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LAGO ENGAÑO

Acompañados por Marcelo Acevedo, guía de pesca en la zona de Río Pico y gracias a los vehículos de los guardapescas, nos dirigimos a este espejo poblado por truchas fontinalis de muy buen tamaño.

Por Luis KurzFotografías Ariel Robledo                                                                                                                

El camino que nos lleva hasta el lago Engaño, desde Río Pico, es de una belleza increíble, con montañas nevadas y amarillos valles sembrados de retamas en flor. En el viaje costeamos el imponente lago Vinter y su embocadura con el río Corcovado, lugar emblemático si los hay para la pesca con mosca, difícil y, por lo general, muy ventoso. Los que conocen este lugar, y lo pescan todos los años no la cambian por ninguna otra boca.                                                                                                            

Luego de una complicada travesía entre las piedras, llegamos a la costa del lago, para iniciar una larga caminata hasta una playa, conocida por los guardapescas, debido a que en invierno es uno de los lugares donde capturan, mediante redes, las truchas fontinalis para hacerlas desovar. Después son fertilizadas y trasladadas las ovas a la estación de piscicultura de arroyo Baguilt, una vez desarrollados los alevinos son sembrados en distintos ámbitos de la provincia.                                           

A pesar de no disponer en esta ocasión de embarcaciones para buscarlas en mayor profundidad, igual pudimos capturar varias truchas desde la costa.      Como debía obtener buena distancia y profundidad armé una caña 7 con línea 300 sinking tip. Con este equipo y, gracias al poco viento, pudimos pescar varias de muy lindo tamaño. Un detalle interesante es la preferencia de moscas en color anaranjado para tentar a las fontinalis, la explicación posible de la elección del color de la mosca sería porque se alimentan con camarones.                                                                            

Las pruebas

Me introduje lo más que pude en el lago, a fin de llegar con mi engaño a la parte profunda. Pasaron largos minutos sin obtener ninguna respuesta, hasta que lo escucho a Sebastián Kambourián festejar por haber conectado con la primera fontinalis. Al rato se me acerca nuestro guía Marcelo y me sugiere, con buen criterio, cambiar de lugar y probar en otra estructura. Nos desplazamos unos 200 metros y la suerte varió totalmente, con el mismo equipo comencé a tener buenas y seguidas respuestas.

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