El gran trauma que me creó el final de ‘David, el gnomo’

ALCALÁ DE HENARES, ESPAÑA - FEBRERO 2021: Figuritas de David el Gnomo en la exposición Cultura Audiovisual en los años 80 el 25 de febrero de 2021 en Alcala de Henares, Madrid, España. (Foto por Cristina Arias/Portada/Getty Images)
ALCALÁ DE HENARES, ESPAÑA - FEBRERO 2021: Figuritas de David el Gnomo en la exposición Cultura Audiovisual en los años 80 el 25 de febrero de 2021 en Alcala de Henares, Madrid, España. (Foto por Cristina Arias/Portada/Getty Images)

El mundo de la animación española se ha vestido de luto esta semana. El lunes conocíamos la defunción de Claudio Biern Boyd, al que muchos apodaban como el Walt Disney español. Y es que él fue el creador de la productora audiovisual BRB Internacional, sin la cual la infancia de muchos de los que ya peinan canas no tendría sentido. Y es que Claudio fue el padre de series como La vuelta al mundo de Willy Fog, Dartacán y los tres mosqueperros o David el Gnomo, entre tantas otras. Con esta última serie he de decir que tengo una relación bastante especial, pues la adoración que le tuve de pequeño nunca se terminó de ir. Y creo que todo viene por el trauma que me creó su conocido final.

A menudo se dice que Disney crea traumas entre sus espectadores más pequeños. Porque en sus largometrajes más conocidos hemos visto morir al padre de Bambi, a Mufasa, casi mueren Blancanieves o la Princesa Aurora si un príncipe salvador no intervienen, y no digamos ese momento en el que el pequeño Dumbo visita a su madre en la cárcel. Pero ojo, que nuestro Disney ibérico, que en paz descanse, no se quedó atrás.

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David el Gnomo se estrenó en 1985 y contaba las andanzas de un médico llamado David y su esposa Lisa. Ya son mayores, han tenido dos hijos que les han dado nietos, y de vez en cuando reciben su visita. Sin embargo, David no conoce eso de la jubilación, y se dedica a trabajar en su oficio sin descanso, yendo a cualquier parte del mundo en el que le reclamen, ya sea porque un gnomo está enfermo o porque un animal ha quedado atrapado en alguna trampa y él tiene que intervenir para rescatarlo.

Capítulo a capítulo íbamos conociendo más el carisma y la valentía de David y de Lisa, los acompañábamos en sus viajes, los seguíamos en la intimidad de su hogar (en las raíces de un árbol). Los veíamos hasta en situaciones de intimidad como la hora del baño o el momento en el que ella da el pecho a sus mellizos. Escena esta última, por cierto, que fue censurada en Estados Unidos, donde también se quejaron de lo grandes que eran los pechos de la gnoma.

Y en esto que, tras 25 capítulos en los que David nos había tomado de la mano, nos llevan hasta el capítulo titulado La montaña del más allá. En él, David y Lisa cumplen 400 años, y asumen que ha llegado el momento de morir, básicamente. Todo el capítulo es un auténtico drama, con la pareja despidiéndose de su vida, de amigos como el zorro Swift. Lisa se seca las lágrimas, y dice a David y al espectador “todo tiene su fin”. La vida, la serie en sí.

La trama de este capítulo 26 consiste, básicamente, en acompañar a David y a Lisa a unas lejanas montañas para dejar de existir tal y como los conocemos para convertirse en árboles. Por si no fuera suficiente la pena de acompañarlos, se suma al camino un amigo común, que no ha formado una familia y no tiene con quién hacer el viaje. Una metáfora de la soledad de los ancianos que puede considerarse de lo más vigente. En los últimos minutos, los vemos al fin morir y pasar a ser unos frondosos árboles, y fin. Acabó David el Gnomo.

En casa siempre han contado cómo lloré de pequeño con este capítulo. No sé si entendía el concepto de la muerte y de que David y Lisa se habían ido, si comprendía que era el final de la serie o si simplemente me pegaron esa tristeza que ambos transmitían desde que el capítulo empieza. Normalmente, me grababan David el Gnomo en nuestro arcaico vídeo de sistema BETA, para volver a ver el capítulo. Este lo vi más veces de lo normal, pedía que lo pusieran de nuevo, como si esperase que esta vez no se muriesen. Algo así como cuando siendo más mayor ves una segunda o tercera vez Mi chica y le ruegas al personaje de Macalau Culkin que deje el avispero en paz, o le pides a Rose que le haga un poco de hueco a Jack en la tabla de Titanic.

¿Puede que yo fuese un niño demasiado sensible? Quizá. Pero es que nos plantaron una muerte ahí, a lo loco, sin anestesia. Recordemos, por ejemplo, que cuando Chanquete murió en Verano Azul la prensa ya hizo spoiler de su defunción, pero de forma premeditada. La actriz María Garralón, Julia en Verano Azul, contó una vez que los psicólogos recomendaron al equipo de la serie contar la muerte del pescador, porque “podía ser un impacto tan grande para los niños que había que avisarles”. Y tanto que sí. Ya podían haber aplicado este mismo concepto al médico de los gnomos.

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