Arucas, el ron, la caña y los colores de Gran Canaria

Centro colorido de Arucas, con las torres de la iglesia de San Juan Bautista al fondo

Junto al mar, donde empieza la montaña, emerge Arucas, un colorido pueblo de arquitectura colonial que destila el ron de Canarias

Arucas es un pueblo que rompe con los cánones que a priori se tienen de las Islas Canarias. El clima tropical de las Canarias y la posibilidad de ir a la playa casi en cualquier período del año hacen que, en muchas ocasiones, se ignoren los muchísimos encantos que ofrecen las islas, naturales y culturales, más allá de lo benévolo de sus temperaturas.

Arucas es uno de esos pueblos que no esperas encontrar tan cerca del mar y viviendo de espaldas a él. Colorido, colonial y con una de las construcciones religiosas más espectaculares del archipiélago, Arucas se conoce, fuera y dentro de Gran Canaria, por su ron oriundo.

¿Cómo llegar y qué ver en Arucas, por qué alejarse de las playas canarias?

Apenas 3 kilómetros separan a Arucas del mar, pero está topográficamente muy lejos de las playas. A 240 metros de altitud, Arucas vive como si nunca hubiera conocido el Altántico.

En el litoral norte de Gran Canaria, a sus espaldas comienza el corazón de la isla, el corazón verde y más desconocido para aquellos que solo buscan el sol y las dunas del sur.

Arucas está muy cerca de Las Palmas, apenas a 20 kilómetros, pero guarda en sus calles pausadas la tranquilidad y la esencia de un pueblo. Aunque a veces el cielo esté gris a pesar de la buena temperatura, destaca Arucas por lo colorido de sus casas de estilo colonial.

Arucas es uno de los primeros pueblos que los peninsulares fundaron en Gran Canaria. Según la historia que ofrece el propio Ayuntamiento de Arucas, la población actual ya existía en 1503. Previamente, fue un poblado de aborígenes destruido en las primeras incursiones españolas. Su nombre era Arehuc o Arehucas.

El ron Arehucas de Arucas

Precisamente con el nombre guanche de Arucas, Arehucas, fue bautizado el ron que da fama exterior al pueblo. Arehucas, cuya fábrica es una visita obligada cuando se viaja a Arucas, tiene casi siglo y medio de historia, desde que lanzaran la marca en 1885. Si bien en un principio se llamaba «Destilería de San Pedro».

El ron Arehucas se elabora con caña de azúcar, que se cultivaba en los terrenos en torno a Arucas. Hoy ese cultivo ya ha desaparecido, salvo una pequeña reserva en una finca propia. Aunque la caña llega desde Sudáfica, Arehucas sigue destilando el ron que los canarios consideran patrimonio de todas las islas.

El famoso ron miel canario se elabora en Arucas, en esta destilería histórica.

La parroquia de San Juan Bautista, casi una catedral en Arucas

La parroquia de San Juan Bautista llama la atención por su imponente figura. Todo el que no lo sabe previamente, la califica sin dudar como una catedral o, al menos, como una basílica. Sorprende su tamaño para estar consagrada como una simple iglesia.

El color oscuro de su piedra recuerda al de la espectacular catedral de Colonia; sus espectaculares torres neogóticas sobresalen por encima de los tejados desde cada rincón del pueblo; y su rosetón, vidrieras y portada de arco apuntado nos transportan a edificios anteriores, góticos, que no pudieron ser construidos en las Canarias.

El interior, con una gran lámpara y espectaculares nervaduras, no desmerece del exterior. Los alrededores ayudan a contemplar la iglesia, con una bonita explanada que la pone en contexto.

El mirador de Las Canteras: hacia Arucas y hacia Las Palmas

La iglesia de Arucas destaca imponente sobre el conjunto blanco que supone Arucas desde el mirador de Las Canteras, en los alrededores del pueblo.

Desde esta atalaya, no solo tenemos una panorámica privilegiada de San Juan Bautista y de las montañas que empiezan a emerger tras ella, sino que, hacia el otro lado del montículo, disfrutaremos de la capital.

El mirador lleva el nombre de la playa capitalina precisamente por la postal que de Las Canteras nos ofrece. En su extremo norte, izquierda desde nuestro punto de vista, destaca el marrón abrupto de la península de La Isleta, punta de la capital.

Agradables paseos por el centro peatonal o por el parque municipal completan nuestra visita a Arucas, jalonada aún por algunos edificios singulares, como la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas.

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