Curiosidades de las plantas carnívoras

Son, probablemente, las representantes más fascinantes del mundo vegetal. No solo rompen con la idea de que una planta solo necesita agua y sol. Añadido, su extraordinario aspecto no hace más que acrecentar la leyenda de que son plantas marcianas. Y no: no lo son. Basta con conocer las curiosidades de las plantas carnívoras para comprender lo que son: una auténtica virguería de la madre naturaleza. Unas plantas cuya rareza radica en algo sumamente sencillo. Son, únicamente, el resultado de siglos de evolución en entornos tan hostiles que se han visto forzadas a cambiar incluso su morfología para sobrevivir. Tanto que, por más que choque, se han convertido en depredadoras.

Pero, más allá de la estética, nada como ahondar en las curiosidades de las plantas carnívoras para valorarlas todavía más. Solo conociéndolas a fondo podemos tomar consciencia de lo increíbles que son estas plantas catalogadas como extrañas. Un adjetivo que se ajusta, fundamentalmente, a su aspecto y no tanto a su cultivo. Porque, por más que los cuidados de las plantas carnívoras tengan particularidades, no difieren mucho de los de las plantas de interior. Algo sorprendente para muchas personas que se inician en el apasionante mundo de este género.

Así que, si te estás planteando tenerlas entre tus plantas, no está de más que conozcas las curiosidades de las plantas carnívoras. Una manera tanto de entender mejor qué las hace excepcionales, como de cultivarlas como se merecen.

7 CURIOSIDADES DE LAS PLANTAS CARNÍVORAS QUE ¡SEGURO! TE SORPRENDERÁN

Las plantas carnívoras proceden, fundamentalmente, de dos lugares del Planeta completamente contrarios. Mientras algunas son originarias de zonas pantanosas, otras son originarias de espacios desérticos. Espacios naturales sumamente dispares con algo en común: no contar de manera sencilla con recursos alimenticios para las plantas. Este detalle es, sin lugar a dudas, lo que justifica que estas plantas cacen. Ante la incapacidad de conseguir nutrientes minerales en su entorno, han desarrollado mecanismos para conseguirlos de los insectos de su alrededor.

 

Antes de entrar en esas curiosidades de las plantas carnívoras que sorprenden, algo a contemplar. Para llevar a buen puerto esta familia de plantas, hay que seguir con rigor las indicaciones de su cultivo. Algo perfectamente lógico si tenemos en cuenta que las estamos cultivando en condiciones muy alejadas de sus espacios originales. Por eso y aunque nos fascinen, nada como comenzar con especies de cultivo sencillo. Una manera de ir habituándonos a sus necesidades, antes de pasar a otra más complicada. Y decimos esto porque con los tipos de carnívoras para como con los tipos de orquídeas: cuando se descubre una, se quieren descubrir todas.

1. No hay que darles de comer, una de las curiosidades de las plantas carnívoras fundamentales para su bienestar

No es tanto una de las curiosidades de las plantas carnívoras como tal sino, más bien, uno de sus cuidados fundamentales. Son muchas las personas que creen que, al vivir en un espacio «libre de bichos», tienen que ayudar a su planta. Y nada más lejos de la realidad. Estas plantas se valen por sí mismas y, con los cuidados correctos, no necesitan cazar como tal.

Y por cierto: nada de golpear las trampas para forzarlas a cazar por mero divertimento. Estaremos comprometiendo seriamente la vida de la planta, que hará el esfuerzo para cazar y no obtendrá nutrientes a cambio.

2. Aunque se mueven, no tienen músculos

Es una de las dudas recurrentes en lo que respecta a las plantas carnívoras. Si son plantas ¿cómo es posible que ejecuten movimientos, incluso de carácter rápido cuando cazan?

Pues bien. Aunque se pueda pensar que tienen músculos, el motivo por el que se mueven es mucho más vegetal. La superficie de las hojas de las carnívoras es sumamente sensible. Por eso, cualquier presión desencadena un cambio en la presión del agua de las paredes de las células de las hojas. Un cambio que se traduce en movimiento. ¿Mucho menos misterioso de lo que parecía, verdad?

3. La mayoría respeta a los insectos polinizadores, una de las curiosidades de las plantas carnívoras más singulares

Una muestra de lo increíble que es la naturaleza. Al igual que otras muchas, las plantas carnívoras necesitan a los polinizadores. Una afirmación que tiene restricciones, ya que algunas son capaces incluso de auto polinizarse. Si las plantas carnívoras se alimentan de insectos ¿cómo saben discriminar a los polinizadores? Y ahí es dónde la magia de la naturaleza vuelve a sorprendernos.

 

Lógicamente, la planta no sabe qué insecto se acerca a sus trampas de caza. Y, al igual que hacemos los humanos cuando nos planteamos cómo atraer insectos polinizadores al jardín, las plantas carnívoras hacen que sus flores sean sumamente atractivas para ellos. Por eso, muchas de ellas han desarrollado un mecanismo para evitar cazar el insecto que no toca. ¿Cómo? Haciendo crecer su tallo floral hasta mantenerlo separado de la zona de trampas.

4. Se las llama carnívoras porque no comen solo insectos, otra de las curiosidades de las plantas carnívoras más peculiares

Si analizamos su nombre, puede habernos llamado la atención que no se denominen como insectívoras. Un término que, a priori, parece más adecuado para ellas. Sin embargo, el término carnívoras no se debe a un error sino, más bien, a los hábitos que algunas de ellas tienen en la naturaleza. Y es que, en estado silvestre, hay algunas especies de plantas carnívoras que pueden llegar a tener tamaños de hasta dos metros. Una altura que va en proporción con el resto de la planta, y que hace que en su dieta tengan cabida ratas, ratones e, incluso, reptiles de pequeño tamaño como los lagartos.

Y, antes de que nadie se asuste, no: las plantas carnívoras que podemos cultivar en casa no son peligrosas ni para el ser humano ni para los animales domésticos.

5. Han perfeccionado con los siglos sus «técnicas de caza»

Aunque la imagen que tenemos en mente es la clásica «mandíbula» vegetal que se cierra, las plantas carnívoras tienen muchos otros mecanismos de caza. Y, lejos de ser evidentes, lo cierto es que la evolución ha puesto mucho ingenio en cada una de ellas. ¿Con qué fin? Fundamentalmente, con el objetivo de pillar despistados a los insectos que se acercan. Vejigas succionadoras, cavidades que atrapan o gotas de falso rocío pegajosas son algunas de ellas.

 

Por si estas trampas no fueran bastantes, las plantas carnívoras cuentan con otro añadido para atrapar a sus presas. Además de los colores atractivos, muchas de ellas despliegan aromas sumamente atractivos para los insectos. ¡Imposible escaparse de su seducción vegetal!

6. Hibernan en los meses de frío

Un detalle entre las curiosidades de las plantas carnívoras que las acerca todavía más a lo terrenal. Al igual que otras plantas de procedencia tropical, esta familia botánica vive un parón vegetativo en los meses de invierno. Aunque su comportamiento varía según la especie, suelen deshacerse de sus hojas para rebrotar con la llegada de la primavera. Un mecanismo de protección que permite a la planta sobrevivir a unas temperaturas que no son las de su lugar de origen.

Dado que el cultivo de plantas carnívoras se realiza en interior en nuestras latitudes, su comportamiento no será igual. Nuestra planta, simplemente, paralizará su crecimiento hasta que vuelva el sol. Sin embargo, si te arriesgas a cultivarlas fuera de casa con ciertas precauciones contra el frío, podrás comprobarlo.

7. Viven tanto en la tierra como bajo el agua, una de las curiosidades de las plantas carnívoras más desconocidas

¡Increíble pero cierto! Este punto es, quizás, una de las curiosidades de las plantas carnívoras menos conocida. Se suele pensar que son plantas carnívoras, pero también hay ciertos géneros que viven sumergidas en agua.

 

En el caso de estos géneros, la base de la planta suele vivir sumergida mientras los tallos con trampas están en la superficie.

Más allá de estas curiosidades de las plantas carnívoras, hay una que no se cuenta. Solo puede experimentarse teniendo una de ellas, y fascinándose con lo increíble que puede llegar a ser la naturaleza.