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Weimaraner

La historia del Weimariano comienza con el Gran Duque Carl August y los nobles de la corte de Weimar. En el siglo XIII, Luis IX de Francia, regresando de una cruzada al norte de África, llevó consigo ejemplares del que después se lo llamó el perro gris de Saint Louis, muy utilizado en Francia para el rastreo y captura de piezas en los bosques. Esta raza no convivía con los otros perros, vivía con sus cuidadores, lo cual puede explicar la unión con hombre y la necesidad de estar en familia de los Weimaraners actuales. En el siglo XV, otros perros grises fueron llevados a Europa desde Asia.


A fines del siglo diecinueve, el Weimaraner era el rey de los perros de caza, era un perro tímido y un tanto temeroso, que debía ser tratado bien y con dulzura, hablándole en tono bajo. En 1882 el Braco de Weimar era ya una raza bien conocida y afirmada gracias a su versatilidad, y era usado por los cazadores profesionales y guardias forestales.


Durante muchos años se hicieron suposiciones del origen de esta raza, evaluando que fueron el resultado de cruzas con Kurzhaar, Bloodhound, Pointer y hasta una mutación genética del Kurzhaar. Hoy el origen es más claro, gracias a los estudios de los apasionados de esta raza, a pinturas de la época y al estudio de la genética del color. La exportación después de la Segunda Guerra Mundial, explica el boom en Estados Unidos de la raza. Hoy los conocemos como los fantasmas de plata o fantasmas grises gracias a los soldados americanos que los veían pasar moviéndose elegantemente por los campos alemanes.

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