Las excentricidades de Salvador Dalí

Salvador Dalí combinó siempre su genialidad con un gran sentido del espectáculo. Su imagen de artista excéntrico fue, en parte, una invención del propio pintor surrealista.

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Salvador Dalí alimentó su propia imagen de artista excéntrico.

La vida de Salvador Dalí

En la figura de Salvador Dalí, el mito y la realidad se entremezclan hasta confundirse. Para unos, sus extravagancias eran síntoma de una locura galopante; para otros, eran simplemente una imagen alimentada por él mismo. Su personalidad no dejó indiferente a nadie.

El pintor se erigió como uno de los máximos exponentes del Surrealismo, para luego ser expulsado del movimiento por sus polémicos posicionamientos políticos. Era un hombre extravagante, reservado y traumatizado con el sexo. Y también era un megalómano. Él mismo lo escribió en su diario a los 15 años: “Seré un genio, y el mundo me admirará. Quizá seré despreciado e incomprendido, pero seré un genio”. Y lo logró.

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La persistencia de la memoria es una de las obras más celebradas de Dalí. Foto: Vía Wikiart.org.

TERCEROS

Referente internacional

Salvador Dalí nació en Figueres, Girona, en la primavera de 1904. Le pusieron el nombre de su hermano mayor, que había muerto nueve meses antes de que él naciera, lo cual hizo que durante años el pequeño Salvador creyera ser una copia de su hermano fallecido.

Desarrolló pronto sus dotes artísticas, y su madre le alentó para que siguiera por ese camino. Así, en 1922, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Allí conoció a Federico García Lorca, con quien entabló una estrecha amistad que rozaba el idilio, y a Luis Buñuel, el cineasta con el que Dalí rodó el célebre cortometraje surrealista titulado Un perro andaluz (1929). Fue en sus tiempos de estudiante cuando empezó a dejarse crecer su bigote.

Su excelente dominio del pincel y su forma de entender el arte lo escoraron cada vez más hacia los movimientos vanguardistas. En sus viajes a París se codeó con los más prominentes artistas e intelectuales de la época, entre los cuales se contaban Pablo Picasso, Man Ray o André Breton.

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Salvador Dalí y Man Ray en París en 1934.

TERCEROS

En 1929 Salvador Dalí conoció a la que sería su musa y esposa, Gala. En realidad, se llamaba Elena Ivanovna Diakonova. La joven, de origen ruso, era nueve años mayor que él y se decía que era una chica promiscua, incluso se la tildó de ninfómana, lo cual contrastaba con el trauma de Salvador con las relaciones sexuales. Se unieron en matrimonio en 1934.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Dalí ya era uno de los referentes internacionales del arte de vanguardia. Con la guerra, el pintor y su esposa huyeron a Estados Unidos, donde vivirían ocho años. Durante esa etapa, Dalí ayudó al director de cine Alfred Hitchcock con la escenografía del filme Recuerda (1945) y trabajó mano a mano con Walt Disney en la misma época en el cortometraje animado Destino, que permaneció en el olvido hasta 2003.

El ocaso del genio

Su regreso a la España de Franco, en 1949, le granjeó duras críticas del entorno intelectual y artístico. Además, sus encuentros con el dictador, junto con algunas polémicas declaraciones, acrecentaron su fama de afín al régimen, aunque no está claro si realmente simpatizaba con el fascismo o simplemente era otra de sus provocaciones.

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Salvador Dalí en España en los años setenta. Foto: Wikimedia Commons / Allan Warren / CC BY-SA 3.0.

TERCEROS

En cualquier caso, pasó la última etapa de su vida entre Figueres y su casa de veraneo en Cadaqués, en la Costa Brava. Allí moriría Gala en 1982. Sin su amada, Dalí se desmoronó. Cada vez más retraído y tras un par de supuestos intentos de suicidio, la muerte fue a su encuentro el 23 de enero de 1989. Cuando lo hallaron sin vida, en el tocadiscos todavía sonaba su álbum favorito: Tristán e Isolda, de Richard Wagner.

El legado artístico de Salvador Dalí consiste en más de mil quinientas obras, entre pinturas, muebles, esculturas, colaboraciones en cine y diseños de moda. También nos dejó un sinfín de anécdotas y curiosidades que contribuyeron a forjar su imagen de excéntrico artista. Estas son algunas de las más destacadas:

1. Una vez, en un hotel de París, Dalí se vio en el espejo una marca de nacimiento y con una cuchilla de afeitar se la arrancó. Medio desvanecido por la pérdida de sangre, confesó que pensaba que era un chinche o una garrapata.

2. En un cuadro que se exponía en París, el joven Dalí había escrito que escupía sobre un retrato de su madre para entretenerse. Su padre, enfadado, le pidió públicamente que se disculpara, a lo que el pintor se negó. Su progenitor le desheredó, y él respondió con un preservativo usado acompañado de una nota en la que decía: “Ya no te debo nada”.

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Museo Dalí en Figueres. Foto: Wikimedia Commons / Grondin / CC BY-SA 3.0.

TERCEROS

3. Salvador Dalí tenía una obsesión con los huevos. Los hay en el Museo Dalí en Figueres y en su casa en Portlligat, en Cadaqués. Para el pintor, este elemento representaba la esperanza y el amor, y aludía al recuerdo de su hermano mayor fallecido.

4. En una conferencia que pronunció en Londres en 1936, el pintor apareció ataviado con un traje de buzo, escafandra incluida, para sorpresa de los asistentes. Dalí les explicó que se estaba zambullendo en la mente humana.

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Dalí tenía por mascota un ocelote.

TERCEROS

5. Salvador Dalí y su esposa Gala pasaban mucho tiempo en el hotel Le Meurice de París. El artista pintaba en la habitación y lo ensuciaba todo. Pero los mayores problemas los causaba su mascota: un ocelote. El felino arañaba los muebles y las alfombras. En otra ocasión, esta vez en el hotel Palace de Barcelona, Dalí subió un caballo a su habitación.

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