Con un humor irreverente, muchas veces mordaz y otras derechamente tierno, Alberto Montt nos propone una visión de mundo que aborda desde la economía, la política, la religión, hasta las relaciones amorosas, las dudas existenciales y las conspiraciones mundiales.
Fuera de Servicio, que recopila los últimos trabajos del autor, es un libro mágico, porque lo que aparentemente no tiene arreglo, aquí puede tener una personal solución.
Diseñador gráfico y artista plástico chileno conocido por su blog de ilustraciones Dosis diarias, donde publica sus viñetas desde el año 2006.
Nació en Ecuador y es hijo del chileno Alberto Montt y la ecuatoriana Consuelo Moscoso. Estudió diseño gráfico y artes plásticas en Quito. Después de graduarse, creó una empresa de diseño y publicó sus trabajos en las revistas Gestión, Diners Club y el suplemento «La pandilla» del periódico El Comercio.
En 1998 se mudó a Santiago de Chile. Su primer empleo en Chile fue como colaborador del diario El Mercurio. Posteriormente, trabajó para las revistas Qué Pasa, Capital y Blank, además de ilustrar diversos libros infantiles.
Ha publicado varios libros de ilustraciones, entre ellos, Para ver y no creer (2001), En dosis diarias (2008), ¡Mecachendié! (2012), y El código de la amistad de Chivas Regal (2012). En el 2010, fue nominado a un premio Altazor en la categoría «Diseño gráfico e ilustración» por su colaboración en el libro Recetas al pie de la letra. Al año siguiente, el servicio de radiodifusión alemán Deutsche Welle le otorgó el galardón The BOBs al «Mejor weblog en español» por Dosis diarias. En 2015 lanzó su libro Eso, pescuezo, cuya presentación la realizó en el marco de la 41° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, junto al historietista argentino Liniers.
OPINIÓN Un libro de humor gráfico que se ríe de la sociedad y sus creencias en general. Es un libro muy bien elaborado y como recomendación, es mejor leerlo lentamente y unos cuantos chistes por día para así disfrutar bien el libro.
Poseedor de un gran talento para el dibujo, su humor, como el de Olea, pretende ser intelectual pero es demasiado demasiado blanco, llegando a ser fome en la mayoría de sus páginas. Pero bueno, seguro que la gran cantidad de seguidores que tiene comparten su humor.