Así ha cambiado el paisaje del fondo de pantalla más famoso de la historia

Hace 27 años, Windows XP inundó los hogares y oficinas de todo el planeta con la imagen de su salvapantallas: una ondulada colina bajo un cielo azul con nubes blancas. Transmitía serenidad y paz. De hecho, esta foto es conocida como ‘Bliss’ (felicidad) y aún hoy en día miles de usuarios conservan este fondo de pantalla.

Entre muchas personas arraigó la creencia de que se trataba de una imagen generada artificialmente, pero no es así. Se trata de un paisaje real, sin retoque alguno, que fue captado por un fotógrafo del National Geographic, Charles O’Rear, en 1996.

O’Rear estaba viajando por una carretera de California (EEUU) cuando atravesó un paisaje que consideró merecedor de ser fotografiado. Consistía en una suave ondulación recubierta de hierba de un verde intenso y con el cielo con apacibles nubles blanca. La impresión visual era la de un agradable paisaje que inspiraba paz.

Además, según explica el autor de la imagen, era temporada de lluvias y, de hecho, acababa de llover hacía poco, lo que realzaba el verdor del paisaje y la limpieza de la atmósfera.

La empresa Microsoft vio la imagen y, atraída por su estética, decidió comprar los derechos de ‘Bliss’ por una cifra que nunca ha sido desvelada.

El cambio producido

Sin embargo, 27 años después de que saltara a la fama mundial, esta colina ya no presenta el mismo aspecto. Actualmente, ha desaparecido el uniforme tapiz verde de su superficie y se ha convertido en un suelo agrícola, explotado para la plantación de vides.

Y es que, de hecho, antes de que se tomara la célebre fotografía, este terreno ya era una viña como lo es ahora, pero un año antes la plaga de phyloxera, que ataca a las vides, terminó con este cultivo y el campo quedó libre de cualquier planta que no fuera la verde hierba con aspecto de césped.

Un año después de la foto, el terreno volvió a ser apto para la agricultura y sus dueños volvieron a plantar viñas, recuperando en realidad el aspecto que tenía anteriormente.

Es una demostración de que el paisaje natural está sometido a cambios constantes, unas veces por razones agrícolas, otras urbanísticas y otras industriales. Sin embargo, en este caso la apariencia aparentemente intacta de la colina fue solo un paréntesis breve entre dos episodios de explotación agrícola.

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