Díganle al pingüino

No es fácil ser un pingüino, y menos de peluche. En el supermercado, en el cine, en la heladería, la gente hace como que no mira, pero yo sé que apenas me doy vuelta…miran. Miran y piensan: “Pobrecito, es un pingüino de peluche”. En fin, lo peor es que pasan cosas como ésta que me está pasando ahora. Alguien dijo: “Che, Lazertopia está medio quieto, que alguien suba algo”, y todos hicieron como que estaban muy concentrados en la pantalla haciendo la Lazer que viene (pero en realidad estaban jugando al buscaminas). Entonces otro dijo: “Díganle al pingüino que se está tocando con Internet”. ¡Mentira! Estaba documentándome para un nota que quiero escribir. Se titula “Zoofilia softcore e impacto ambiental” (todavía tengo que charlarlo con los jefes de redacción, apenas un trámite). Pero, claro, ¿qué credibilidad puedo tener siendo un pingüino de peluche? Y bueno… ya que estaba en Internet me puse a buscar algo que valiera la pena mostrarles y encontré, de pura casualidad, las webs de dos artistas de la casa donde van a encontrar cómics y dibujos buenísimos, porque estos pibes son buenísimos.

Ésta es la de Agustín Dib, coautor de Mar del Plata.
Y ésta es la de Luciano Vecchio, coautor de Real Clohe.

Y también encontré ésta donde un montón de otros historietistas (que no son de la casa pero que también son buenísimos, nobleza obliga) postean todos los días, por turnos, tiras donde nos cuentan sus vidas. Esto para que después no salten los sancoritos (¡Rogelio a la Real Academia, ya!) diciendo que Pepe Artigas es un mero títere de la publicidad institucional encubierta.
Será hasta la próxima, o no será nada.