Juan Francisco Casas: «Hablo de la privacidad y de lo cotidiano a través de lo clásico y la traslación al contexto de mis circunstancias biográficas»

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Existen realidades y la realidad de Juan Francisco Casas, el artista ha conseguido convertir un objeto tan “simple” y a la vez tan complejo, como es el bolígrafo (entre otras muchas técnicas), en su compañero de aventuras para crear y transmitir todo aquello que le ha rodeado en su trayectoria y vida personal. Bienvenidos al mundo de Juan Francisco Casas. 

 

¡Hola! Cuéntanos sobre ti, ¿En qué se basa tu trabajo artístico? ¿Qué significa para ti?

En mi obra retrato, desde lo autobiográfico, un mundo lúdico donde se percibe la exaltación del hedonismo que ha marcado a una generación de jóvenes millennials cuya vida está sobreexpuesta en las redes sociales. Mi trabajo más reciente está impregnado de referencias que van desde mundo del selfie al barroco italiano o Pasolini, pero siempre filtradas por mi contexto vital. Hablo de la privacidad y de lo cotidiano a través de lo clásico y la traslación al contexto de mis circunstancias biográficas. La economía de medios, sólo un bolígrafo o un rotulador, pero también la pintura al óleo de gran formato, la técnica desde un punto de vista irónico y conceptual, el humor y lo sicalíptico, la apropiación de los recursos plásticos académicos y el nexo dialéctico que plantea entre el espectador, la obra y el artista, configuran ese lenguaje directo, diáfano e irónico que caracteriza toda mi obra.

Utilizo la figuración realista para trasladar fotografías de la vida cotidiana al papel con una técnica que combina el virtuosismo técnico con materiales, como bolígrafos o rotuladores, que no fueron diseñados para eso, y trato de reflexionar con agudeza sobre el papel actual de la imagen. Mis dibujos, que parecen clásicos, disfrutan de una segunda vida virtual cuando vuelven a Internet y se ven expuestos a mutaciones incontrolables. Mi trabajo aborda algunos de los debates más significativos de nuestro tiempo: la tensión entre el trabajo artesanal y su reproducción en la era digital, los cambios en los hábitos sociales y afectivos relacionados con la fotografía, la consolidación del selfie y la desintegración de la frontera entre vida privada y pública, la reformulación de las teorías sobre la representación del cuerpo desnudo en la historia del arte y la evolución de las reinterpretaciones del género y el desnudo femenino.

 

¿Cuál es tu “kit” a la hora de crear?

Pues siempre parto de la fotografía. Antes siempre llevaba conmigo una compacta analógica, luego una réflex y ahora a veces incluso parto de la imagen del móvil. Ya en el estudio, uso muchos materiales, bolígrafos, rotuladores, óleo, papel, lienzo, y a veces incluso hago escultura o vídeos, para los que parto también de lo grabado con el móvil.




 

¿Cuáles son tus mayores referentes?

Mi madre, Pier Paolo Pasolini y Chiquito de la Calzada.

 

La anécdota más loca que te haya pasado…

Que se pueda contar, una vez me dio la mano Berlusconi y un día de San Valentín cené con la baronesa Thyssen: por suerte no fue al revés.

 

¿Qué le dirías a tu “yo” de hace 5 años?

Si le cuento todo esto no se lo iba a creer, así que nada, que se relaje y disfrute.

 




 

Algo random que quieras soltar sin previo aviso…

Os quejáis de vuestro confinamiento, pero el el perro de Hitler se pasó la guerra en un búnker rodeado de nazis

 

¿Qué es lo que más detestas y más te gusta de tu trabajo?

Lo que más me gusta es que ese sea mi trabajo y lo que más detesto es que a veces tenga que ser un trabajo.

 

Te dan la opción de irte a otro planeta pudiéndote llevar solo tres cosas ¿Qué te llevarías?

Una camisa hawaiana, unas gafas de sol y un mojito para brindar contemplando de lejos el inminente colapso de la humanidad.

 




 

¿Tienes algún proyecto entre manos actualmente?

Tengo varios en ejecución. El primero partió de la exposición sobre Artemisia Gentileschi que realicé en 2020 y el confinamiento que postpuso varios meses su inauguración: durante este confinamiento realicé una serie obras tomando como referencia su Maddalena penitente y sigo con ello. El segundo es sobre la pintora del siglo XVIII Rachel Ruysch. El tercero sobre las Kourai Khryseai, los ginoides y el Doppelgänger. Y el cuarto, perfecto para el fin de la pandemia, se llamará “La Terraza de Juanfri” y será escandalosísimo.

 

Dinos algo más: un sueño por cumplir, un momento inolvidable, tu comida fetiche y una canción favorita.

Por ese orden;

La meritocracia.

Todo mi año en la Real Academia de Roma.

Cualquiera de mi madre o cualquiera con amigos en la terraza.

Pues yo qué sé, miles, “Un hombre solo” de Julio Iglesias, cualquiera de Mina o del “Mondo Cane” de Mike Patton, “Cochon ville” de Sebastien Tellier, video incluído, o .el Requiem de Verdi, enterito.

 

 

 

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