De lavaplatos en una guardería y limpiador de una planta de tratamiento residuales amultimillonario. La vida de Matt Groening (68) es el fiel reflejo de que el sueño americano existe, que no es una quimera. Gran parte de esa fortuna se la debe a Los Simpson, que desde 1989 continúa emitiéndose ininterrumpidamente en numerosos países, y también a Futurama, otra serie de animación para adultos. Con motivo del décimo quinto aniversario de la película Los Simpson, LOC hace un repaso a la vida del dibujante, productor y escritor de animación más importante de las últimas décadas.
Lejos quedan ya aquellos tiempos en los que Groening dibujó durante una década la tira cómica La vida en el infierno (1977) en el garaje cochambroso del minúsculo apartamento alquilado en Los Ángeles. Él mismo hacía miles de fotocopias que distribuía entre vecinos y amigos para darse a conocer hasta que consiguió editarla por primera vez en 1978 en la revista Wet. Dos años después, The Angeles Reader la publicó de forma regular hasta conseguir que 250 diarios de diferentes partes del mundo se interesaran por aquellas historietas que inspiraron a Los Simpson.
Nunca fue un alumno brillante, porque en clase mataba el tiempo dibujando, lo que motivó que los profesores le llamaran la atención en repetidas ocasiones y que incluso fuera expulsado por el director. A través de esos dibujos le encantaba burlarse de la autoridad reflejada en sus padres y tutores inventando nuevos mundos ajenos a su cotidianeidad. Matt Groening quería un futuro mejor. Su creatividad no tenía límites.
Las únicas barreras las tenía en Portland, donde vivía con sus padres y sus otros cuatro hermanos, siendo las pequeñas Lisa y Maggie quienes dieron nombre a dos de las conocidas criaturas del universo Simpson. Sus padres, Homer y Merge, también inspirarían al matrimonio protagonista. La experiencia de mudarse a Los Ángeles fue algo traumática porque le costaba llegar a fin de mes, por lo que tuvo que aceptar trabajos mal pagados para sobrevivir. Cuando recibió la llamada del director y productor James L. Brooks para realizar cortos de animación para The Tracey Ullman Show (1987-1989), su vida empezaría a cambiar para siempre. Mientras esperaba a ser atendido, empezó a dibujar las vidas y milagros de una familia de piel amarilla que le convertiría en una celebridad mundial.
Afincado en una de las calles más exclusivas de Malibú donde posee una mansión de casi 600 metros cuadrados por la que pagó 12 millones de dólares en 2011, el creador convive con su segunda esposa, la artista argentina Agustina Picasso, con quien tiene siete hijos, Nathaniel (9), dos parejas de gemelos, Luna e India Mira (7) y Sol Matthew y Venus Ruth (4), Nirvana (2) y en enero de este año nació Satori. También adoptó a Camila, la hija que Agustina tuvo de una relación anterior.
Previamente, Groening estuvo casado con la guionista y directora Deborah Caplan, con quien tuvo dos hijos, Homer (33) y Abraham (31).
Agustina es una artista plástica de arte contemporáneo que cofundó el grupo de arte alternativo Mondongo, que realiza cuadros con materiales poco vistos como, por ejemplo, la imagen de la Casa Blanca con fiambres ahumados, el retrato del Che con balas y el de Borges con hilo.
Matt y Agustina se conocieron en 2007 en una exposición de Walt Disney en Los Ángeles, ya que ambos son fanáticos del creador de Mickey. Juntos han visitado Argentina en numerosas ocasiones donde gozan de un gran prestigio, aunque siempre han preferido no llamar la atención de cara a los medios.
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