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La última cena es una de las obras más importante y a la vez más fascinantes de toda la historia del arte. Pintada por Leonardo da Vinci entre 1495 y 1498, la obra tiene dos títulos originales, Il cenacolo o L’ultima cena, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980. A lo largo de su dilatada historia, esta pintura ha sido objeto de numerosas teorías, conspiraciones, estudios y restauraciones que la han convertido en la más icónica del genio italiano y también en una de las más enigmáticas. Te contamos todo sobre La última cena de Leonardo da Vinci.
¿Dónde está La última cena?
Una de las mayores peculiaridades de La última cena es dónde está y cómo se ha pintado. Porque esta pintura de Leonardo da Vinci es un gran mural al temple y óleo sobre dos capas de preparación de yeso en el refectorio (la sala destinada como comedor) del convento de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, en Milán. Por lo tanto, es una obra que nunca se ha desplazado de su lugar de origen, al contrario de otros frescos que se han trasladado de una pared a un cuadro gracias a técnicas como el strappo.
Gracias a la obra, la iglesia/convento de Santa Maria delle Grazie es una de las más visitadas de Milán y de toda Italia casi desde su construcción en 1482.
¿Cuál es la historia de La última cena?
La obra fue en origen un encargo del duque de Milán Ludovico Sforza, que también encargó construir la iglesia, a Leonardo da Vinci en 1494. Al encontrarse en el refectorio, zona que se usa como comedor, la imagen elegida fue una representación de la última cena de Jesucristo con sus 12 apóstoles.
Una de sus curiosidades es que para pintarla Leonardo inventó su propia técnica y no eligió el clásico fresco que se solía pintar en la época. Así, utilizó témpera y óleo sobre una preparación de yeso en lugar de la técnica habitual permitiéndole trabajar con más tiempo y lograr tonos más intensos. En total la obra cuenta con 460 cm de alto por 880 de largo.
Le costó acabarla más de tres años y las crónicas de la época hablan de que muchos días solo se sentaba a observar la obra durante horas, mientras otros pintaba sin descanso durante horas seguidas. Además, una de las caras que más le obsesionó fue la del traidor Judas: para dibujarla vagaba durante horas por las calles de Milán mirando las caras de las personas con las que se cruzaba.
¿Por qué La última cena es una obra misteriosa?
Lo cierto es que, una vez pintada, La última cena no tuvo una vida fácil. A pesar de considerarse casi desde el principio una de las mejores obras de la historia del arte, la técnica elegida por da Vinci para pintarla hizo que se conservara mucho peor que cualquier otro fresco.
Además, durante la II Guerra Mundial cayeron bombas sobre el templo afectando a muchas de las paredes y al propio fresco, aunque fue uno de los pocos que sobrevivió. En todo caso, la obra está muy deteriorada y no es ni un reflejo de lo que fue en su origen, teniendo que haber sido sometida a numerosas restauraciones, algunas de ellas poco ortodoxas, a lo largo de su historia.
¿Por qué La última cena es un cuadro icónico de la historia del arte?
Quizás en primer lugar es un cuadro especialmente icónico por su propia imagen. Da Vinci se encargó de crear una perspectiva en punto de fuga o lineal gracias a la que da la sensación de amplitud del refectorio. Gracias a su innovadora perspectiva, genera una ilusión óptica en la que las propias paredes del mural parecen las de la habitación.
Sin embargo, puede que también haya tenido que ver con su leyenda el hecho de que reproduzca una de las escenas más significativas de la Biblia: el momento exacto de Juan 13:21 en el cual Jesús cuenta que uno de sus doce discípulos le traicionará. Esto ha despertado numerosas teorías "conspiranoicas" preguntándose quién es el modelo de Judas o quiénes son muchos de los apóstoles.
Sin duda, la teoría más conocida es la que plantearon autores como Clive Prince y Lynn Picknett, en La revelación templaria, o Dan Brown en El código da Vinci: la figura a nuestra izquierda de Jesús (a su derecha) es una figura de una mujer, que concretamente sería María Magdalena. Muchos estudios han refutado esta teoría, comparando la obra con los dibujos preparatorio que hizo Leonardo y en los que se ve claramente que esta figura es Juan, el apóstol más joven.
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