TERAPIAS CREATIVAS (ALFREDO MOFFATT)

Alfredo Moffatt, psicólogo social argentino, discípulo de Enrique Pichón Rivière.

Alfredo Moffatt, psicólogo social argentino, discípulo de Enrique Pichón Rivière.

“Hoy vamos a trabajar con los contrarios. Vamos a desarrollar más las terapias creativas, porque si no, parecería que sólo existe la maldad, el maltrato, o las formas represivas. No es así, porque existen también lo creativo, lo solidario, lo imaginario placentero , el arte, las locuras amorosas , aunque no se noten tanto, porque lo otro impacta mucho más.

Veremos entonces cómo generar vida, porque la muerte no se puede evitar, pero sí se puede generar vida, porque si la vida sucede, no existe la muerte, y si existe el afecto no existe el odio. En Termodinámica se dice que el frío no existe, sólo existe el calor, y el frío es ausencia de calor, que es un movimiento de partículas; a más movimiento, más temperatura. Como nuestra temperatura es de 37°, si la temperatura ambiente es menor, sentimos frío, pero todavía hay calor.

Desde ese enfoque, podemos decir que la locura no existe: sólo existe la cordura, y la locura es falta de cordura. La locura es lo que pasa cuando no podemos estructurar en forma coherente la realidad, y es entonces cuando se produce la confusión, el caos. Pero , en realidad, el caos no existe, sólo existe el mensaje.

La muerte es nada, es no vida. Esto tiene que ver con aquello de ver el vaso medio vacío o medio lleno, en el clásico dibujo de Gestalt. En realidad, el vaso está siempre por la mitad, pero lo que nosotros podemos es optar  entre ver  lo que tenemos o lo que nos falta.

La creatividad comienza por fabricar vida. Pensemos, por ejemplo, en las Oyitas. Es un lugar de muerte: allá en la villa las condiciones son espantosas, los chicos tienen frío, hay miseria. Nosotros no podemos borrar eso, pero vamos y ponemos vida, alegría, y resulta que cuando hay alegría, lo otro disminuye, y desde la alegría podemos combatirlo.

Nosotros fabricamos vida. Yo me considero un fabricante de vida. Empecé  a hacerlo en uno de los lugares más espantoso de la Argentina, en el manicomio. Allí la gente está abandonada, empobrecida, un desastre. Sin embargo, nosotros, en el fondo del Borda, fabricábamos vida. En la Peña Carlos Gardel (el libro lo testimonia con fotografías y relato detallado) hacíamos teatro, música, bailes, tango, concursos, después salió la Radio La Colifata, creada por Alfredo Olivera, en la etapa posterior a la dictadura. Y los locos ya no eran locos, porque hablaban, se reían, bailaban, estaban lúcidos, porque habíamos incorporado el mensaje. La cuestión era fabricar vida, y nosotros creamos una metodología para eso.

Cuando entramos, lo primero que hicimos fue indagar cuál era el problema más grande, y vimos que no era la falta de cordura: era la falta del placer más ancestral, el de saborear la comida. El primer placer que vivimos es la teta materna. Buscamos entonces algo que fuera lo más parecido a una teta para un criollo, que tuviera un olor ancestral, y pensamos que era la carne asada, ya que en los inicios de la civilización, el hombre comenzó a cocinar la carne (antes de conocer el fuego la comía cruda), y con ello apareció el aroma de la carne asada. Dentro de las carnes, elegimos el chorizo criollo porque emite ese olor incomparable, irresistible, así que comenzamos convidar a los muchachos con sandwiches de chorizo. Con eso rompimos el autismo, la nada  en que estaban sumergidos, porque apareció algo que los despertó.

Después empezó la música: tarantela, cumbia, chamamé, pero tango no, porque es medio tristón. Primero empezaron a mover los pies, después a mover el cuerpo, después trajimos chicas de enfrente (el Moyano, el neuropsiquiátrico de mujeres), las psicólogas también bailaban, y, así se armaba la fiesta, y la fiesta es terapéutica, porque es la vida.

Después de tantos años de   andar en manicomios, descubrí esto: si uno genera vida, genera salud mental. Con la vida comienza el poder comunicarse, y, a través de eso, comienza el sostén de la subjetividad, se van la confusión y la soledad, y comienzan a aparecer las ganas de seguir la película, porque hay un argumento, hay algo que da placer, y entonces hay deseos de seguir. Y si sigue la película, hay proyecto, y si hay proyecto… ya está la curación. Porque la enfermedad es la paralización del tiempo y el quedarse solo, o sea, es la muerte psicológica.

¿Y por qué se para el tiempo? Porque no hay otro que me rescate, que me sostenga, que me hable; estoy abandonado. Pensemos: están en el fondo del manicomio, sin trabajo, sin familia, sin amor, sin estimulación gustativa porque les dan unos guisos imposibles de comer, con unos pedazos de carne fría sin sal. Y vamos nosotros con unos sandwiches de chorizo, música, contacto. Luego, empezamos por preguntar algo sencillo, como «¿Dónde naciste?» y como la locura no es amnesia, el tipo empieza a contarte que nació en Corrientes, entonces le preguntamos cómo era su pueblo, y ahí nomás, empieza a  recordar su infancia, a hablar del nacimiento de su identidad, y comienza a descongelarse esa alma esa que fue congelada por la institución manicomial.

Esta teoría terapéutica  es fácilmente comprendida, pero su ejecución  no es fácil.  El chorizo no puede ser cualquier chorizo, tiene que estar a punto, la música no puede ser cualquier música. Yo me recorría las disquerías y me escuchaba, tal vez, veinte cumbias hasta que encontraba la justa, la que en sí condensaba todo el placer que su autor  le había robado a la playa del Caribe… las palmeras, la permisividad sexual, el mover el cuerpo con placer, y que les despertaba sensaciones dormidas.

El chamamé, a los correntinos, los retrotraía a  su infancia, su juventud y se conectaban con su ayer sano. También llevábamos valsecitos criollos, como, por ejemplo, «Desde el alma», y los que tenían origen rural se acordaban de algo, se sentían acunados. Es decir que todo era cuidadosamente elegido, era como una operación quirúrgica, “con un bisturí que no era cualquier bisturí, con una curvatura dada, un filo especial, y cortando de la manera exacta”.

Por eso digo que es sencillo: en cada lugar donde hay muerte, generar vida, pero una vida que respete los modelos culturales de esa población.

Si hubiéramos ido de entrada a armar un baile, se hubieran retraído. Pero los primeros cuatro sábados fueron de choriceada, solamente, con jugo Cepita de naranja, que era el más aceptado porque era el que más se parecía a la fruta real. Si hubiéramos podido incluir un poco de vino, hubiera sido mejor, pero eso los hubiera dañado al potenciarles la medicación. Pero estaban tan contentos, que algunos empezaron a acusarnos de haber llevado vino, porque para los psiquiatras la única posibilidad de que estuvieran contentos tenía que ver con que estuvieran alcoholizados. Y en realidad, estaban contentos porque empezaban a descongelarse,a sentir placer de estar con otro.

Si en esos momentos, uno les preguntaba sobre su pasado, contaban todo. En la primera experiencia de este tipo que yo hice, que fue muy primitiva, en un neuropsiquiátrico de mujeres, el Esteves, que era igual que el Moyano, pero de Lomas de Zamora. Poníamos música,   y yo, subido a una mesa, con una pandereta gigante, iba marcando el ritmo, porque las mujeres, de tanto estar tirada en los patios del hospicio, tenían el esquema corporal de una bolsa de papas, así que pensamos, con Pichon, que era esencial que fuera recuperando el esquema corporal femenino. La cumbia tiene tres ritmos: uno que es de tambor, y va a los pies, otro que va a los brazos, y otro que va a las caderas. Después de dos meses de este tipo de musicoterapia, nosotros llevamos lápices de labios, y ya empezaron a ponerse coquetas y a recuperar la femineidad. Así aparecieron los deseos de gustar,  y  un proyecto. ¿Qué pastilla produce la vida? La vida es un quehacer, es un conflicto que hay que resolver. Por ejemplo, el amor es un conflicto: hay un hombre y hay una mujer, y esto es una diferencia que hay que resolver. Al final se arregla de una forma muy espectacular, con grandes movimientos y gemidos (risas), y después quedan tranquilos, porque se resolvió el conflicto (cada uno quería lo que el otro tenía…)

Entre los seres humanos hay dos grandes conflictos: hombre-mujer, y viejo-joven. Este último es el que se da entre dos generaciones , en que el joven tiene que romper con lo anterior y crear una cosa nueva. Así se genera la revolución, la evolución histórica. Y en el otro conflicto, hombre-mujer, como generalmente aparece un hijo, ya hay un proyecto.

En el hospicio no podíamos trabajar con el sexo, porque el enfermo mental tiene muy inhibido el sexo, ya que la primera baja en la enfermedad mental es la sexualidad El esquizofrénico, por ejemplo, tiene una madre simbiótica, y se salvó de quedar atrapado en la vagina de su madre, por eso lo femenino lo aterra.

Entonces, comenzábamos con la oralidad, con la comida, y luego agregábamos el baile, la fiesta. Y, más tarde, la comunidad. Allí todos se sentían como componentes de un todo que les daba identidad. Cada uno asumía un rol: uno tocaba la guitarra, otro era el religioso que rezaba y todos lo escuchábamos, otro hacía artesanías y las traía, otro era el que quería hacer una radio. Cada uno, dentro del conjunto, adquiría identidad, porque era el que hacía un rol diferenciado.

Después de un año, aquello ya era un pueblito, y decíamos: «¿Dónde están los locos?»  La locura era el hospital, y nosotros les habíamos sacado el hospital de encima.

Después de tantos años de buscar la cura, me doy cuenta de que está en generar vida.  Si se juntan varios psiquiatras y psicoanalistas, y hacen un grupo, empiezan a analizar la estructura edípica de cada uno, y a establecer diagnósticos complejos y sutiles y le proponen al psicótico un tratamiento adaptativo para lograr la salud mental, pero no perciben que los tipos no quieren eso, porque se requiere algo anterior para poder querer la cura, y eso es el placer. La tristeza manicomial es tal que tienen enormes cuentas atrasadas de placer y alegría, y esta necesidad es anterior a todo deseo, incluso al de querer adaptarse a la realidad.”

Moffatt, Alfredo. “Terapias Creativas”. Artículo obtenido de:

http://www.moffatt.com.ar/Fr02_TerapiaExistencial.htm

Publicado el marzo 25, 2013 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.

  1. Genial una propuesta tan simple y tan genial

Deja un comentario