Está ubicada en el partido de Balcarce, a 440 Kms. de Capital Federal por autovía 2 y ruta 226, a 40 Kms. de Mar del Plata. Tiene una cubeta bien definida de casi 500 hectáreas con una profundidad media de 4 metros con una máxima de 8 metros.

Es de propiedad privada y está habilitada para la pesca deportiva. Sus costas son de barrancas bajas de tosca y de muy fácil acceso aunque con muchos juncales emergentes sobre todo en su "cola" donde es casi intransitable debido a su fondo barroso y su poca profundidad. Tiene como afluente al arroyo Tajamar que recolecta las aguas de las sierras vecianas y como emisario al mismo arroyo Tajamar que vuelca sus aguas sobrantes en el Océano Atlántico.

Son todas propiedades privadas las que bordean esta laguna. Algunas cobran un canon para entrar a pescar, acampar, pasara el día, hacer el asadito, etc. Su fondo es de barro y tosca.

Los servicios son: En el club de pesca solo camping con previa autorización. Habitaciones en la costa norte de la laguna con jardín para chicos y bajada natural. Casillas junto a la laguna con quincho y muelle también en el área Norte. Frente al club hay almacén y cantina. Combustible en el cruce del km 35.5 de la ruta 226. Hay varias opciones a la vera de la laguna tanto para pescar como para hospedarse: Los Tejados, Puerto Manso, Ruca Lauquen y el Club de Pesca Balcarce. Todos con muelles, bajadas, y servicios para pescadores y familias.

La pesca de costa es posible en casi toda la laguna (en la mayoría hay que pagar un canon de entrada), pero la famosa "cola" (campo privado) es la favorita, así como también lo son las barrancas de Ruca Lauquen, ámbitos ambos a los que puede acceder con el vehículo. Para embarcarse hay que considerar que la laguna es famosa por ser un "corredor de vientos del SE" que aparecen casi siempre de golpe, lo que hace inevitable que estemos siempre atentos a los pronósticos o dispongamos de una embarcación motorizada para el caso que tengamos que retirarnos "apurados", además de ampliar nuestra zona de pesca sin riesgos o hacer pie en la orilla más cercana sopla viento para no correr riesgos de pasar un mal momento.