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Hidrodiplomacia iraní en la cuenca del Tigris y el Éufrates

Irán puede lidiar con los problemas ambientales relacionados al agua al mejorar la efectividad de sus políticas de manejo de recursos hídricos.

Oktay F. Tanrisever  | 25.09.2017 - Actualızacıón : 25.09.2017
Hidrodiplomacia iraní en la cuenca del Tigris y el Éufrates

Ankara

ANKARA

Irán es uno de los países con más problemas relacionados al agua en el mundo. Estas dificultades son en gran parte estructurales y no pueden ser superadas fácilmente en un corto periodo de tiempo.

Aunque la adopción de políticas más efectivas de manejo de agua y el uso de tecnologías más sofisticadas podrían ayudar a Teherán a controlar sus problemas medioambientales y agrícolas relacionados a este recurso, las autoridades iraníes parecen estar usando la hidrodiplomacia de una manera muy constructiva para culpar a Turquía y a otros estados vecinos de su propia ineficiencia en el manejo de recursos hídricos.

Esta intención subyacente de Teherán parece ser una de sus tácticas para desviar la atención pública de sus propias falencias en el manejo del agua, un enfoque que también ha sufrido retrocesos desde principios de este año.

Desde junio de 2017, la hidrodiplomacia no constructiva de Irán alcanzó su punto más bajo, cuando algunas autoridades iraníes señalaron a Turquía –que es uno de los principales competidores de Irán en la región- de ser un chivo expiatorio de sus propios problemas ambientales.

Más específicamente, las autoridades iraníes cuestionaron las represas existentes en Turquía y los proyectos de represas en la cuenca de los ríos Tigris y Éufrates. Estas represas son elementos centrales del Proyecto Sudeste Anatolia (GAP en turco) el cual está basado en una estrategia de desarrollo sostenible, multisectorial e integrada.

El GAP, que consiste en la construcción de alrededor de dos docenas de represas y plantas hidroeléctricas, busca promover el desarrollo social no solo mediante la modernización de tecnologías de irrigación para el sector agrícola sino también por medio de la generación de más energía para el sector industrial, y el mejoramiento de las condiciones de salud y educación para la gente de la región.

A principios de junio, el ministro de Energía de Irán, Hamid Chitchian, relacionó las tormentas de arena en la provincia de Khuzestan, localizada al suroccidente de irán, con la construcción de represas en Turquía.

Para Chitchian, estas tormentas de polvo son causadas por los humedales secos en Irak que se han formado por la poca agua que sale de Turquía hacia Siria e Irak y que es un resultado de los grandes proyectos de presas turcas. También afirmó que las presas de Turquía en la cuenca del río Eufrates y el Tigris tienen efectos adversos en materia ambiental en las regiones suroccidentales de Irán.

Más preocupante, es que los comentarios de Chitchian fueran repetidos por el presidente de irán, Hassan Rouhani, durante la ceremonia de apertura de la conferencia internacional “Combatiendo la desertificación y las tormentas de arena”, la cual se llevó a cabo en Teherán del 3 al 5 de julio de 2017.

Sin nombrar a Turquía sino refiriéndose a un país vecino, Rouhani criticó los planes de Ankara de construir más represas en la cuenca del Éufrates y el Tigris, ya que según él no se ha tenido en cuenta el impacto medioambiental.

No obstante, esta táctica diplomática de echar culpas por parte de las autoridades iraníes, no se basa en evidencia convincente. De hecho, no existe ningún vínculo causal entre las represas turcas y las tormentas de arena en Irán.

La literatura existente sobre este tema sugiere que las tormentas de arena en la provincia de Khuzestan parecen provenir de desiertos existentes, no de nuevos desiertos en la región.

De hecho, en las últimas dos o tres décadas durante las cuales las represas turcas han estado operacionales, no se han observado desiertos nuevos en esta parte de Irán.

Debido a la ausencia de datos científicos objetivos y probables sobre las fuentes y las características de la desertificación y las tormentas de arena en la provincia, los alegatos de Irán terminan siendo subjetivos y políticamente motivados a desprestigiar la política de manejo de recursos hídricos de Turquía, la cual resulta más efectiva.

Al contrario de estos alegatos, las represas de Turquía no son parte de los problemas de la región, sino parte de la solución regional al manejo del agua en la cuenca de los ríos Éufrates y Tigris. Estas proveen cantidades suficientes de agua a las zonas ribereñas de Irak y Siria, incluso durante épocas de sequía, y de manera similar, las represas también ayudan a prevenir inundaciones en estas zonas cuando la cuenca de los ríos recibe lluvias excesivas.

Según la literatura, la principal razón para la crisis medioambiental en la región del Khuzestan parece ser la práctica del exdictador iraquí, Saddam Hussein, de secar los pantanos en el sur de Irak, lo cual llevó a la intensificación de las tormentas de arena en la región vecina.

Aparte de esto, también existen factores estructurales que intensifican la desertificación de Irán y otros problemas medioambientales relacionados al agua. Entre estos, el rápido crecimiento de la población lo cual conlleva a un incremento en la demanda y consumo de agua.

Otro problema estructural parece ser la falta de inversión en infraestructura moderna y proyectos de irrigación que incrementen la productividad agrícola. Y el último pero muy importante elemento que contribuye a la situación medioambiental en Khuzestan parece ser la construcción de varias represas y canales para desviar el agua del rio Karun hacia el río Zenda Rud en la región de Isfahan.

Si analizamos este último factor, nos podemos dar cuenta porque el gobierno iraní prefiere culpar a Turquía por los problemas medioambientales en Khuzestan, donde habitan muchos árabes.

Aunque no existe evidencia, podríamos considerar que culpar a Turquía puede servir para apaciguar el descontento de los árabes por el desvío del agua del rio Karun al Zedna Rud.

El juego de culpas de Irán no es sostenible ni constructivo para sus relaciones con Turquía y sus otros vecinos. Irán podría lidiar con sus problemas medioambientales mediante la modernización y la mejora de sus propias políticas de manejo de recursos hídricos.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.

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