Patoruzú, Patoruzito e Isidoro.
(enviado por Sergio, con la colaboración de Raúl y Elisa y Néstor)
En mi niñez éramos incondicionales de las revistas de Dante Quinterno, a saber "Andanzas de Patoruzú", "Correrías de Patoruzito", y "Locuras de Isidoro".
En "Andanzas de Patoruzú" todo giraba en torno al noble y buenazo Patoruzú, que era fuerte y valiente, y tenía mas guita que los ladrones (siempre sacaba los fajos enormes de "patacones" de los bolsillos de una especie de vaquero arremangado), usaba un poncho, boleadoras, era feazo, vivía con su hermano menor Upa (eterno niño gordo y enorme, con una panza grandota), y su padrino Isidoro, vividor, crápula, holgazán, miedoso, siempre metiéndose en líos. Patoruzú tenía un caballo llamado Pampero. 
Otros personajes laterales eran el francés dueño del hotel donde vivían cuando estaban en Buenos Aires, el sastre Popoff, petisito que hablaba medio en ruso, siempre embroncado con Isidoro por sus eternas deudas de trajes impagos, las Pamelitas, dos viejas mellizas, que lo vivían mangueando al indio para obras de caridad (confieso que les tenía rabia), y su hermana Patora que cada vez que aparecía le hacía la vida imposible al indio, enamorada y locaza.
"Patoruzito" me gustaba más que la anterior. Eran niños, con Isidorito, el caballo obviamente era Pamperito, estaba la Chacha, quien era una especie de nodriza de la estancia (que empanadas!!), el capataz Ñancul, el Comisario, y aparecía a cada tanto el Capitán Cañones, tío de Isidorito. Eran impagables Chiquizuel (un brujo venido a menos, tramposo y ladino), y su nieto Chupamiel, que usaba una especie de chiripá y siempre con un tarro de miel que saboreaba a puro dedo.
Pero por lejos nos matábamos con "Isidoro", revista que mantenía muy poca relación con las anteriores. Se trataba de las increíbles aventuras del "play boy mayor de Buenos Aires", Isidoro Cañones, sobrino del Coronel Don Urbano Cañones, con quien vivía en una hermosa mansión. Isidoro siempre se las ingeniaba para pasar a cuerpo de rey, con chicas espectaculares, pilchas de novela, lugares fenomenales, una "barra" de amigotes dispuestos a hacer lo que se le ocurriera (parecían medio estúpidos, aburridos y sin iniciativa cuando no tenían a su líder) y emprendimientos de los que (sin perjuicio de los tragos amargos de cada episodio) siempre salía ileso y bien parado. Célebres términos del Coronel: "botarate", "mequetrefe", "pelafustán", "tunante", "badulaque" y "gandul". Siempre lo estaba marcando a presión (con escaso éxito, por supuesto), para que cambiara de vida y fuera una persona seria y trabajadora. Isidoro a su vez, se refería a su tío como "el carcamán" y "el oxidado".
La eterna compañera de Isidoro era la hermosa "Cachorra", nieta del General Bazooka, tan bandida como él, pero que ante los ojos del Coronel se mostraba como una chica de familia, estudiosa, responsable, recatada y trabajadora ("cuando tomarás el ejemplo de esta niña, botarate!"). Era lo que se decía "una chica bien". Con Cachorra surcaron todo tipo de emociones, recorrieron el mundo (Uruguay incluído), y lo pasaron bomba. Otros personajes: el mayordomo Manuel (quien llamaba a Isidoro "niño"), gallego, bueno como el pan, le cubría las macanas al niño, llegando a prestarle muchas veces todos sus ahorros; el mejor amigo de de Don Urbano era el Capitán Metralla. También estaba el abuelo de Cachorra, el general Bazooka quien nunca fue mostrado, pues siempre cuando Isidoro lo iba a conocer el militar estaba en el exterior, y el genial Tío Ignacio, primo de Urbano, quien era la oveja negra de la familia, y un espejo para Isidoro, pues era un veterano fiestero y divertido, que se encurdelaba, timbeaba y vivía a mil (por lo general cuando aparecía se hospedaba en el Alvear Hotel). Mi historia preferida de Isidoro fué "Fosforata en la Sorbona"-
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