Si has tenido algún acercamiento previo a la apicultura, seguramente sabes que esta consiste en el cuidado y manejo de las abejas. Pero vayamos un poco más lejos. ¿Sabías que esta práctica se remonta a más de 4500 años atrás? Los antiguos egipcios fueron los primeros en acercarse al increíble mundo de las abejas, y notaron que era posible recolectar la miel que producían de forma sostenible, sin perjudicar su ecosistema.
Más de uno podría decir que las abejas melíferas pueden cuidarse solas, y no les falta razón. Después de todo, son una sociedad muy bien organizada, con la reina, zánganos y obreras cumpliendo su respectiva función sin miramientos. Sin embargo, para que esta estructura se mantenga saludable y productiva, las manos de los apicultores resultan esenciales.
La apicultura es una práctica ampliamente extendida en casi todo el mundo, ya sea como pasatiempo o actividad profesional. Según la FAO, la producción mundial de miel es de alrededor de 1.2 millones de toneladas anuales, y más de un tercio de la misma es objeto de intercambios comerciales.
Las tareas del apicultor
La tarea más importante del apicultor consiste en asegurarse de que las colmenas puedan producir miel y otros productos derivados de esta como la jalea real, el polen, el propóleo o la cera de abejas. Adicionalmente, se encargan de velar por la salud de las abejas, asegurándose de alimentarlas, limpiarlas, prepararlas para la polinización, garantizar la reproducción de las reinas, dividirlas y hasta reemplazarlas, de ser necesario.
Gran parte de la actividad de los apicultores se realiza durante el verano, es por ello que se le conoce como una profesión de temporada. En esa parte del año, es fundamental proteger a las colmenas de las altas temperaturas, controlar la vegetación circundante ymantener hidratadas a las abejas entre otras.
Cuestión de planificación
La crianza de abejas no da lugar a la improvisación, y eso lo sabemos muy bien los apicultores expertos. Para lograr una producción sostenida a lo largo del tiempo, es importante conocer y entender los ciclos de vida de las abejas, los roles que cumplen en sociedad, su alimentación, sus enfermedades más comunes, entre otros aspectos. Este nivel de especialización es necesario para una producción prolífica y sostenible de miel.
Y por supuesto, toda la gestión apicultora se basa en la inspección constante. Es a través de este proceso que se verifica si hay huevos frescos (puesta), si hay alimento suficiente, si no hay problemas de sobrepoblación, posibles signos de enfermedad, patrones de crías, entre otros aspectos.
¿Por qué es importante la labor de los apicultores?
Tanto a pequeña como a gran escala, la apicultura es una actividad de gran importancia para la vida sostenible. Facilitar la polinización de las abejas es clave para la alimentación mundial, pues contribuye de forma directa a la producción agrícola. Y si hablamos de la miel, este producto cumple una función medicinal y nutritiva que aprovechan prácticamente todos los países.
Por otro lado, la apicultura requiere de una importante fuerza de trabajo, por lo que es también un generador de empleos y sirve como medio de subsistencia para muchas familias, especialmente en el ámbito rural.