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Tamara de Lempicka, la reina del Art Déco, en El Palacio de Gaviria

01 / 11 / 2018

El Palacio de Gaviria de Madrid acoge, hasta el 24 de febrero de 2019, una exposición retrospectiva dedicada a la figura de la artista polaca Tamara Lempicka. La selección incluye en torno a 200 piezas procedentes de más de 40 colecciones privadas, museos y prestadores. 

La exposición “Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco» presenta una contextualización de la trayectoria artística de Lempicka a través de una puesta en escena inmersiva, en la cual sus obras están colocadas en ambientes decorados con reconocibles objetos déco. Así se constituye un recorrido en el que las pinturas dialogan con muebles, biombos, lámparas, jarrones, vidrieras, fotografías y grabaciones de época.

La labor de su comisaria, Gioia Mori, ha contribuido a arrojar luz sobre la gran dimensión artística de Lempicka y a reconstruir los aspectos más desconocidos de su biografía.

Tamara de Lempicka (Varsovia, 1898 – México, 1980)

El amor por el arte de Maria Gurwik-Górska (su verdadero nombre) comenzó a temprana edad. Cuando era niña, pasó un verano en Italia con su abuela, quien inspiró su amor por los grandes pintores renacentistas italianos. Tras la separación de sus padres, se fue a vivir con una adinerada tía en Rusia. Fue durante este tiempo que Lempicka estuvo expuesta a la lujosa vida de la nobleza y conoció a su futuro esposo, Tadeusz Lempicki.

Poco después de su matrimonio, comenzó la Revolución Rusa y Lempicka se mudó de San Petersburgo a París. Fue allí, en el apogeo del post-cubismo, donde comenzó su formación artística formal bajo la influencia de los pintores franceses Maurice Denis y André Lhote. Sus elegantes y modernos retratos enseguida tomaron fama entre la alta sociedad parisina.

Autorretrato en Bugatti Verde. Inspirado en la trágica muerte de la bailarina Isadora Duncan, que falleció al engancharse su fular en las ruedas del coche.

A los 20 años, Lempicka aprovechó su entorno grandioso y decorativo y llegó a producir obras únicas, en las que utilizó una mezcla de estilos neoclásico y cubista. Su afinidad por el lujo también la llevó a fijarse en los retratos de artistas, estrellas y aristócratas, que junto con su considerable encanto y estilo de vida exótico, iluminaron el mundo del arte y los círculos sociales de la época.

En el verano de 1932, la artista realizó una larga estancia en España, con un viaje que la llevó a Málaga, Sevilla, Córdoba, Toledo y Madrid.

Tamara de Lempicka y Salvador Dalí, en Nueva York, 1941.

El inicio de la Segunda Guerra Mundial la llevó a trasladarse a América. Nueva York la recibió con los brazos abiertos y enseguida empezó a exponer en las mejores galerías de arte. Hollywood adoraba su glamour y sus grandes fiestas.

Falleció en Cuernavaca (México) en 1980. Quiso que esparcieran sus cenizas en el volcán Popocatépetl.

«Muchacha con guantes». Una de sus mujeres sofisticadas y etéreas que transmiten todo el lujo de la alta sociedad de entreguerras.

“Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco»

Tamara de Lempicka fue pionera en desarrollar el movimiento más característico de la época: el art déco, que alcanzó su mayor apogeo entre 1925 y 1935, pero que hunde sus raíces en movimientos anteriores como el cubismo y el futurismo, así como en la influencia de la Bauhaus.

“Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco” establece un recorrido por la evolución de la artista a través de 10 secciones a lo largo de las salas del Palacio de Gaviria. Además, constituye en cierta manera su vuelta a España después de un épico viaje que la artista realizó hace ochenta y seis a nuestro país y que tuvo gran calado en su obra y en el mundo artístico de la época.

La exposición incluye trajes y sombreros de sus modistas y diseñadores favoritos: Descat, Schiaparelli, Vionnet o Patou, procedentes de colecciones privadas y museos, como la Galleria del Costume de Palazzo Pitti de Florencia y el Museo del Traje de Madrid, así como varios zapatos del Museo Salvatore Ferragamo.

Tamara de Lempicka y la Moda

Otro signo de la modernidad de Lempicka fue la relación que tuvo con la moda, un sector tan relevante para la época que llegó a tener una sección especial en el Salon d’Automne.

Así, el mundo de la moda marcó los comienzos artísticos de Lempicka, cuyos primeros trabajos fueron como ilustradora para revistas femeninas como el magazine Femina, del que la exposición incluye un ejemplar original de 1921 ilustrado por la artista.

«Las confidencias» de 1928
«La bufanda azul» de 1930.

Además se exponen bocetos y figurines originales, así como las obras maestras, como «Las confidencias» de 1928 y «La bufanda azul» de 1930. Obras que, sin duda, que documentan este ávido interés de Lempicka por las tendencias y la estética.

Siempre alerta para posicionarse como “la mujer más elegante de París” e inspirándose en Greta Garbo, eligió con cuidado a los fotógrafos que la retrataron como Lorelle, D’Ora, Maywald o desde Thérèse Bonney –de quien se incluyen en la exposición algunas instantáneas inéditas– todos ellos fotógrafos de las estrellas del cine.

«La hermosa Rafaela», de 1927.

Las amazonas

“Las amazonas” era el nombre con el que se denominaba, a principios del siglo XX, a las mujeres homosexuales. Tamara de Lempicka nunca ocultó sus amores femeninos, en una época en que la cultura afrontó el tema de un modo relativamente desinhibido.

Esta sección de la exposición incluye también un gran número de desnudos realizados por la artista, en los que se puede ver la evolución de su estética pictórica. Sus desnudos de principios de los años veinte denotan un claro estudio del arte antiguo, para luego evolucionar en la segunda mitad de la década para trasladar reflexiones sobre los juegos de luces y sombras propios de los estudios fotográficos, algo que resulta evidente en el retrato «La hermosa Rafaela», de 1927.

Naturaleza muerta

Otro de los temas predilectos de Lempicka fue el bodegón compuesto por flores, del que se convertirá, sobre todo desde los años treinta, en una ejecutora virtuosísima.

Las naturalezas muertas de Lempicka se distinguen por la sobriedad compositiva y por un punto de vista cromático muy personal, donde el gusto art déco es indudable.

Esta sección se completa con varias piezas de Alfredo Ravasco (Génova, 1873 – Ghiffa, 1958), uno de los escultor más destacados del periodo art déco, representativo del ideal de orfebre moderno.

Tamara de Lempicka
Retrato de Miss Poum Rachou. Su hija Marie Christine, a la que cariñosamente llamaba Kizette, fue una de sus recurrentes modelos.

Madres e hijos

Kizette Lempicka (fruto del matrimonio entre la artista y Tadeusz Lempicki) nació en 1916 y ya desde muy pequeña sirvió de modelo a su madre, que la retrató varias ocasiones.

En la exposición se incluye un retrato de la niña realizado en 1924, pero Kizette seguiría ejerciendo de modelo a su madre en la edad adulta, con retratos como el que se podrá admirar en el Palacio de Gaviria, que data de 1954.

Alfonso XIII, por Tamara de Lempicka

Alfonso XIII

Cuando Alfonso XIII murió en el exilio en Roma, en febrero de 1941, Lempicka ya se había mudado a Estados Unidos y estaba a punto de inaugurar una importante exposición individual en la Julien Levy Gallery de Nueva York.

Los periódicos publicaban todos los días entrevistas suyas y, en cada ocasión, relataba con énfasis que había coincidido con el rey español, quien le había concedido algunas sesiones de pose en los años treinta durante su exilio italiano impactado por su ironía y locuacidad incontenible.

Este retrato nunca había salido a la luz pública.

Las visiones amorosas

Uno de los rasgos que hicieron que Lempicka se convirtiera en el icono de una modernidad transgresora y precursora es su manifiesta bisexualidad y el amor por algunas mujeres que dieron origen a sus grandes obras maestras.

Son aquellas pinturas que ella llamaba «visions amoureuses» y que cierran el recorrido de la exposición.

Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco
Palacio de Gaviria
Calle del Arenal, 9
www.tamaradelempicka.es

Texto: Marta Sanz
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