Luisana Lopilato, la pija de 'Rebelde Way' que triunfa en Netflix como heroína de acción

Qué difícil era ser Mía Colucci en el centro Elite Way School. O, al menos, eso afirmaba ella. Los fans de Rebelde Way (2002-2004) la recuerdan como la niña popular y caprichosa a la que su padre consentía demasiado, pero que se fue ganando el corazón de los espectadores (y de Manuel) en la ficción juvenil creada por Cris Morena. 

Luisana Lopilato (Buenos Aires, 1987) era la benjamina del elenco que conformaba este fenómeno internacional, todo un éxito en Latinoamérica y España, pero también en países como Israel. La argentina tenía 15 años cuando se unió a la serie, aunque, como buena niña prodigio, ya era conocida en su país por su papel en Chiquititas. 

20 años después del estreno de Rebelde Way, Mía Colucci sigue siendo un icono por los fans y un personaje que pesa en el currículum de la rubia, aunque la actriz haya sabido reinventarse profesionalmente. Para prueba, Pipa, tercera entrega de la saga iniciada con Perdida (2018), que ha confirmado a Lopilato como toda una heroína de acción. 

Aprovechamos el éxito de la producción de Netflix, una de las películas más vistas en la plataforma durante esta última semana, para repasar la trayectoria de su protagonista.

'Niña Cris Morena'

EE UU tiene a sus 'niños Disney' y Argentina, a sus 'niños Cris Morena'. Se trata de una factoría de artistas en la que sus jóvenes protagonistas cantan, bailan, actúan y protagonizan fenómenos culebroneros que triunfan también fuera de sus fronteras. 

Lopilato pertenece, al igual que otras estrellas argentinas como Lali Expósito o Peter Lanzani, a esta cantera de prodigios liderada por la gurú de la televisión Cris Morena. Con ella debutó una jovencísima 'Lu', como la conocen los más cercanos, en Chiquititas (1999-2001), dando vida a Luisana Maza.

Allí conoció precisamente a Camila Bordonaba, Benjamín Rojas y Felipe Colombo, con quienes protagonizaría un año más tarde el fenómeno sin precedentes Rebelde Way y formaría la agrupación musical Erreway. 

Incluso los fans de su adaptación mexicana, Rebelde, mucho más ambiciosa y con mayor repercusión, alaban la original, aquella aproximación dramatizadísima a la vida de unos estudiantes acaudalados de Buenos Aires entre sociedades secretas, venganzas, bailes, conflictos paternofiliales y enredos amorosos. 

Mía Colucci era la chica más popular, hija de un empresario multimillonario que, en las dos temporadas que conformaban la serie, terminó aprobando en humildad, dio el cante con la banda y mostró su lado más tierno y vulnerable, sobre todo con Manuel (Colombo), con quien protagonizó un romance pasado por amor, pero también por traiciones. 

La película Erreway: 4 caminos (2004) pondría fin a Rebelde Way, con un desenlace letal para Mía, pero, pese al paso del tiempo, la ficción ha sabido mantenerse viva e incluso ha tenido una segunda vida tras su llegada a Netflix. Así lo demuestra su nueva adaptación, Rebelde, sacada de la versión mexicana y producida por el gigante del streaming. 

Luisana después de Mía

Tras el éxito de Rebelde Way, Lopilato trabajó sin descanso en la pequeña pantalla argentina. Uno de sus primeros papeles fue en la exitosa Casados con hijos (2005), comedia familiar protagonizada por Guillermo Francella y en la que coincidía con su hermano Darío Lopilato.

Un año después, daría vida a Allegra Riganti en Alma pirata (2006), telenovela de aventuras producida por Cris Morena en la que volvería a trabajar con Benjamín Rojas, y en 2009 se pasaría a la gran pantalla con la comedia romántica Papá por un día. 

En los próximos años, siguió sumando proyectos televisivos como Alguien que me quiera (2010), En terapia (2013) o Nafta Súper (2016), una comedia superheroica totalmente alejada de los romances o las sitcom familiares a las que tenía acostumbrados a sus seguidores, y en la que hacía de una tal Harley Quinn. 

Hace diez años, Lopilato se volvió más selectiva con sus trabajos tras casarse con el cantante Michael Bublé, con el que convive en Vancouver, Canadá, junto a sus tres hijos (está esperando el cuarto). Ellos, su trabajo y su amor por el River Plate acaparan sus posts en redes sociales. 

Pese a la distancia, la intérprete ha seguido desplazándose a su país para visitar a su familia, animar a su equipo del alma y seguir trabajando en títulos como ese Perdida (2018) que nos trajo a Pipa. 

De Mía a Pipa

En 2018, el director y guionista Alejandro Montiel llevó a la pantalla el thriller literario de Florencia Etcheves titulada Cornelia. En esta adaptación, Lopilato daba vida por primera vez a Manuela Pelari, una policía que trataba de averiguar qué había pasado con su mejor amiga, desaparecida años antes en la Patagonia. La acompañaba Amaia Salamanca. 

Volvería a meterse en la piel de Pipa en La corazonada (2020), en la que compartía caso con Joaquín Furriel: un violento asesinato de una chica de 19 años que tenía como principal sospechosa a la mejor amiga de la víctima.

Pipa, la tercera y última entrega de la trilogía Los crímenes del sur, ha llegado ahora a Netflix con la ex-investigadora aislada en un pequeño pueblo en el norte de Argentina, tratando de encauzar su vida. Sin embargo, un cadáver la obligará a volver a la acción.

Sin duda, Pipa ha vuelto a encumbrar a Lopilato no solo en su país, sino también en todo el mundo. La tercera entrega de la saga se encuentra entre el contenido más visto de Netflix; en España, hoy ocupa el sexto puesto entre las apuestas con más reproducciones, junto a filmes como Corazones malheridos o El agente invisible. 

Con este personaje, una heroína de acción perteneciente al cine de género, la argentina ha demostrado que es mucho más que Mía Colucci. Eso sí, Luisana recuerda con cariño a la niña caprichosa que la lanzó a la fama y con la que se fue de gira, como ha demostrado al hablar de ella en entrevistas, redes sociales o reuniones varias. Al fin y al cabo, y pese al paso del tiempo, nadie sabe mejor que ella lo difícil que era ser Mía Colucci. 

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