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    Humor de Fontanarrosa, autor de Boogie El Aceitoso que publicaba la Revista Mexicana Proceso

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Buenos Aires, 19 jul (EFE).- El escritor y humorista gráfico argentino Roberto Fontanarrosa, fallecido hoy a causa de una enfermedad neurológica, nació en 1944 en un parto normal, “salvo por un detalle: el bebé era negro y canalla”.

Así describió su nacimiento este maestro del cuento y la historieta, apasionado del fútbol y siempre dado al humor, en la autobiografía publicada en su página web, que dejó inconclusa en 1998, después de reseñar el 25 cumpleaños de uno de sus personajes.

Roberto Fontanarrosa, más conocido como el “Negro” Fontanarrosa, nació el 26 de noviembre de 1944 en la ciudad argentina de Rosario, la misma donde hoy murió a causa de una enfermedad que ya no le permitía dibujar como antes.

Para él, después del día que vino al mundo, la siguiente fecha destacable de su vida fue diez años después, el primer día que pisó un estadio de fútbol, su gran pasión, hasta el punto de que se presentaba como “escritor, humorista gráfico e hincha de Rosario Central”.

“1954: el pequeño Fontanarrosa se encuentra con su verdadero amor: la pelota, va a la cancha por primera vez a ver un partido entre Rosario Central y Tigre. Si hubiera que ponerle la música de fondo a mi vida, sería la transmisión de los partidos de fútbol”, escribió.

A Fontanarrosa no sólo le gustaba ver y hablar de fútbol, como a la mayoría de los hinchas, sino también escribir de ese deporte y dibujar a sus ídolos.

Su niñez fue “normal”. Dejó la escuela secundaria en 1961, después de repetir el tercer año.

En esos tiempos ya amaba la historieta, copiaba los dibujos de “Rayo Rojo”, “Puño Fuerte”, “El Tony” y “Misterix”, leía la revista “Hora Cero”, y empezó un curso de dibujo por correspondencia.

En 1963 empezó a trabajar en una agencia de publicidad, aunque “sin la menor convicción”, y en 1968 publicó su primer “chiste”, en la revista rosarina “Boom”.

Así lo describió en su página web: “un policía muestra su bastón manchado de rojo-sangre dice: no hay ninguna duda, eran comunistas”.

En 1972 se convierte en uno de los artistas de la revista “Hortensia”, donde nacieron sus personajes Boogie el aceitoso e Inodoro Pereyra, el renegau, que luego se publicaron en otras revistas y diarios, como “Mengano”, “Clarín”, “Humor registrado”, “La maga” y también en México y Colombia.

La primera compilación de las aventuras de Inodoro se publicó en 1974 y hoy la colección supera los veinte volúmenes.

En la revista “Fierro”, creada en 1984, publicó la serie de historietas “Semblanzas deportivas”, así como las aventuras de Sperman, un donante de esperma.

En 1980 empezó a colaborar con el grupo humorístico musical Les Luthiers, y en 1981 publicó su primera novela, “Best Seller”, que fue seguida de “El área 18”, en 1982, y de “La gansada”, en 1985.

Su primer libro de cuentos, el género literario en el que destacó, “El mundo ha vivido equivocado”, vio la luz en 1982.

Después vinieron “No sé si he sido claro”, “Nada del otro mundo”, “El mayor de mis defectos”, “Los trenes matan a los autos” y “Te digo más… y otros cuentos”, “Usted no me lo va a creer y otros cuentos” y “El rey de la Milonga y otros cuentos”, entre otros.

Además seleccionó y prologó “Cuentos del fútbol argentino”, publicado en 1997.

Sus dotes para ese género le valieron en 2004 el Premio Konex.

Ese mismo año se ganó el favor del público en el III Congreso Internacional de la Lengua, celebrado en Rosario, con una defensa a ultranza del uso de las malas palabras, algunas de las cuales -dijo- son “irreemplazables, por sonoridad, por fuerza y por contextura física”.

El 6 de febrero de 2006 fue homenajeado en Rosario con una fiesta en la calle organizada por la “mesa de los galanes”, la tertulia a la que asistió durante años en un café de esa ciudad y que definió, remedando a Milan Kundera, como “la insoportable levedad de la conversación”.

En 2007 asistió en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias al festival literario Hay y, como siempre, dio una lección de humor y de conocimientos de fútbol.

“De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro”, dijo Fontanarrosa. EFE