógico que esté más irritable y desanimado, así que más que por la luna nueva, ese malestar emocional podría tener una relación directa con la falta de un descanso reparador.
El estudio Sex-specific association of the lunar cycle with sleep, publicado en enero de 2022 en la revista Science of The Total Environment, y en el que participaron 852 personas, llegó a la conclusión de que la fase lunar menguante provoca que los humanos se queden dormidos de manera más fácil, mientras que en la creciente tienen mayor tendencia a permanecer despiertos. Estos efectos fueron más notables en hombres que en mujeres. Este hecho podría deberse a que las concentraciones de la testosterona en sangre y el cortisol son más elevadas durante la luna llena y disminuyen con la luna nueva.
Ciclos lunares y trastorno bipolar
La investigación que realizó el psiquiatra Thomas Wehr, del Instituto Nacional de Salud Mental (EE. UU), con la que estudió la relación entre los ciclos lunares y el estado de ánimo de las personas con trastorno bipolar sí atestigua el efecto entre unos y otras, teniendo en cuenta fases como la luna llena y la luna nueva. Los resultados fueron publicados en Molecular Psychiatry, con el título Bipolar mood cycles and lunar tidal cycles, en el año 2017.
Sin embargo, aparte de esta investigación concreta y de aquellas que han constatado la vinculación entre las fases de la luna y nuestros ciclos de sueño, es necesario tener en cuenta que son muchos los científicos que no les dan importancia a tales estudios. Aseguran que se han realizado con muestras demasiado pequeñas que gente, y que sería necesario que fueran números más representativos de población. Así que no hay otras investigaciones que respalden esas creencias de que el satélite afecta a nuestro estado de ánimo, al crecimiento del pelo y demás hechos del acervo popular.
