Guía de inmersión en los mejores cenotes de la península de Yucatán, en México

Maravillas naturales

Hay más de seis mil dolinas inundadas donde nadar y fundirse con la naturaleza y el truco para disfrutar de las mejores es hacerlo desde las principales ciudades de la zona

Los cenotes son uno de los grandes atractivos del Yucatán mexicano

Los cenotes son uno de los grandes atractivos del Yucatán mexicano

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El jaguar mora en las profundidades de la selva, pero una luz aún permanece encendida. Procede del interior de la tierra, de una cueva donde el sacerdote del Sol ha danzado antes de ver el cenit y un joven que no tiene ni 12 años aguarda a que le arranquen el corazón antes de caer al vacío. El copal que todo lo inunda, la luna espiando arriba y un sacrificio para el dios Chaak, cuyo suspiro hará cosquillas al cielo, provocando la lluvia que traerá las buenas cosechas de maíz.

Los rituales de los mayas en los cenotes (ts'ono'ot: "hoyo con agua") suponían un culto al agua y la vida, la fertilidad y la muerte, la espiritualidad y el control del tiempo, especialmente el pasado que tanto les obsesionaba. 10.000 años después, el poso de este microuniverso aún sigue arrojando nuevos misterios y mejores chapuzones.

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Nacidos a causa de la erosión de la roca caliza durante el período del pleistoceno, los más de 6.000 cenotes que suspiran en la península de Yucatán conforman un sistema de canales subterráneos -agua dulce y salada- que hoy descubrimos en forma de dolinas fascinantes donde poder nadar según su estructura (a cielo abierto, semiabiertos, subterráneos o en gruta).

Con tantas opciones, es normal que surjan las mismas preguntas -o al menos, las que se hizo este autor-: ¿Cuáles son los cenotes más bonitos? ¿Cómo puedo visitar fácilmente diferentes cenotes desde la ciudad en la que me aloje? Resolvemos todas las dudas a través de los mejores cenotes de México (y los tres lugares desde los que realizar la inmersión perfecta).

Desde Mérida

La mayor ciudad de la península de Yucatán evoca ese Caribe que soñamos: los ventiladores detenidos a las 3 de la tarde por el calor, las casas en colores pastel erosionadas por el viento y el gozo de la cumbia resonando en plazas a la que se asoman algunos de los principales monumentos construidos durante el período colonial. Visitar Mérida cuenta con dos grandes ventajas: no es la zona más turística de la península -a diferencia de la Riviera Maya- y, por ende, permite el acceso a cientos de cenotes apenas masificados, especialmente si se madruga y se elige entre las siguientes opciones:

Cenotes de la Hacienda Mucuyche (39 km)

Algunos cenotes son turísticos, otros salvajes y unos pocos pertenecen a propiedades privadas como las haciendas, fastuosas construcciones coloniales donde disfrutar de un baño, entre otras experiencias. La Hacienda Mucuyche es el mejor exponente gracias a un tour que permite descubrir los tres cenotes del complejo (cueva abierta, mini río interno y hoyo submarino) para terminar degustando la mejor cochinita pibil en su restaurante.

Cenotes de Cuzamá (51 km)

Otra de las ventajas de visitar estos estanques naturales desde Mérida reside en la presencia de muchos cenotes en torno a pueblos como Cuzamá, famoso por su recorrido en taxi de tres cenotes en un solo día: Chelentún (uno de los más espectaculares, dentro de una caverna); Chak-Zinik-Che (un festín de lianas y estalactitas en cuyo centro brilla el ojo azul) y Bolom-Chojol (famoso por las escasas filtraciones del sol a través de la bóveda).

Cenotes de Homún (54 km)

A tan solo 3 kilómetros de Cuzamá se encuentra Homún, meca del conocido “anillo de cenotes” entre los que destaca Tza Ujun Kat, conocido como “el cenote del pueblo”, de gran extensión y condición semiabierta. Otras opciones son el de Bal-Mil, oculto, acariciado por las raíces de un árbol y con una escalera que parece sumergirse en el gran azul, o el cenote Chelpak, un hoyo literal que vale la pena visitar a mediodía para contemplar la transición dorada de sus aguas prístinas.

Desde Valladolid

Si la península de Yucatán tiene un corazón, ese es Valladolid. Fundada en 1543, la antaño conocida como Sultana del Este se compone de coloridas casas en cuyas puertas las matriarcas trocean mangos; la iglesia de San Servacio, la única que no mira a Roma a causa de una demolición; o paraísos de la artesanía maya como la casa de los Venados. Sin embargo, el principal motivo por el que Valladolid deslumbra es por su estratégica ubicación para visitar los principales encantos de la península, entre ellos la ciudad amarilla de Izamal, el pueblo costero de Río Lagartos o, especialmente, el complejo de Chichén Itzá, a tan solo 42 kilómetros. A partir de esta visita, comienza también la inmersión en algunos de los mejores (y también más turísticos) cenotes de México.

Cenote Oxmán (6 km)

Este cenote se ubica dentro de la conocida Hacienda San Lorenzo y es uno de los más espectaculares. A escasos kilómetros de la ciudad de Valladolid, el Oxmán se trata de un cenote semiabierto y de abundante vegetación donde se puede tomar un baño -o atreverse a hacerlo a través de su vertiginosa tirolina-. Es uno de los cenotes más económicos de esta zona (70 pesos -3,65 euros-) y cuenta con un quiosco para tomar una rica horchata de arroz mexicana tras el remojón.

Cenote Suytun (8 km)

El Suytun es el cenote más instagrameable de todos. El motivo no es otro que la espectacular entrada del sol a través de un diminuto socavón a mitad del día, motivo que arrastra a una cola de curiosos a tomar la foto de rigor en una plataforma que parece habilitada por los antiguos mayas para los influencers del futuro. Tan espectacular que lo de menos es bañarse.

Cenote Ik-Kil (40 km)

Este cenote es posiblemente uno de los más fotografiados, y no es para menos: con una altura de 25 metros, Ik-Kil evoca la fantasía de fundirse con una naturaleza exuberante y su festín de lianas acariciando el agua. Otro motivo de su éxito es la ubicación del cenote a tan solo 3 kilómetros de Chichén Itzá, por lo que resulta una opción de lo más refrescante tras una sofocante visita a las ruinas. Para evitar masificaciones, se puede ir por libre en taxi y adelantarte a los autobuses de los tours que llegan de forma masiva a partir de las 12 de la mañana.

Desde Tulum

¡Ay, Tulum, Tulum! El mejor desenlace a una intensa ruta por la península de Yucatán encuentra en este reducto hippie chic de la Riviera Maya el mejor atajo para relajarse en el Caribe, visitar las espectaculares ruinas mayas de Tulum -las únicas de carácter costero- o elegir entre un amplio plantel de coquetos restaurantes. El área se divide en Tulum playa y pueblo (más económico, pero a 5 kilómetros del mar), dos zonas que se pueden combinar durante la estancia, especialmente si se alquila un escúter o bicicleta. Tulum supone también el umbral a algunos de los más bellos cenotes de México y, lo mejor: todos quedan muy cerca, por lo que incluso pueden visitarse en una misma mañana.

Cenote Calavera (2 km)

Se trata de uno de los cenotes más peculiares porque cuenta con tres socavones en la roca -de ahí el nombre de calavera-, además de la posibilidad de varios chapuzones alternativos. Ubicado dentro de un espacio habilitado, este cenote tiene su propio chiringuito, una escalera que promete un descenso seguro para los más asustadizos, y un columpio donde tomarse la típica foto. Más allá del postureo, alejarse de los visitantes en busca de los pájaros y murciélagos que dormitan en el interior de la cueva bien merece la visita.

Gran Cenote (5 km)

A poca distancia del Calavera, el Gran Cenote cuenta con diferentes plataformas de madera para acceder a un enorme socavón donde el azul turquesa resalta con el verdor de las palmeras. Además de su belleza, el Gran Cenote destaca por la presencia de tortugas marinas -no olvidemos que muchas de estas dolinas están conectadas con e Caribe-, y una cueva donde perder la percepción de tiempo y espacio.

Cenote Dos Ojos (22 km)

Los amantes del buceo encontrarán en este cenote uno de sus mejores paraísos. El motivo de su nombre procede de la unión de dos dolinas conectadas a través de un pasadizo submarino de 400 metros donde encontramos juegos de luces, estalactitas y murciélagos. A su vez, el cenote se engloba en el parque Dos Ojos, el cual también cuenta con cenotes como el Jaguar, El Pit, Los Monos y el Nicte Ha, el más salvaje de todos. La mejor excusa para abandonar el presente y dejarse hechizar por los secretos mayas que conducen al pasado. Quizás, para cuando vuelvas al 2023, ya nada será lo mismo.   

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