El arte: un mecanismo de denuncia a las diferentes etapas de la dictadura argentina

La Jeringa
10 min readMay 10, 2021

Por: Carlos Rafael Fuentes Tamayo

El siglo XX fue sinónimo de crimen y castigo para la región latinoamericana. No fueron suficientes las cruentas centurias anteriores de conquista y colonización por parte de las grandes potencias económicas y militares europeas en el continente. Aquí se desarrollaron numerosos acontecimientos políticos, sociales y culturales que dieron paso a un período histórico relevante.

En esta etapa del pasado siglo cobró protagonismo en la región una categoría o término poco contextualizado hasta aquel entonces, la dictadura[1], aunque, posterior al proceso de independencia en algunas naciones de América, ya se comenzaba a conocer. Este régimen, ante la existencia de diferentes denominaciones relacionadas con ese vocablo, se fue propagando con diversos matices en el continente y en el mundo en general a través de diversas formas: militares, políticas, partido único, personalista, monárquicas. Algunas de esas modalidades adoptaron rasgos neocolonialistas o neoliberales, mientras, otras mostraron un posicionamiento nacionalista, e incluso en ocasiones antimperialista.

Es así que comenzaron a instaurarse regímenes dictatoriales con algunas ideas bien marcadas: poseer la capacidad de sostener políticas de ajustes económicos; revertir las ideologías revolucionarias y antimperialistas; desmontar la redistribución de la renta practicada por los gobiernos populistas; recrudecer la represión sobre los movimientos obreros y campesinos; preparar las condiciones para la creciente entrada de inversiones extranjeras.

Una de las dictaduras que definió el siglo XX fue la de Argentina con Videla entre las figuras principales (1976–1983). Esta, al igual que otros regímenes contemporáneos del área, dotó a las Fuerzas Armadas de un mayor poder institucional, estrechamente vinculado al proceso productivo. Ellas, no solo contuvieron a las fuerzas nacionalistas y revolucionarias de sus respectivos países, sino que abarcaron en mayor medida el diseño y ejecución de las políticas del Estado. Para ello concibieron un aparato burocrático más complejo que el de las dictaduras militares precedentes, lo cual se manifestó en la gestión de empresas llamadas “estratégicas”, que tenían como premisas: el control de obras públicas, la militarización policial, la sustitución de las instituciones judiciales civiles por las militares, entre otros elementos.

Argentina, fue uno de esos países de América Latina que transitó por oscuros años de un fuerte régimen dictatorial, caracterizado en varios capítulos. Uno de ellos fue cuando, en la etapa de 1976 -1983 el país, bajo un período denominado Proceso de Reorganización Nacional[2], vivió en un estado convulso tanto política como militarmente, donde la población que discrepaba de los ideales del gobierno, sufrió una de las represiones más violenta de su historia. Fueron tiempos duros en los que las restricciones y la opresión devinieron en prácticas habituales dentro de la sociedad argentina. El autoritarismo imperante fue una condición básica para la introducción del incipiente modelo neoliberal, cuyos postulados desbordaban el ámbito económico y penetraban las esferas ideológicas y socioculturales de la nación austral.

La figura de Jorge Rafael Videla, en este marco temporal, se vislumbra como la más negativa. Se le reconoce como el artífice del golpe de Estado en 1976 que desencadenó esta dictadura. Además, él llevó a cabo un seguimiento del nuevo orden gubernamental argentino a partir de su propio gobierno instaurado.

I

La fase de investigación, además de aportar información ya conocida sobre esta etapa de la historia y la cultura argentina, contribuyó al conocimiento de particularidades que hasta el día de hoy desconocía y considero importantes para acercarse al tema.

En primer lugar, cómo el arte desde antes de la etapa analizada evidenciaba las atrocidades cometidas por la dictadura en sus diferentes facetas; por otro lado, el desconocimiento de mi parte acerca de la profundidad y sensibilidad en el tema de “Las Madres de la Plaza de Mayo”, pues en mi opinión la lucha iba y aún va, por el rescate de personas jóvenes en aquel entonces, que estaban directamente relacionadas con los acontecimientos de aquellos años.

Sin embargo, reconozco que siempre a la hora de analizar un fenómeno se debe partir de su raíz. Fue así cómo conocí que el gobierno de Videla, entre su política de persecución, ejecución, también secuestraba a los niños, fundamentalmente recién nacidos, para ser entregados a todas esas familias o personas, vinculadas con la dictadura[3], que se vieron afectadas por uno u otro motivo en la concepción de un hijo.

El arte, nunca fue indiferente ante cada uno de los acontecimientos que se iban desarrollando en el país sudamericano. Muchas han sido las modalidades artísticas que han reflejado este triste periodo de la historia de Argentina, visibilizando las profundas huellas de dolor que aún perduran en el imaginario popular de la nación rioplatense.

Con el paso del tiempo los artistas e intelectuales se encargaron de convertir todo ese dolor en una memoria física y viva, para el conocimiento general de todos. En tal sentido, Antonio Berni, Charly García, Diana Dowek, así como algunas acciones culturales, fueron varios de los defensores de la realidad que se vivía en esos años.

Documentos clasificados hallados con posterioridad a la época de la dictadura son testigos de la represión y persecución que vivieron muchos de los artífices de la cultura en Argentina[4]. Entre ellos se encontraban: Julio Cortázar, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Héctor Alterio. Además, algunos de esos archivos hacían contar la explicación que se debía brindar por parte del gobierno imperante a las familias y a la sociedad en general, ante la desaparición de personas en la fecha comprendida entre 1976–1983, que vale destacar se calculan en aproximadamente 30.000 ciudadanos[5].

II

Históricamente el arte ha cumplido diversas funciones, y entre ellas sobresale haber sido un medio de expresión por parte de los artistas. La denuncia y protesta también fue un mecanismo plasmado y desarrollado por estos creadores en muchos de los trabajos en los que se vieron inmiscuidos. Tiempo antes de la dictadura militar de Videla ya se venían dando a conocer obras que representaban el realismo de la época en este país.

Diana Dowek. Paisaje, 1975. Pintura en óleo

La obra “Paisaje” (1975), de Diana Dowek, da una visión del temor y la situación que se estaba generando un año antes del golpe militar. El paisaje se puede entender de diversas formas, pero en este caso está dado por la representación de una situación generalizada en el pueblo, el hostigamiento del gobierno sobre los ciudadanos. La artista intenta que el espectador comprenda lo compleja que era la vida en aquel tiempo, y más para alguien marcado como contestatario o detractor del sistema. En ese entonces, la propia situación interna, te obligaba a pesar del incierto recorrido a estar pendiente en todo momento del camino, ya que siempre había ojos sobre esas personas señaladas. Hasta cierto punto, esta pieza parece la recreación de una historieta policiaca, pero no es más que un capítulo de lo vivido en Argentina.

Antonio Berni (1905–1981), nacido en esta nación, es considerado uno de los artistas plásticos más importantes del continente sudamericano. Introdujo la corriente del surrealismo en el país y durante toda su trayectoria se destacó por abordar en sus piezas un fuerte realismo crítico. La relación y compromiso de Berni con su sociedad era perenne en su discurso visual, donde sobresale una de las obras más significativas de la historia del arte latinoamericano, “Manifestación” (1934), la cual refleja el agobio del pueblo en la década del 30’ del pasado siglo. También vale destacar su serie de Juanito Laguna y Ramona Montiel, con un evidente enfoque social.

Antonio Berni. Acuarela, acrílico y lápiz sobre papel.

En el año 2016 se expuso[6] parte –alrededor de doscientos veintidós- de una serie de cuatrocientos dibujos de Berni, y en varios de ellos quedaban plasmados algunos pasajes históricos de esta época. Cada uno de estos esbozos, tienen en la línea un elemento representativo, ya que ella delimita los contornos y figuras, matizadas en varios casos por diferentes colores, tonalidades estas que llevan consigo el sentimiento y el dolor de un pueblo oprimido, que a su vez se apoya en la expresividad en los rostros de los sujetos dibujados.

Otro apartado negativo en esta etapa que dictatorial, -a pesar de la entrega de la presidencia por parte de Videla a Roberto Viola, que a su vez dio paso a otros gobiernos de transición, hasta llegar al de Galtieri- es el referido a la Guerra de las Malvinas. Este acontecimiento aumentó el descrédito del régimen imperante, hasta su derrota en el poder ante Raúl Alfonsín, en 1983.

Selva Gallegos. Serie: Pinturas blancas sobre la Guerra de las Malvinas, 1983. Pintura industrial sobre madera.

De este combate perteneciente al periodo analizado, surgió la serie “Pinturas blancas sobre la Guerra de las Malvinas” (1983), de la artista Selva Gallegos. La abundancia de blancos y grises en las piezas, no hace más que sumergir al público en un sentimiento de pesar por todo lo perdido y olvidado en esta batalla, en la que la poca claridad en los fondos recreados incita a concentrar la vista en espacios puntuales de las obras, donde quedan recogidos algunos resultados desfavorables de la guerra.

Selva Gallegos. Serie: Pinturas blancas sobre la Guerra de las Malvinas, 1983. Pintura industrial sobre madera.

De esta serie solo queda constancia sobre la existencia de un solo cuadro, que abordaba según palabras de la propia artista (…) el episodio de las cartas perdidas en la nieve (…)[7], en referencia a un pasaje de la guerra.

Varios artistas. El Siluetazo, 1983. Performance.

En medio de las muertes y desapariciones, la denuncia de los artistas rompió el cerco del silencio y la indiferencia. “El Siluetazo” (1983) fue un performance llevado a cabo por un grupo de representantes de las artes. Aquí los manifestantes utilizaban sus cuerpos para delinear las siluetas y así plasmarla en afiches, en alusión a los miles de desaparecidos en la dictadura. Este fue otro de las formas del arte para evidenciar su oposición y hacer conciencia en la población de lo que ocurría.

Esa representación espacial significó una acción visual con un matiz político y participativo, donde las víctimas de este genocidio adoptaban una presencia física en el lugar para enriquecer el valor artístico y social de la actividad desarrollada. Varias instantáneas, cumpliendo el rol de memoria viva de lo acontecido, hicieron posible que ese hecho sea visible en la actualidad.

Norberto Gómez. Alambres, 1984.

“Alambres” (1984), pieza de Norberto Gómez, por muy lineal que parezca su lectura y análisis, va un poco más allá de lo representativo. Aquí la historia, a manera de denuncia, se presenta a partir del objeto definido. Los alambres forman parte de un grupo de instrumentos de tortura que Norberto desarrolló sobre óleo para dar a conocer un fragmento del dolor padecido por el pueblo argentino que fue perseguido.

La fotografía, desde el arte, también tuvo participación en los relatos de la época. Gustavo Germano divulgó un archivo donde quedaban recogidas algunas de las ausencias sufridas por diferentes familias argentinas en un intervalo de treinta años desde el fin de la dictadura y la primera parte del siglo XXI. Este trabajo lo tituló “Ausencia”

Gustavo Germano. Ausencia.

El artista intentó contraponer dos imágenes por grupo familiar (antes-después): en una primera, se mostraba la felicidad y cómo los miembros de cada fotografía se encontraban unidos; la segunda, buscaba recrear la misma escena de la fotografía antecesora, pero en este caso con la particularidad de la falta o ausencia de uno de los integrantes.

III

Estos han sido algunos de los ejemplos que evidencian cómo el arte tomó un protagonismo esencial en la denuncia de las atrocidades desarrolladas por aquel régimen en la historia de Argentina. Cuando varias televisoras estatales y privadas del país, y del mundo en general guardaban silencio, los artistas convirtieron ese mutismo en disimiles muestras creativas que decían mucho más de lo que se contaba en el ámbito nacional e internacional.

Sin embargo, el arte no pudo reparar el daño realizado por el gobierno de aquel entonces, pero fue y ha sido una plataforma o bálsamo para contar la verdad de un país en un momento histórico sin precedentes en su evolución como nación soberana.

[1] Definición de la RAE: Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales.

[2] Dictadura cívico-militar

[3] Dictadura militar argentina — ¿Qué fue?, causas y consecuencias, en https://enciclopediadehistoria.com

[4] Las “artísticas” listas negras de la dictadura argentina, en https://elpais.com

[5] Ídem (4).

[6] Exposición en el Museo de Arte Moderno, en Buenos Aires.

[7] Figuras (in)visibilizadas. En torno a una serie de pinturas producidas en Córdoba sobre la guerra de Malvinas, en https://journals.openedition.org

Bibliografía

Arte, memoria y derechos humanos en Argentina, en https://journals.openedition.org

Dibujos inéditos sobre la dictadura argentina desvelan al Antonio Berni más comprometido, en https://elpaís.com

Dictadura/ Definición, en https://dle.rae.es

Dictadura militar argentina — ¿Qué fue?, causas y consecuencias, en https://enciclopediadehistoria.com

Figuras (in)visibilizadas. En torno a una serie de pinturas producidas en Córdoba sobre la guerra de Malvinas, en https://journals.openedition.org

Las “artísticas” listas negras de la dictadura argentina, en https://elpais.com

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