El maltrato animal es un problema serio que persiste en nuestro país, y Sonora no es la excepción. A pesar de los avances en la legislación y la concientización de la protección y el bienestar de los animales, como sociedad no hemos logrado acabar con prácticas arraigadas que ocasionan un sufrimiento innecesario a criaturas indefensas, por ejemplo, golpear a las mascotas para controlar su comportamiento, participar en eventos clandestinos de peleas de perros y gallos o la compra/venta ilegal de animales en peligro de extinción. Estas prácticas generan un debate constante sobre los límites entre costumbres y el respeto a los derechos de los animales.