El fin de semana fue el cumpleaños de Akane, la hija de Anuar…. ¿o era Emir? En fin, fue como una reunión familiar en la que no reconoces a nadie. ¡En serio! Nada más llegando a la casa (cosa que le adjudico a un milagro puesto que está más escondida que en un laberinto) empecé a saludar a lo tonto y reconocí vagamente a nuestros primos. Juro que uno, creo que Emir, se parece un poco a Lalo cuando era (Lalo) más pequeño.

No falta decirte que me aburrí, los niños (Diana y Dany) estaban más que felices en los juegos mientras yo me metía un poco en la conversación de mis tíos y comía lo que parecía ser comestible del banquete. Afortunadamente me traje a mis inseparables compañeros de viajes: mi Ipod y un libro (El Príncipe de Maquiavelo). Con ellos el día fue más llevadero. Luego del show de una payasita con el nombre de Estrellita, el soplar las velas del pastel y romper la piñata me dí cuenta de lo mucho que he crecido.

Me divertí en el show pero no tenía (sentía) la necesidad de participar en él como la hacía de pequeña, me gustaba mejor animar a los niños. Dios, diciendo esto me hace sentir más vieja jajajaja. También me sentía algo triste porque me es más dificil socializar con extraños. Recuerdo que en este tipo de fiestas, no importaba si conocía o no a los niños, jugaba con ellos y nos divertíamos mucho…ahora creo que el prejuicio, la tímidez y el miedo son los elementos que me frenan. Pero supongo que es algo que tenemos al crecer.

También fue algo extraño el no saber cómo reaccionar con tu propia familia, es decir, ni Emir ni Anuar son cercanos a mi y aunque tenemos mi universidad como tema en común, pues creo que estaban más entretenidos en sus hijos que en nadie más.

Te quiero muchísimo,

Nane.